LUCHA LIBRE

Más dudas que certezas en torno a la repentina muerte del medallista olímpico ruso Buvaisar Saitiev

Las diferentes versiones no paran de abrir nuevos interrogantes sobre las verdaderas causas de su fallecimiento.

Buvaisar Saitiev tras ganar su tercer oro en Pekín 2008. /@unitedworldwrestling en Instagram
Buvaisar Saitiev tras ganar su tercer oro en Pekín 2008. @unitedworldwrestling en Instagram
Íñigo Corral

Íñigo Corral

Al mafioso Vito Corleone se le atribuye la famosa frase "que parezca un accidente" para evitar que cualquier muerte violenta atribuida a la organización criminal que dirigía pudiera ser considerada por la policía como un asesinato o un ajuste de cuentas. Sin embargo, lo cierto es que el personaje que encarnaba Marlon Brando era ficticio y de su boca nunca llegó a salir tal expresión en la trilogía de El Padrino dirigida por Francis Ford Coppola. Que no la pronunciara no significa que alguien haya pretendido hacerla suya y, de paso, llevarla a la práctica en la vida real. El reciente fallecimiento del triple campeón olímpico ruso de lucha libre Buvaisar Saitiev reúne todos los requisitos para creer que su muerte se maquilló con versiones contradictorias que trataban de edulcorar lo que realmente había sido un asesinato.

Saitiev estaba considerado como uno de los mejores luchadores rusos de la historia. Sus tres medallas de oro (Atlanta 1996, Atenas 2004 y Pekín 2008), unidas a otros seis campeonatos del mundo conquistados siempre en la categoría de los 74 kilos así lo avalaban. Era un auténtico ídolo en Rusia, incluso para los chechenos, a pesar de que era originario de una región siempre enfrentada a Moscú desde que logró su independencia en la década de los noventa. El 2 de marzo se hizo pública su muerte y este pasado martes hubiera cumplido 50 años. A cada versión sobre las causas de su fallecimiento surgen más interrogantes y la incertidumbre crece. La idea inicial por la que se inclinaron los médicos hablaba de envenenamiento, si bien son solo rumores que circulan por las redes sociales.

La agencia estatal de noticias TASS fue la primera en informar del luctuoso hecho por boca del presidente de la Federación Rusa de Lucha, Mikhail Mamiashvili, sin aportar detalle alguno sobre las causas del fallecimiento. Más tarde, el director ejecutivo de dicho organismo, Makhmud Magomedov, ya comenzó a hablar de un paro cardiaco, un diagnóstico al que se sumó el líder checheno Ramzan Kadyrov y al que posteriormente el ministro de Deportes, Mijail Degtyarev, añadió el dato de que Saitiev se pasó los últimos meses de vida visitando con frecuencia a los médicos. Hasta aquí el relato es impecable. Incluso se vio reforzado con algunos mensajes aparecidos en Telegram donde se explicaba que el deportista padecía una grave enfermedad pulmonar que le obligaba a consumir una gran cantidad de medicamentos cuyos efectos secundarios pudieron ser mortales.

Un día después de su fallecimiento, algo empezó a no cuadrar con las tesis oficiales. La viuda, Indira Saitieva, se refirió a la muerte de su marido como un "accidente". Las piezas del puzle ya no encajaban. Y es que afirmó que el triple campeón olímpico se cayó por la ventana del segundo piso de su domicilio moscovita, algo que podría confirmar su cuñado y sus dos hijos. El caso es que el cadáver de Saitiev fue traslado a toda prisa a Chechenia sin practicarle la autopsia para ser enterrado junto al de su padre en su ciudad natal de Khasavyurt, en la región de Daguestán. Las costumbres musulmanas que siempre profesó el luchador ruso desaconsejan las autopsias y recomiendan que el fallecido sea enterrado como muy tarde antes del atardecer del día siguiente a su muerte. No es descabellado pensar que sus familiares apoyaron la versión de la caída de la ventana para evitar que examinaran post mortem su cuerpo, algo que hubiera sido obligatorio en caso de envenenamiento. Así que va a ser imposible averiguar las verdaderas causas de su fallecimiento.

Buvaisar Saitiev celebrando en Pekín 2008.  @unitedworldwrestling en Instagram
Buvaisar Saitiev celebrando en Pekín 2008. @unitedworldwrestling en Instagram

Algunos amantes a la política ficción aluden a la teoría de que Putin aspira a crear una zona de conflicto denominada Palestina 2.0 que abarcaría a varias regiones del Cáucaso entre ellas Chechenia, Daguestán e Ingushetia. La idea es dividir aún más al conglomerado de grupos étnicos que habitan en la zona de cara a mantener un nivel de tensión terrorista islámico que impida su desarrollo debido al control militar que debería imponer Moscú. ¿Y qué tiene que ver Saitiev en todo esto? Pues que podría haberse opuesto al disparate de ver cómo la tierra que le vio nacer se enfrascaba en una ola de violencia que solo iba a beneficiar a Rusia y al FSB, la antigua KGB soviética. Por seguir al pie de la letra esta teoría, a la que nadie da veracidad de forma oficial, la muerte del deportista podría servir como aviso a navegantes.

Lo de una inoportuna caída a la calle desde una ventana no suponía una novedad para explicar algunas muertes de personas relevantes en la sociedad rusa. Esto es, llovía sobre mojado. Todo comenzó en febrero de 2022 tras la invasión de Ucrania. El mes pasado el coronel Alexey Zubkov, empleado del Comité de Investigación de Rusia, se cayó desde la ventana de su baño. El militar sobrevivió al "accidente", si bien nunca supo explicar lo que le había ocurrido. Horas antes, Artur Pryakin, un funcionario del servicio antimonopolio ruso, no corrió la misma suerte tras precipitarse desde la ventana del quiso piso donde residía.

De esta forma se unía así a la larga lista de aparentes suicidios como el de Ravil Maganov, presidente de Lukoil, la segunda compañía petrolera con más volumen de negocio en Rusia, o la de Mikhail Rogachev, un vicepresidente del gigante petrolero ruso Yukos. Para justificar que alguien con ese perfil se quitara la vida de forma voluntaria se hizo ver que padecía cáncer y hasta se filtró que dejó una carta de despedida. También hay presencia femenina en estas inexplicables caídas desde una ventana. Es la de una importante funcionaria de guerra, Marina Yankina, quien a sus 58 años era la jefa del departamento de apoyo financiero del Distrito Militar Occidental del Ministerio de Defensa ruso. Su cuerpo fue hallado en plena vía pública después de haberse precipitado a la calle desde la ventana del piso 16 de su vivienda situada en una céntrica calle de San Petersburgo.

La desaparición de Saitiev no tiene, a priori, una explicación lógica. Nunca dio la impresión de ser una persona crítica con la política de Vladimir Putin. De hecho, tras abandonar la lucha libre en 2008, fue elegido diputado ocho años más tarde por la república de Daguestán dentro de la candidatura de Rusia Unida, la formación cuya cabeza visible es el actual mandatario ruso y que obtuvo aplastante mayoría absoluta (55,23%). Por los motivos que fueran, ya no repitió en 2021. Se desconoce si tuvo discrepancias con su formación o con la élite de la clase política. Lo que sí es constatable es la obsesión de Putin por rodearse de personas que hayan sobresalido en sus tareas deportivas para incorporarlas a la actividad política. Daba igual colocarlos en la Duna estatal o en los parlamentos de las distintas repúblicas. Lo importante es que el pueblo viera cómo sus héroes apoyaban a su líder.

Saitiev en una pelea de lucha libre.  Captura de pantalla de la web de United World Wrestling
Saitiev en una pelea de lucha libre. Captura de pantalla de la web de United World Wrestling

La formación Rusia Unida tuvo entre sus cargos electos en Moscú a otros campeones olímpicos de lucha libre como Aleksandr Karelin, oro en Seúl y que hizo de abanderado de su país en aquella cita olímpica, o Artur Traymazov, también oro en Atenas en la categoría de hasta 120 kilos. En la lista había tanto hombres como mujeres ilustres. La más destacada fue la triple campeona olímpica de patinaje Irina Rodnina. Hubo otras que, sin embargo, se decantaron por la carrera militar. Fue el caso de Svetlana Khorkina, que llegó a ser coronel del ejército ruso y una de las principales valedoras de la invasión de Ucrania.

Sin duda, las caras más conocidas en España que avalan sin ambages ese empeño de Putin por tener rostros muy reconocibles del deporte en el parlamento son las de Anatoli Karpov o la del exnúmero uno del tenis mundial Marat Safin. El ajedrecista sigue siendo diputado en la Duna y miembro de Rusia Unida. Su enfrentamiento en los tableros durante casi dos décadas con su enemigo acérrimo el azerbayano Gary Kasparov, se ha prolongado hasta la política. El ogro de Bakú no pierde la oportunidad de desacreditar en público a Putin cada vez que puede. Así lo hizo también la semana pasada durante su visita al Mobile World Congress en Barcelona. Y es que desde hace años Rusia lo tiene incluido en una lista de "terroristas y extremistas".

Es probable que, en algunos casos, no en todos, ese apoyo al rostro más visible de Rusia Unida se entiende mejor si se lee con detenimiento la letra pequeña de una ley que prevé hasta cinco años de prisión para quien durante una comparecencia pública tenga como objetivo desprestigiar la utilización de las fuerzas armadas en el conflicto bélico que le enfrenta a Ucrania. Eso iría en contra de la defensa de los intereses de Rusia y de sus ciudadanos "de cara a preservar la seguridad y la paz internacional". O sea, blanco y en botella. La ley estaba dirigida a las figuras con gran repercusión mediática a nivel mundial que pudieran ser capaces de ofrecer otra versión distinta al margen de la oficial.

Daniil Medvedev en Indian Wells.  EFE/EPA/JOHN G. MABANGLO
Daniil Medvedev en Indian Wells. EFE/EPA/JOHN G. MABANGLO

Algunos deportistas se han mostrado equidistantes ante el conflicto bélico y han optado por una ambigüedad perfectamente calculada. Son los casos del tenista Daniil Medvedev –sexto en el ranking de la ATP-, o del ciclista Alexander Vlasov, que tiene en su palmarés una etapa de la París-Niza. Más curioso es el caso del jugador de hockey sobre hielo Alexandr Ovechkin. El actual jugador de los Washington Capitals es una auténtica estrella tanto en Estados Unidos como en su propio país. Siempre estuvo muy unido a Putin hasta que llegó el conflicto armado. "Es una situación complicada y es duro ver esta guerra", dijo durante una rueda de prensa. En esa misma comparecencia ante los medios llegó a pedir "por favor" que no hubiera más guerras "porque creo que vivimos en un mundo en el que debe prevalecer la paz". Sus buenas palabras no fueron suficientes para convencer a un periodista que le preguntó específicamente cómo veía a Putin. "Es mi presidente, pero no estoy en política. Soy un atleta y…". Y claro, esa tibieza no le ha dejado de pasar factura desde entonces en su país de acogida.

Los hay menos tibios como Andrey Rublev que en 2022, el mismo año de la invasión rusa a Ucrania, quedó séptimo en el ranking de la ATP, aunque no fue ese su mejor temporada ya que hace dos años logró escalar hasta el quinto. Además, desde 2020 siempre ha estado entre los diez primeros. Esa séptima posición le valió para acudir a Turín y participar en el Masters que reúne a los mejores jugadores de la temporada. Allí doblegó a su compatriota Medvedev, y acto seguido cogió un rotulador para escribir en el foco de una cámara de televisión: "Paz, paz, paz, es lo que necesitamos". Tal vez su lejanía del núcleo familiar le haya ayudado a ver las cosas de otro modo. A sus 27 años vive en Barcelona desde antes de cumplir la mayoría edad. Allí siempre ha entrenado con el español Fernando Vicente en el Real Club Tenis Barcelona, que es como si fuera su segundo hogar. Su vinculación con la Ciudad Condal es tan fuerte que es uno de los pocos Top 10 que ha anunciado ya su presencia en esta edición del Torneo Conde de Godó.

En el otro bando enfrentado a Rusia, se contabilizan ya cerca de 500 deportistas ucranianos fallecidos bien en acto de combate o como consecuencia de un bombardeo. Durante la ceremonia de inauguración de los pasados Juegos Olímpicos de París se rindió un emotivo homenaje a 487 atletas fallecidos. En ese grupo estaban, entre otros Oleksandr Pielieshenko, un levantador de pesas que quedó cuarto en Río de Janeiro en la categoría de 85 kilos, o una prometedora integrante del equipo de gimnasia de rítmica llamada Kateryna Diachenko, y de tan sólo 11 años, cuya vida se vio truncada por un ataque ruso en su ciudad natal de Mariúpol al comienzo de la guerra el 12 de marzo de 2022.