COI

De la traición de Putin al peligro de Donald Trump, los 12 turbulentos y contradictorios años de Thomas Bach al frente del COI

Más de una década de aciertos, contradicciones y, sobre todo, turbulencias.

De la traición de Putin al peligro de Donald Trump, los 12 turbulentos y contradictorios años de Thomas Bach al frente del COI
Sebastián Fest

Sebastián Fest

A Thomas Bach le pasó algo muy parecido a lo que vivió su compatriota Angela Merkel: confió en Vladimir Putin y se dio cuenta, tarde, de que era un error. En la relación con el presidente ruso se resumen aspectos esenciales de los 12 años del alemán al frente del Comité Olímpico Internacional (COI), una larga década de aciertos, contradicciones y, sobre todo, turbulencias.

En estos días, durante un encuentro con un grupo reducido de medios, entre ellos Relevo, se le preguntó a Bach cuál es el mejor regalo que se lleva de su presidencia. El alemán no tuvo dudas: París 2024.

"Vimos los Juegos que habíamos imaginado cuando diseñamos la Agenda Olímpica [2020 y 2025]. Nadie creía, ni siquiera dos días antes de los Juegos, que pudiéramos reunir a los atletas de los 206 territorios de los comités olímpicos nacionales. En la ceremonia de clausura sentí algo parecido a cuando gané la medalla de oro [en la esgrima de Montreal 76]. Es un momento en el que, por un lado, estás extremadamente cansado, y, de alguna manera, estás extremadamente solo. No es que estés a punto de explotar, es un momento en el que estás muy profundamente solo".

No se equivoca Bach al elegir París 2024 como hito. Si Barcelona 92 marcó un nuevo estándar en los Juegos Olímpicos, París 2024 los instaló en un nivel superior. Fue una gran despedida para el alemán en un tramo final de su presidencia que fue mucho más amargo que los años iniciales.

En esos años de amargura, Bach lidió con el dopaje de Estado de Rusia o Juegos sin espectadores en Tokio 2020 (2021, en realidad) debido a una pandemia. Y, ya en la cuenta regresiva, un envenenado debate mundial acerca de los atletas transgénero y el deporte femenino liderado nada menos que por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anfitrión de los próximos Juegos de verano, los de Los Ángeles 28.

Rusia, Brasil, Corea del Sur, Japón, China y Francia fueron los países a los que llegaron los Juegos durante los años de Bach, un abogado que presidió por años el Comité Olímpico Alemán (DOSB) y contaba con la simpatía, impulso y protección de Juan Antonio Samaranch (padre). Cuando en 2001 el catalán dejó el COI tras 21 años al frente, su sucesor fue el hombre que él quería en el puesto, el belga Jacques Rogge, sucedido a su vez por Bach en 2013.

Esta vez es diferente, Bach podría cerrar el círculo entregándole el poder a Juan Antonio Samaranch (hijo), pero sus simpatías están puestas en la zimbabua Kirsty Coventry, una candidatura que se ha ido desinflando en los últimos meses.

Bach impulsó reformas importantes en el COI, con una Agenda 2020, que luego fue también 2025 y 2030, que cambió el sistema de elección de las sedes olímpicas -"siempre había un ambiente muy malo", admitió a Relevo- y convirtió al ente rector del olimpismo en una organización, a ojos de Trump, "woke", con la sostenibilidad y paridad de género como pilares.

El alemán inauguró este martes en la Antigua Olimpia, en Grecia, la 144 sesión del COI, que este jueves decidirá quién es el (o la) presidente por los próximos ocho años. "Lo que hacemos es peregrinaje al pasado y un acto de fe en el futuro", resumió Bach, que en agosto, cuando anunció en París que no forzaría las reglas para buscar cuatro años más en Lausana, dejó una llamativa afirmación acerca de las características que debía tener el próximo líder olímpico.

"Para enfrentar al tsunami tecnológico de Inteligencia Artificial, bioquímica y neurociencia debes estar inmerso en ese mundo digital, participar de él, tener una comprensión profunda de estas nuevas formas de pensar y comunicarse. De otra manera no hay forma de navegarlo. Yo, a mi edad, no soy el mejor capitán para esto. Nuevos tiempos requieren de nuevos líderes", argumentó el alemán de 71 años.

En diálogo con Relevo, Samaranch recibió no exactamente con simpatía el marco planteado por Bach. "Vamos a ver. Es imprescindible que el movimiento olímpico siga en la cresta de la ola de todos los avances tecnológicos, del mundo digital, del mundo de la inteligencia artificial y que vayamos donde los jóvenes están. Sin ninguna duda. Pero esto es mucho más complicado que un "one man show" (show unipersonal). Esto es una cosa de equipos, y tenemos equipos muy buenos para trabajar con ellos. El COI es un equipo muy potente y está trabajando muy bien. No es una cuestión de que venga alguien que sepa escribir código. Que no es mi caso".

Bach ha sido criticado en las últimas semanas por el británico Sebastian Coe, uno de los favoritos a sucederlo, por las estrictas reglas impuestas a los siete candidatos en la campaña para convencer a los 109 miembros del COI. Fue criticado, también, por el período de tres meses en el que seguirá en el poder una vez que ya se conozca el nombre del nuevo presidente. El alemán tiene una explicación.

"Tiene que ver con mi experiencia de 2013, cuando me convertí en presidente [sin transición alguna] y tuve que encontrar la manera de conocer al personal y de ver cómo funcionaba todo. Me dije a mi mismo: 'Esto no se le puede hacer a tu sucesor en una organización tan compleja'. Por eso hemos introducido estos tres meses de transición, todos los diferentes departamentos del COI han preparado sus carpetas, con sus métodos de trabajo y los principales desafíos y oportunidades. Y están felices de recibir al sucesor".

Y al final, otra vez Putin y los malhadados Juegos de invierno de Sochi 2014: los más caros de la historia, a un costo de 50.000 millones de dólares, y escenario de un dopaje de Estado a niveles de escándalo.

"En el camino a esos Juegos, varias personas estaban pensando de manera diferente sobre lo que está sucediendo en Rusia, pero luego, con el escándalo de dopaje, lo destruyeron por completo", dijo Bach esta semana durante una entrevista con la CNN.

¿Y su relación con Putin, que le "regaló" al COI y a sus amigos un dopaje de Estado y la anexión de la península ucraniana de Crimea? "Esa relación empeoró cada vez más y después de la invasión, tuvimos que tomar nuevas medidas. Y ahora estamos en una situación en la que, en Rusia, me llaman nazi, así que creo que eso lo dice todo".

A Bach le sucedió algo parecido a lo que le pasó a Gianni Infantino, el presidente de la FIFA: creyó que Putin era su amigo. En ambos casos, la verdad llegó en forma de respuesta brutal, para confirmar que, idealmente, política y deporte no deberían mezclarse, pero inevitablemente lo hacen.