El maestro que pudo ser futbolista y brilla en el pickleball: "Por las mañanas estoy con los niños; por las tardes entreno como puedo"
Subcampeón en el 'European Open' celebrado el pasado fin de semana en Rota, Carlos del Salto destaca en su nueva pasión mientras disfruta con sus clases de Primaria.

Carlos del Salto Capilla (Manzanares, 1996), es 'Capi' desde que llegara a los alevines del Alba, primero por su apellido y después, por no soltar el brazalete de capitán. Su vida siempre ha estado vinculada al deporte y a los 26 años ha logrado alcanzar la élite en una nueva modalidad, el pickleball: "En el Torneo de Rota, solo ha podido ganarme el inglés Louis Laville, que puede considerarse un jugador profesional. Él hace todos los días un entrenamiento específico y yo por las mañanas estoy en el colegio con mis niños y por la tarde entreno como puedo".
Trescientos jugadores de veintitrés países, entre ellos los mejores de Inglaterra, Alemania o Suecia se dieron cita en tierras gaditanas este último fin de semana de febrero, para disfrutar de un deporte procedente de Estados Unidos que va cogiendo auge en Europa. "Se juega con una pala similar a la de playa, de madera o grafito, este último material en el caso de los profesionales. La pelota es una bola agujereada, típica en los colegios, de las que se utilizan en iniciación deportiva. El campo es más pequeñito que el de pádel y sólo puedes conseguir punto cuando sacas", explica el subcampeón en el torneo individual.
"Tenía un amigo que era monitor y me animó. Empecé hace tres años y vi que iba ganando torneos o quedaba subcampeón. Siempre llegaba a las finales"
Subcampeóndel European Pickleball OpenLa preparación del manchego ha sido fruto de la ilusión y la constancia, pues "para este torneo, como estoy trabajando de profesor de Educación Física en Layos, un pueblecito cerca de Toledo, me ha sido difícil disputar partidos a un nivel alto y me he preparado más con un entrenamiento de resistencia anaeróbica, con los mismos esfuerzos que en un partido". El físico por un lado y la práctica por otro: "Cuando iba a Albacete, jugaba en la pista de pickleball contra uno de los mejores jugadores de pádel de allí".
La medalla de plata en Rota es un premio, pero la verdadera recompensa ha sido volver a disfrutar con el deporte. "Tenía un amigo que era monitor y me animó", relata. "Tenía 23 años. Me encantó, vi que se me daba bien y cada vez iba con más frecuencia. Empecé a ganar algunos torneos nacionales y en otros quedé subcampeón. Siempre llegaba a las finales. Gané el año pasado un torneo muy prestigioso a nivel europeo, la 'Reballution Cup', que también se disputó en Rota. Además, vencí en el individual del 'Spanish Open' que se celebró en Madrid el año pasado".
Ha cambiado las botas por la raqueta, pero su sonrisa es la misma de aquel niño al que su padre, Miguel, llevaba a jugar al fútbol cada tarde. "Es un loco del fútbol, llegó a entrenar con el Castilla y jugar amistosos contra el Madrid. Me habla mucho de Juanito, Sol o Del Bosque" comenta, antes de exponer cómo a vibrar sobre una cancha, le precedió el sueño que anhelan muchos chavales.
"Empecé en la escuela de fútbol Albacer de delantero y metí un montón de goles. Después, hice las pruebas del Albacete y me cogieron para el alevín. El entrenador me convirtió a lateral izquierdo. Crecí en la cantera y fui el capitán del equipo todos los años. En infantiles me cambiaron a mediocentro. Así llegué hasta el Juvenil División de Honor". Fue entonces cuando el sueño se transformó en pesadilla: "Me rompo el cruzado y me tiro año y medio de recuperación. Ya en el filial, se me corta la carrera debido a la lesión y a la falta de confianza que tuvieron en mí una vez ya recuperado".

En ese momento, se produce una situación complicada que gran cantidad de jóvenes experimentan. "Mi sueño era ser futbolista profesional, pero tras la lesión y demás, llegué a aborrecer un poco el fútbol, porque pasas de estar en el foco para bien, a pensar que eres el último mono del equipo. Hay un momento en el que no quieres ir a entrenar o ver un partido de fútbol".
"Soy zurdo jugando al fútbol y en pickleball diestro. Hay algunos puntos en los que me cambio la raqueta de mano y le doy con la izquierda, ¡pero muy pocas veces!"
Tocaba un cambio de rumbo y gracias a la persistencia de sus padres, dio un paso adelante: "Me salvaron porque no paraban de insistir en que estudiase, cualquier cosa podía pasar y mientras muchos compañeros lo apostaron todo a ser futbolista, mi madre y mi padre me insistieron en que tenía que estudiar; así pude sacar el bachillerato, la carrera y centrarme en lo que me gusta, que son los niños y el deporte, y mezclar ambas cosas". Al echar la vista atrás, recuerda las conversaciones sobre aquella lesión de rodilla y extrae una lección positiva: "Muchas veces lo hablo con mi padre y bromeo con que menos mal que me rompí la rodilla, porque ahí me centré en ser maestro, es algo vocacional, me encantan mis niños".

Estudió Magisterio de Educación Física y entre oposiciones y cambios de destino, a sus 23 años recuperó las ganas de competir gracias al pickleball. "El año pasado tuve la suerte de estar en Cobeta, un pueblo de cien habitantes de Guadalajara que llevaba 35 años sin abrir el colegio, y allí también enseñé a jugar al pickleball a los niños".
De ser un aficionado pasó a disputar torneos, llamar la atención del equipo Team Zcebra, al que se unió, y descubrir nuevas sensaciones, dejando a más de un espectador con la boca abierta: "Soy zurdo jugando al fútbol y en el pickleball, diestro. Hay algunos puntos que, si me veo muy apurado, me cambio la raqueta de mano y le doy con la izquierda, ¡pero eso muy pocas veces!". En Rota provocó más de una exclamación de sorpresa en la grada.
Estados Unidos, el reto
Deporte cada vez menos desconocido, sueña con algún día competir en el país donde se originó: "En Estados Unidos es como el pádel en España ahora mismo, hay un efecto espectacular, y hay gente que se gana la vida con el pickleball. Está creciendo mucho y hay jugadores profesionales". Sin embargo, tiene muy claro que existen ciertas condiciones para dar el salto, pues todo debe partir de "entrenar más y con gente de mucho nivel para ir superándome poco a poco". Tajante, afirma: "Solo iré cuando me vea capaz de competir bien, espero que en un añito pueda participar en algún máster".
Por ahora, acaba de ganar el torneo al que llegan los mejores jugadores de Europa, disfruta viendo al Albacete pelear por subir a Primera y repite a sus niños un lema: "Que sigan soñando con ser lo que quieran, pero no se centren solo en un sueño, que tengan más".