BÁDMINTON

Carolina Marín no puede con su bestia negra y cae en la final del Open de Dinamarca

La jugadora onubense pierde en Odense ante la china Yu Fei Chen, vigente campeona olímpica de bádminton.

Carolina Marín durante el Open de Dinamarca 2023./EFE
Carolina Marín durante el Open de Dinamarca 2023. EFE
Daniel Arribas

Daniel Arribas

En Dinamarca, país indispensable para relatar la historia del bádminton español, Carolina Marín regresaba al lugar en el que conquistó en 2014 su primer Campeonato del Mundo, pero también a las tierras en las que hace tan solo dos meses, en pleno reencuentro con su mejor versión, se quedó con la miel en los labios y perdió la oportunidad de sumar el cuarto cetro mundial de su carrera.

Buscaba allí la onubense su tercer título de la temporada tras ganar el Masters de Orleans y los Juegos Europeos de Cracovia, pero en la final del Open de Dinamarca, duelo de excepción entre las dos últimas campeonas olímpicas, Yu Fei Chen no ha dejado opción alguna a la española (21-14, 21-19). La china, número tres del mundo y campeona en Tokio 2020 doblegó en 52 minutos a Marín, sexta del ranking mundial y oro en los Juegos de Rio 2016.

Ambas se conocían a la perfección, pues hasta este domingo se habían enfrentado en siete ocasiones con un balance mínimamente favorable para la asiática (4-3). Eso sí, Marín había hincado la rodilla en los tres últimos choques, incluyendo la final del Open de Indonesia disputada el pasado mes de junio, y no superaba a Chen desde enero de 2019.

Pesó, quizá en exceso, esa sensación de medirse ante una suerte de bestia negra. A un muro infranqueable. "No soy una tigresa, soy una loba", advertía Marín esta semana, preguntada por el espíritu de sacrificio mostrado hacia su sexta final de la temporada. "Estoy orgullosa de mí, porque el camino no es fácil. Estoy demostrando mucha concentración, mucha determinación y muchas ganas".

No pareció faltar nada en la finalísima de Odense, al menos en apariencia. El único achaque posible, la falta de precisión ante una Chen que parecía intratable en los velocísimos intercambios cerca de la red. "Busca el volante, no lo esperes", escuchaba la española desde su banquillo. "El resultado da igual, piensa en el siguiente punto; solo estás luchando contra ti misma".

Pese a las indicaciones, la balanza se fue decantando gradualmente del lado oriental y el buen arranque de Marín pronto quedó evaporado por los derechazos de Chen, que se llevó el primer set por 21-14. En el segundo, con la española algo más cabizbaja, mostrando abiertamente las primeras dudas de la final, la asiática, cinco años más joven, se hizo grande y no dejó escapar el partido pese a la igualdad final: 21-19.

Subcampeonato para Marín, otra medalla más a sus 30 años, y sensaciones positivas pese a la derrota. La semana en Dinamarca, unida a lo vivido en el presente curso, plagado de finales y sensaciones nuevamente encontradas, ha de servir para recobrar la confianza y pensar en París. Allí estará, en los Juegos Olímpicos, el gran objetivo de 2024.