GIMNASIA

El ataque de ansiedad que rompió a Rebeca Andrade, la rival más fuerte de Simone Biles: "Necesitaba un abrazo"

La gimnasta brasileña atiende a Relevo en los Premios Laureus, donde se lleva el galardón de 'Remontada del año' tras su exitoso regreso en los JJOO de París 2024.

Rebeca Andrade besa la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024./AFP
Rebeca Andrade besa la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024. AFP
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Es difícil encontrar una imagen de Rebeca Andrade en la que una enorme sonrisa no rasgue sus ojos. "Soy así, positiva, siempre tiendo a estar de buen humor", resume ella un Domingo de Resurrección cualquiera bajo los techos acristalados del Palacio de Cibeles, en Madrid, donde, lejos de su São Paulo natal, llega como nominada a los Premios Laureus.

Por la noche, la gimnasta brasileña, oro, doble plata y bronce en los Juegos Olímpicos de París 2024, vuelve a sonreír junto a su némesis deportiva, Simone Biles, y otras tantas estrellas del deporte al Santiago Bernabéu, donde el Real Madrid vence sobre la bocina al Athletic Club (1-0). La excursión al feudo blanco no es, sin embargo, el motivo de su visita.

Andrade se encuentra en la capital de España como nominada en los denominados 'Oscars' del deporte. Lo hace en la categoría de 'Remontada del año' después de haberse recuperado con éxito de tres lesiones del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Y en el palco del Bernabéu aún no lo sabe, o quizás sí, pero el premio, que se entrega 24 horas después, en la noche del lunes, lleva su nombre. Vaya que sí.

Rebeca Andrade responde a Relevo en los Premios Laureus.DANIEL ARRIBAS

Antes de la fastuosa gala, con su alfombra roja, sus flashes y su marea de curiosos agolpándose en la Plaza de Cibeles, Andrade detiene su sonrisa para responder a Relevo en una rueda de prensa en la que se sienta con Nadia Comaneci, siempre protagonista, y Mondo Duplantis. "El peor momento de mis tres lesiones ha sido siempre el mismo: la rehabilitación", asegura a este medio la gimnasta paulista.

"Cuando te lesionas de algo tan grave, todo pasa muy rápido. En apenas unos segundos tienes que saber qué pensar y cómo afrontar un volantazo en tu vida", explica. "Piensas en todas las chicas con las que compartes gimnasio e inmediatamente después te viene a la cabeza la fisioterapia y la rehabilitación. Porque claro, de un momento a otro no puedes apoyar el pie, no puedes andar, no puedes saltar… Y tu vida es precisamente eso, saltar, correr, volar".

Quizás por ello, la brasileña distinguió muy rápido aquello como el obstáculo más complejo de su carrera. "Las tres veces que me lesioné pensé en dejarlo, en tirar la toalla", reconoce a Relevo. "La primera vez, quien me consiguió reconducir fue mi madre. Se sentó conmigo y me dijo, sabes, solo te estás queriendo rendir por el miedo, y creo que no debe de ser así. Tienes que seguir adelante. Tienes que intentarlo. Si no puedes, no pasa nada. Tienes tu casa, tu familia; todos estaremos ahí. Pero tienes que intentarlo. Si no, te vas a arrepentir el resto de tu vida".

El consejo de Rosa, madre soltera que limpiaba casas en Guarulhos (São Paulo) para pagarle los estudios a su hija y a sus siete hermanos, fructificó. Andrade volvió. Volvió y ganó.

Todo se volvió a resquebrajar, sin embargo, en junio de 2019, cuando la brasileña se rompió el mismo ligamento por tercera vez. "Fue uno de los puntos más bajos de mi vida", confiesa desde Madrid. "Aquella tercera ocasión tuve un ataque de ansiedad. Recuerdo que estaba sola en mi habitación y de repente me llegó una extraña calma. Encontré una fuerza interior que no sabía que tenía, y fue ahí cuando descubrí que sí, que necesitaba un abrazo. Necesitaba ayuda. Y la necesitaba de verdad".

"Recuerdo que ese día fue cuando de verdad me di cuenta de lo fuerte que podía llegar a ser mentalmente", añade. "Mi psicóloga [Aline Wolff, también brasileña] fue esencial para ayudarme a recuperar ese estado de ánimo. Tenía que empezar por ahí si quería después empezar a recuperar mi cuerpo. Me ayudó mucho, porque yo cada poco pensaba, vale, voy a llamar a mi entrenador y le voy a decir que no, que ya está, que la gimnasia no es para mí, que lo dejo y que me vuelvo a Guarulhos".

"Una de esas noches difíciles, mientras rezaba en la cama, una de mis mejores amigas estaba dormida a mi lado y de repente se despertó, se metió en mi cama y me dio el mejor abrazo que me han dado nunca", sentencia Andrade. "No sé cómo, pero supo entender que lo que necesitaba era eso, un abrazo. Justo ahí hice clic y pensé, vale, voy a volver. Llamé a mi entrenador y le dije, estoy lista mentalmente, quiero volver a entrenar".

"Lo que quiero decir con todo esto es que he necesitado a toda esa gente a mi alrededor para lograr los resultados que he tenido en los últimos años", concluye la brasileña. "Aquel 2019 fue un punto de inflexión en mi vida. Descubrí que de verdad podía hacerlo, podía sacar fuerza de donde pensaba que no la tenía. Y ese fuego interno es lo que me ha traído hoy hasta aquí. Eso, y mis amigos, mi familia, mi entrenador y mi psicóloga, claro. Sin ellos, no hubiera sido capaz de superar nada de lo que me ha pasado".