EL VESTUARIO

Almudena Cid recuerda entre lágrimas las zancadillas que recibió al final de su carrera: "Como la cague les doy la razón"

La ex gimnasta revive sus dos últimos ciclos olímpicos donde tuvo que lidiar con un infierno físico y mental para poder cumplir sus objetivos.

Almudena Cid, en un ejercicio durante los JJOO de Pekín, en 2008 /Getty Images
Almudena Cid, en un ejercicio durante los JJOO de Pekín, en 2008 Getty Images
Equipo Relevo

Equipo Relevo

Todo aficionado a la gimnasia rítmica recuerda aquel verano de 2008 cuando Almudena Cid pintaba un corazón imaginario sobre el tapiz de Pekín que besaba tras realizar con la cinta el último ejercicio olímpico de su carrera. Paloma del Río se deshacía en elogios hacia ella en TVE mientras Almudena esperaba su nota, miraba a la cámara y enseñaba un diseño en la cinta donde aparecían sus cuatro ciclos olímpicos en homenaje a su propia carrera. Su sonrisa se dibujaba de oreja a oreja pero, como ocurre muchas veces en la vida, su rostro no representaba el calvario oculto que había detrás del final feliz. Muy pocos sabíamos entonces que, en su camino a Atenas y a Pekín, a Almudena le habían declarado la guerra, ni que la propia Almudena tuvo que lanzar un órdago y amenazar con que todo saltara por los aires para defender su participación en dos JJOO. De hecho, nos hemos enterado gracias a su charla con Quique Peinado en la última entrega de 'El Vestuario' de Relevo, donde ha roto a llorar recordando uno de los pasajes más dolorosos de su carrera deportiva. A continuación transcribimos un pequeño pasaje de toda la conversación donde describe con detalle todo lo que tuvo que aguantar.

Puedes ver aquí la entrevista completa de Quique Peinado a Almudena Cid en 'El Vestuario'

Tus famosas cuatro finales olímpicas consecutivas te llevan como gimnasta profesional hasta los 28 años, que es una cifra que rompió con todo, pero dices que tus últimos años de gimnasta no fueron cómodos para las estructuras de tu deporte, tuviste muchos problemas. ¿Qué ocurrió ahí?«

Pues mira, del año 2000 al 2004 yo decido entrenar con mi entrenadora en Cataluña porque le ofrecen el puesto de seleccionadora allí. Cuando terminaron los Juegos Olímpicos de Sídney yo había competido con el menisco roto, me tuve que operar porque me lo rompí seis meses antes y cuando terminé me operé y hubo un vacío de poder, no había presidente, no hubo una transición fluida, no había entrenadora, casi todas lo dejaron, solo sobreviví yo y otra compañera, entonces nos fuimos a nuestros clubes. Cuatro meses después me llamó la seleccionadora nueva y me dijo que tenía que volver y dije: "Perdón, pero llevo sobreviviendo a todo sin ninguna llamada de nada, yo ahora no me muevo de aquí". Entonces yo lo veía normal porque era un deporte individual, ¿yo por qué tengo que estar en un régimen donde esa entrenadora que llega no me conoce mientras que la otra me conoce desde que soy pequeña y sabe mi sistema de trabajo? "O vienes o te atienes a las consecuencias", me dijeron. Luego de cara a los Juegos de Atenas me hicieron pelear con una compañera, que me da mucha pena, porque al final las dos estábamos sobreviviendo como podíamos a un sistema clasificatorio de cuatro competiciones internas y cuatro externas. Las internas las empatábamos, las externas las gané y tuve que llamar yo a los medios de comunicación para que lo hicieran público porque a mí nadie me estaba dando las garantías de que tendría la plaza. Al final la conseguí, pero un mes antes me rajé la fascia del pie, alguien me vio con muletas en el CAR, pegó un chivatazo y convocaron un control para que volvieran a medirme, cuando ya había conseguido mi plaza. Llamé al Consejo Superior de Deportes y dije: "Voy a la prensa" y entonces lo pararon porque el sistema clasificatorio era ese. Fue muy duro y luego vete a los Juegos de Atenas y hazlo bien, hazlo bien porque después del periplo que has vivido que casi nadie sabe, que lo saben ahora que lo cuento así tranquilamente, dices: "Joder, como la cague les doy la razón". Pero yo estaba muy convencida de mi trabajo, de hecho yo me recuperé de la fascia en tiempo récord, yo visualizaba todas las noches que los tejidos se juntaban y empecé a hacer todo trabajo en la parte de arriba, y cuando me quitaron las muletas me puse de pie y no había perdido nada, es más, había descansado de la exigencia de cumplir el plano, con lo cual estaba hasta descansada mentalmente. Hice la competición de mi vida y pensé: "Esto es justicia". Me acuerdo que abuchearon mi nota de pelota porque fue muy baja, y yo decía al público: "Tranquilos, tranquilos", porque para mí haber hecho bien el ejercicio era suficiente después de lo que había pasado.

¿Y en Pekín?

Pues para los Juegos de Pekín la seleccionadora intentó echarme, porque me hice una fractura de estrés en el pie, me obligaron a competir en el Campeonato de España para poder ir al Mundial y como competí con la fractura sin curar me la volví a romper. Entonces me metí en un programa de patinaje sobre hielo ('Desafío bajo cero' en Telecinco) y lo gané. Luego ya tenía a la prensa otra vez y dije: "Volvemos a la batalla", y entonces (en la Federación) dijeron: "No, no, no, ¿qué hay que hacer? " Y yo: "Dejadme trabajar en paz, trabajar, si hay una mejor que yo que vaya, pero por favor dejadme". Entonces ya fui a Pekín, conseguí otra vez el diploma, pero luego tuve unas consecuencias de aquel esfuerzo psicológico que… aquella mirada al tapiz desde la línea roja era como…

Y te sigue doliendo hoy, ¿no?

Sí (Almudena rompe a llorar)

Hace muchos años eso, hace 15 años de eso

Porque pienso no es personal, no es personal, no es personal, pero hostia, ¿tan difícil era escuchar? Luego dicen que soy referente para las niñas y quiero hablar de esto, yo sé que hablar de esto a la que esté en la élite le ayuda, para poner límites, aunque yo los puse, que los puse y paraba las cosas, pero luego tuve unas consecuencias muy catastróficas, porque aprendí que todo se podía conseguir con sacrificio, pero creo que hay que saber que hay cosas que no merecen la pena. Y luego entiendes que el objetivo lo cumples, al final lo cumples, pero no quiero pensar que para conseguir las cosas en mi vida tenga que estar sufriendo, porque la consecuencia de eso sigue, aunque esté sanado. Ahora lloro porque conecto mucho con la emoción de aquel momento. Luego yo me voy a mi casa y estoy bien, pero conecto mucho con el dolor. Y quizás por eso soy actriz también. Porque sé conectar como si fuese hoy. O sea, ayer-hoy.

¿Por qué la alta competición no es sana?

Porque llevas el cuerpo a un límite que no es ni medio normal, acabas por tu ambición de no tirar por tierra tanto esfuerzo en un momento dado, pero sales con un pie infiltrado, dormido, roto... llegas a hacer cosas que en una vida normal no harías, entonces por eso somos tan atractivos para las empresas. Cuando digo que contraten a deportistas ya no es porque sean buenos en esa ejecución, es también por su implicación, su alto nivel de compromiso, su extra que sabe dar en un momento dado cuando te lo piden, porque lo tenemos como integrado, que luego es muy peligroso, porque yo una de las cosas que he tenido que manejar es diferenciar entre esfuerzo y sacrificio.

¿Y qué te motiva? ¿Te motiva ganar o qué te motiva para llevar las cosas tan al límite?

Bueno, en mi deporte tienes que intentar rozar la perfección, no se trata de ganar a la otra, sino hacer tu mejor ejercicio, trasladar el mejor entrenamiento a la competición, que es lo más difícil y luego está supeditada a un jurado. En algunos deportes el dopaje es la trampa y en nuestro deporte me atrevo a decir que es la parte del jurado, que son quienes deciden y no muchas veces coincidimos en el criterio y en la manera en que se hacen, de hecho hay reclamaciones en competición y se cambian las notas, si no existiese eso estaríamos todos contentos, pero si existe es porque pasa. Entonces, a mí me llevaba a hacer gimnasia para el público, yo creo que por eso ahora soy actriz, porque me gusta contar historias, me gusta de alguna forma cambiar algo que tenemos como preestablecido.