María Rodrigo: "Es fácil hacer trampas en el ajedrez, pero tu honradez va por delante"

María Rodrigo Yanguas (Carabanchel, 1990) ha disputado numerosos torneos nacionales e internacionales, llegando a conseguir el título de Maestra Fide de Ajedrez en 2009. Actualmente trabaja realizando talleres de Ajedrez Terapéutico, da conferencias y crea contenido en la plataforma chess.com Lleva un año viviendo de los ingresos que le proporciona divulgar el ajedrez. Empezó a jugar con cinco años por su hiperactividad y pronto soñó con emular a sus ídolos, Judith Polgár y Bobby Fischer, bajo la batuta de Pablo Pinel. "Soy una jugadora muy agresiva, pero en mi vida soy muy zen", confiesa con una carcajada a Relevo.

Nos trae su primer libro, No te enroques (HarperCollins, 2022), mientras leemos una de sus reflexiones y pedimos este café: "El ajedrez te focaliza en el aquí y ahora. Te entrena para tener el valor de mover pieza, evitando quedarte paralizado ante las adversidades. Te obliga a ser realista y a reevaluar ante cada nueva jugada realizada en el tablero, porque con un simple e insignificante movimiento de peón, la posición ha cambiado, las relaciones entre las piezas pueden ser diferentes y el rumbo de la partida puede girar 180 grados".

¿Se imaginaba algún día que con 32 años usted viviría del ajedrez?

Vivo no tanto de competición sino de la promoción del ajedrez. Nunca me lo había imaginado. Estoy disfrutando de la época, que no sé hasta cuándo llegará.

¿Qué le dicen sus padres?

(Risas) A mis padres cuando terminé el doctorado les dije que iba a ser comentarista de torneos de ajedrez, así que imagínate: cinco años de carrera, tres de oposición y cinco de doctorado… ¡para ser comentarista de ajedrez! En el primer momento, les chocó un poco, pero ahora estoy feliz porque estoy emprendiendo y no me olvido de la psicología. Mi objetivo es juntar el ajedrez y la psicología.

Me sorprende mucho el mundo de los tiktokers y streamers, pero creo que flipo más con que existan creadores de contenido sobre los 64 escaques… 

A mi gente sí que les sorprendió un poco que me dedicara a esto cuando acabé el doctorado. Cuando salgo de fiesta y me preguntan, normalmente digo que soy psicóloga y ya está. Pero sí que es verdad que la gente se queda muy sorprendida cuando digo que soy comentarista de ajedrez. No es como un partido de fútbol, pero estamos seis horas transmitiendo.

O sea, lo que hace la chavalada con los videojuegos, pero en plan productivo. ¿De quién comenta las partidas?

De los torneos que haya. Siempre suelen ser torneos internacionales. Sí, como un videojuego (ríe). Voy comentando la partida. No es como el fútbol o los videojuegos, que siempre están pasando cosas, en el ajedrez los jugadores a veces tardan 20 minutos en mover y ahí casi empiezo a contar mi vida (risas).

¿Ha notado en este tiempo un boom por el ajedrez?

Sí. Desde mi punto de vista ha habido tres hitos. En la pandemia vino el primero, con la gente en casa y jugando con las aplicaciones o un tablero; el segundo, la serie de Netflix (Gambito de Dama) sobre la vida de Beth Harmon: siempre doy las gracias al director porque el empoderamiento que ha dado a la mujer ha sido increíble; y el tercero, el Rey Enigma.

¿Ha tenido el ajedrez siempre ese cliché para empollones?

Sí, mucho. Sigue teniendo, pero cada vez un poco menos. Uno de los clichés es que el ajedrez es para inteligentes. A mí me encanta hacer deporte y no pienso que voy a ir a unos Juegos Olímpicos. No tienes que pensar en el ajedrez para competir, sino que es un entrenamiento cognitivo y emocional para tu cerebro. Otro de los clichés es que es para hombres y no para mujeres, por eso decía que el tema de la serie y el movimiento feminista están ayudando a derribar ese pensamiento.

¿Cómo llevaban los hombres que usted les ganara siendo una niña?

En el momento que ocurre, no eres consciente de ello, porque al final con 7 u 8 años no lo atribuía a eso sino al hecho de que alguien más pequeño ganara a un mayor. Ahora sí que veo que hacen ciertos comentarios micromachistas en plan: "Me has ganado porque me ha distraído tu belleza".

¿En serio?

Lo mínimo, pero de vez en cuando dicen cosas así. Yo cuando viajo, por ejemplo, me gusta ir a los sitios a jugar. Me ven y piensan que esta quiere jugar para pasar el rato. Entonces, cuando gano a los chicos se pican mucho y piden otra, otra y otra partida hasta que me preguntan y ya dicen: "Ah, claro. Siendo maestra ya lo entiendo". Ahí hay una parte que se va eliminando, pero sí se escuchan cosas a veces.

Yo no me atrevería a jugar contra usted, la verdad…

Yo llevo perdiendo desde los cinco años hasta los 32. Eso es deporte también, hay que saber perder. Y eso al final te hace muy fuerte para el resto de tu vida. Todos los deportes te generan valores que no se ven en otros ámbitos como el colegio o la universidad. Uno de ellos es la responsabilidad de buscar dentro de ti mismo por qué has fallado.

¿Cómo surgió lo de disfrazarse Beth Harmon para hacer partidas simultáneas por las calles?

Empezó en un club en Madrid, Ajedrez con cabeza, que queríamos sacar el ajedrez a la calle, en la calle Fuencarral. Que las nenas, adolescentes o gente mayor viera a alguien como yo jugando me parecía muy interesante. Me dijeron: "Como estaba lo de Beth Harmon (la protagonista de Gambito de Dama) de moda: ¿te importaría disfrazarte?". "Ah, vale, perfecto", dije yo. A la gente le empezó a gustar y desde ahí comenzaron a contactarme para ir por distintos sitios de España. Ya tengo incluso hasta tres modelitos de Beth Harmon. He estado disfrazándome en Madrid, Canarias, Murcia, Tarragona, Sitges... Este fin de semana lo haré en Ibiza.

¿Ve ahora más niñas jugando al ajedrez que en su época?

Sí. Ahora mismo tenemos un 11% de licencias femeninas en toda España. Cataluña, Andalucía y Valencia son las que más chicas tienen. Son las tres zonas de España donde hay más comunidad ajedrecista. Tenemos tres enfoques desde la Comisión: primero, sacar el ajedrez a la calle para que nos vean a los jugadoras; el segundo, a nivel de monitoras y árbitras, que no hay muchas y se necesitan; y el tercer ámbito, cuidar a las mejores jugadoras, que hay que mimarlas.

Explíqueme un poco lo del Rey Enigma...

Yo fui la primera persona a la que retó. Rey Enigma es una persona disfrazada de tablero de ajedrez, que me retó en su día a jugar una partida de tres minutos en un sitio público y jugándose 100€ en la frente. Yo acepté por el tema de promocionar el ajedrez. Llegué a Ópera y perdí. La promoción que hace del ajedrez es brutal. Gana a la gente por la sencillez y la calidez que tiene en el trato. En San Fermines, el año pasado hicieron unos San Fermines no de toros sino de ajedrez. Yo veía que todos los niños se hacían fotos con Rey Enigma en lugar de con Magnus Carlsen. Me quedé mirando y pensaba por qué no se hacían fotos con Carlsen, porque era como si tuvieras al lado a Nadal y no te tiraras una foto. Por curiosidad pregunté a los padres y me contestaron que era porque Rey Enigma es el superhéroe de los niños, al igual que está Batman, Spiderman y más. Para ellos es el superhéroe del ajedrez. Está haciendo una súper labor para las nuevas generaciones.

¿Cómo le surgió la idea de escribir su libro?

Pues de una manera random, como muchas de las cosas en mi vida. La editorial HarperCollins me propuso escribir y pensaba que era sobre ajedrez sin más. Pero querían un libro desde mi punto de vista como psicóloga, entrenadora y jugadora. Este libro no es de ajedrez. Lo único que hay en el libro sobre este deporte es un anexo al final con los movimientos de ajedrez, por si alguien leía las experiencias que tengo con el ajedrez y para que puedan saber jugar si es que no saben jugar. Pero no es un libro de ajedrez. Es un libro donde comparto cómo el ajedrez me ha ayudado, con esa hiperactividad, a ser la mujer que soy ahora.

Por cierto, ahora en los bares incluso se escuchan conversaciones de ajedrez con el tema de las trampas de Niemann…

Salí el viernes pasado de fiesta y tres personas aleatorias me preguntaron sobre las trampas. Este fin de semana fui a una boda y todo el mundo me estaba preguntando (risas). Todo el mundo está hablando de las trampas. Me parece muy chocante.

Usted lleva jugando toda la vida al ajedrez, ¿ha visto algo parecido?

Tan loco no. Creemos que ha hecho trampas por el hecho de que su rendimiento ha sido mucho más alto en las partidas que se retransmiten que en las que no se retransmiten. Se piensa que ha hecho trampas.

¿Usted piensa que ha hecho trampas Niemann?

Yo creo, pero no lo puedo decir al 100%, porque juzgar a una persona sin saberlo al 100% puede ser muy injusto también. Tiene pinta, eso sí, de que ha hecho trampas. El misterio es que nadie sabe cómo ha hecho esas trampas. El mismo Niemann dijo que en Internet había hecho trampas y Chess.com lo había demostrado. Pero yo siempre digo que si Carlsen abandonó a la primera jugada, tiene que tener la certeza de que está haciendo trampas su rival. ¿Cómo siendo campeón del mundo y el prestigio que tiene va a hacer eso sin tener esa seguridad?

¿Usted ha visto trampas in situ?

En ajedrez hay una regla que es pieza tocada, pieza movida. Me acuerdo en un torneo de Madrid, cuando era pequeña, que la rival tocó la dama y después el caballo. Ésa fue como la primera vez que vi unas trampas en ajedrez.

Pero aquello era algo visible…

Sí, pero también he visto pinganillos para que la gente diga las jugadas desde fuera. Por eso en los torneos más importantes hay detectores de metales. Luego en una olimpiada de ajedrez, el equipo de Francia, el capitán hizo trampas. Antes de la Olimpiada, el capitán podía ponerse delante de los jugadores: depende de la posición donde se ponía, indicaba a cada jugador qué tenía que mover. A partir de ese escándalo, los entrenadores se tienen que poner detrás. Yo siempre digo que en ajedrez es muy fácil hacer trampas, pero es la honradez que tú tengas como persona va por delante. En una partida puedes levantarte o hablar, así que va con uno mismo mantener esa honradez. Por ejemplo, ahora en el Mundial de los pequeños en Georgia, los niños pasaban un detector de metales y mientras estaban jugando tenían controles aleatorios. Los delegados sólo podíamos pasar a la sala cada dos y cuatro horas. Pero me parece todo tan loco... ¡niños de ocho años haciendo trampas!

Pero Niemann pasaría los mismos controles que me está hablando, ¿no?

Claro, lo que pasa es que no se sabe qué está metiendo. Entonces por eso empezó lo del vibrador anal, porque eso no salta la alarma al no ser metálico. Pero eso lo dijo Nakamura en una retransmisión por decir, pero no se sabe. Ahora dicen de retransmitir las partidas con delay. La FIDE obviamente tiene que tomar medidas porque se puede romper la magia del ajedrez, que ahora nos viene un poco bien para que estemos todos hablando de ajedrez, pero al final mancha la imagen de este deporte.