La conversación que recuperó el espíritu de loba de Carolina Marín: "Me he atrevido"

Carolina Marín ha recuperado el espíritu que la llevó a convertirse en la mejor jugadora de bádminton del mundo.Un traje del que sólo las lesiones consiguieron despojarla y que ahora quiere volver a enfundarse. La onubense lleva tiempo trabajando a destajo para recuperar esa corona, pero primero sus rodillas y luego sus propios miedos la habían impedido ser ella misma en la pista.

Hoy algo ha cambiado. Carolina ha conseguido hacer el 'click' mental que necesitaba para recuperar esa mentalidad que la llevó a lo más alto. Ese espíritu guerrero que la llevaba a pelear cada punto y, sobre todo, a arriesgar, a ser ella misma en la pista. No lo había conseguido en los torneos anteriores y lo logró en el All England, el Wimbledon del bádminton y que la onubense ha conquistado por segunda vez en su carrera.

¿Cómo se produjo este cambio? Una vez más Fernando Rivas, su entrenador, y una conversación con él tuvieron la culpa. "Tuve una conversación con Fernando a principios de semana en la que lo que proponíamos era dejar las inseguridades y los miedos fuera, arriesgar y jugar a lo que yo sé jugar", ha reconocido la propia Carolina Marín en una entrevista concedida a Radio Marca."Fue una conversación muy dura, que sólo sabemos Fernando y yo, que somos los que hemos vivido todo. En lo que me he centrado es en lo que habíamos propuesto del plan de juego, esa parte mental de que vuelva a salir lo que yo soy, esa loba en la pista".

Esa charla con Rivas, el preparador que ha sabido sacar lo mejor de Carolina en todo momento y uno de los responsables de que la andaluza creyese en sí misma a pesar de las lesiones, desembocó en el triunfo en Birmingham y en unas lágrimas que encerraban mucho en ellas. "Ha sido una semana muy dura, por eso esas lágrimas es porque a pesar de que ha sido una semana dura, me he demostrado a mi misma que si estoy centrada en las cosas que quiero mejorar, se ha cumplido. Fueron lágrimas de emoción", confesaba Marín, que también apuntaba a la presencia de su madre en la grada, que tampoco pudo contener el llanto. " Las de mi madre, imagínate. Ella sabe todo lo que hay detrás, ha estado conmigo en todos los momentos malos, sabe cómo estuve la semana pasada en París… Sabe muchas cosas y lo sufre".

Para Carolina, Birmingham ha supuesto un bálsamo. Especialmente tras la dolorosa derrota hace siete días ante Zhang en el Abierto de París. Un traspiés inesperado por cómo llegaba físicamente y en cuanto a nivel de juego.

"Caer en París fue muy duro. Tenía tantas cosas positivas que no llegué a entender porqué pasó eso. Iba muy bien físicamente, igual que esta semana. Mentalmente estaba en el proceso de comprender muchas cosas. Viajó incluso mi psicóloga conmigo, que no es normal que pasé… No llegué a entenderlo", asegura la jugadora que ha conseguido dejar atrás esa inseguridad en Birmingham. "Luego analizándolo, más calmada, ves que hay miedos, inseguridades, sale todo y no eres capaz de darle le vuelta. Por fin esta semana, después de la conversación con Fernando, esos miedos los he dejado a puerta cerrada y salir a hacer las cosas, a atreverme. Y así lo he hecho".

Hay un momento en el torneo londindense que sirve para explicar este cambio en la mentalidad de Carolina Marín. Ya en la final, la onubense se ve con 20-17 en contra en la primera manga ante Yamaguchi. Carolina se terminaría imponiendo 24-26. "La remontada a nivel mental no ha venido mal. Lo importante en ese momento era pensar en un volante más. Normalizar los puntos y no darle emoción a los errores para que no me afectaran, para no ponerme yo en estado negativo que es lo que me venía pasando este tiempo atrás. Eso ha sido una gran mejora esta semana y es una de las cosas con las que me quiero quedar. Me he demostrado a mí misma que si estoy enfocada en los objetivos que me propongo, es el camino a seguir. He demostrado que puedo".