OPINIÓN

El deporte español las necesita ya: la hora de las presidentas

Ángela Pumariega (38), oro en Londres 2012 en vela y vicealcaldesa de Gijón, en el evento 'El Relevo Olímpico' celebrado en el COE el pasado 14 de junio. /RAFA APARICIO / RELEVO
Ángela Pumariega (38), oro en Londres 2012 en vela y vicealcaldesa de Gijón, en el evento 'El Relevo Olímpico' celebrado en el COE el pasado 14 de junio. RAFA APARICIO / RELEVO

No es una cuestión de cuotas, sino de inteligencia, intuición y capacidad. Es inconcebible que el deporte español sólo tenga, a día de hoy, una presidenta de federación olímpica: Asunción Loriente en remo. Una mujer que además navega contracorriente con mociones de censura maquinadas por algunos actores de dudosos valores, anclados en el feudalismo.

El miércoles 14 de junio en Madrid, en la sede del COE, Relevo reunió a algunas de las deportistas olímpicas más brillantes del pasado (Isabel Fernández, oro en judo en Sídney 2000; Ángela Pumariega, oro en vela en Londres 2012, hoy vicealcaldesa de Gijón; Jennifer Pareja, plata en waterpolo en 2012, actual directora general de ADO; Brigitte Yagüe, plata en taekwondo en 2012), del presente (Adriana Cerezo, plata en taekwondo en Tokio 2020) y del futuro (Elia Canales, tiro con arco; Ana 'Furia' Ortega, breakdance; Leslie Romero, escalada). Cada una de las intervenciones cautivó al auditorio. Una energía femenina que debería comenzar a emanar de los despachos cuanto antes.

Asunción Loriente, presidenta de la Real Federación Española de Remo.  FEDEREMO.ORG
Asunción Loriente, presidenta de la Real Federación Española de Remo. FEDEREMO.ORG

Se acaban el tiempo y las excusas para todos: periodistas, aficionados, patrocinadores y, por supuesto, instituciones. El deporte femenino es mucho más que la polémica de las '15' de la Selección de fútbol o un tuit de la Queen's League, reducto pasajero de los mercaderes que anteayer hablaban del blockchain, hoy de Arabia Saudí y mañana del próximo fogón en el que huelan el dinero.

El deporte femenino español, en las pistas, en las piscinas, en los pabellones... lleva muchas décadas de méritos ninguneados por todos. Está claro que no basta con las gestas de nuestras estrellas. Se necesitan referentes femeninos en la administración, que impulsen nuevas políticas desde los máximos cargos. El problema es estructural. Y todo empieza por la gestión de las federaciones, monopolizada por los varones de corte clásico.

Hay perfiles que podrían llevar la batuta de una Federación o del Consejo Superior de Deportes y dejar huella con su aportación. Entre los más experimentados está Ana Muñoz, exvicepresidenta de la RFEF. Entre los perfiles de exdeportistas, el mundo del baloncesto da por segura la llegada de Elisa Aguilar, tras el salto de Jorge Garbajosa a la presidencia de FIBA Europa. El atletismo especula con el sucesor de Raúl Chapado, en caso de recalar en la vicepresidencia de World Athletics, y alguno se atreve a deslizar el nombre de Ruth Beitia, que goza del beneplácito del actual mandatario. Poner a mujeres en las quinielas ya es un avance, pero no es suficiente.

El Comité Olímpico Español, con Alejandro Blanco al frente, ha sabido evolucionar en este aspecto. El nombramiento en octubre de 2017 de Victoria Cabezas como secretaria general de la institución supuso un hito, al convertirse en la primera mujer en acceder a tal cargo. En caso de que el gallego, que lleva las riendas del COE desde 2005, no se presente a la reelección tras los Juegos de París 2024, Cabezas, muy respetada por el movimiento olímpico, sería una opción de garantías.

Victoria Cabezas, secretaria general del COE.  RAFA APARICIO / RELEVO
Victoria Cabezas, secretaria general del COE. RAFA APARICIO / RELEVO

Ha llegado la hora de que las mujeres ambicionen sin tapujos los puestos de presidentas y que el histórico techo de cristal en el deporte español (también en el internacional) se rompa en pedazos. El Relevo Olímpico no sólo es para deportistas, sino para entrenadoras, árbitras y dirigentes que aspiren a ser motor del cambio. Una federaciones funcionan y otras no arrancan. Estas últimas, tras los Juegos de París 2024, tendrán que decidir su camino: mirar con ilusión al mañana o marchitarse con la receta de ayer. Bien harían en pensar en el futuro, bien harían en pensar en femenino.