La historia del navarro que ha dado a España una de las últimas coronas pendientes de su automovilismo
Mikel Azcona se ha proclamado campeón del mundo de turismos, después de seguir rutas diferentes a otros pilotos de su generación, como Carlos Sainz o Esteban Ocon.

Era una mañana como otra cualquiera, pero para el niño nacido en Arrigorriaga (País Vasco) sería el inicio de su destino, el primer paso hacia un camino exigente y emocionante a partes iguales. Él, su padre y su hermano, cuatro años mayor, se habían acercado al circuito de karting de Castejón, a unos 30 kilómetros de Falces (Navarra) el pueblo de su madre, a donde acababan de mudarse. Los pequeños no llegaban al acelerador, menos aún eran capaces de frenar a fondo. Pero Ramón les puso sobre sus piernas y les dejó decidir cómo tomar las curvas, cómo balancear el pequeño aparato motorizado. Aquel día, Mikel Azcona puso la primera piedra de sus sueños. 20 años después, se ha proclamado campeón de la Copa del Mundo de Turismos (WTCR), una de las últimas coronas del automovilismo que le faltaban a España.
Los Azcona echaron raíces en Falces, una población de 2.000 habitantes, de donde procede la madre de la familia, Clemen. El padre, camionero, trabajaba en la empresa del abuelo desde los 18 años, pero cuando nació Mikel, el pequeño, dejó atrás las noches durmiendo al lado de carreteras ignotas y las semanas en las que le echaban de menos en casa. Desde ese momento, ayudó a gestionar la empresa desde la oficina. Mientras, en casa, Clemen les cuidaba a todos. Lo que empezó como una simple afición y hobby en los fines de semana libres, al final acabó con los dos niños corriendo entre las calles de los pueblos de Navarra, donde los circuitos se improvisaban con fardos de paja en aquel entonces. "Fueron años muy chulos, porque recorríamos poblaciones pequeñas, la gente venía a vernos, pisábamos alcantarillas, badenes… era una locura", recuerda Mikel Azcona en conversación con Relevo.
Las aventuras de los niños se sufragaban con dinero de casa y es que, según recuerda Azcona, cuando su padre iba en busca de patrocinio, le respondían con un "¿Para correr en esos cacharrillos?". "Al final fue una época en la que disfrutamos todos en familia, nos íbamos con la autocaravana los cuatro y nos lo pasábamos bien, como si nos fuéramos de vacaciones", añade. Su hermano dio un paso atrás con 15-16 años después de percatarse lo que implicaba mantener dos trayectorias a nivel nacional con su padre haciendo las veces de mecánico. "Hizo el sacrificio de dejar las carreras por continuar conmigo; vio que me gustaba todo esto mucho más y dio un paso a un lado para que yo pudiera seguir. Empezó a venir conmigo a las carreras como coach y aprendí mucho de él. Ahora ya tiene su propio trabajo y solo se acerca cuando puede", alaba Azcona la figura de su hermano mayor.
En 2009 se proclamaría subcampeón de España Cadete de karting, y logró acabar por delante de Álex Palou, campeón de la IndyCar 2021. Llegó el momento de dar el salto internacional, y en 2011 disputó el CIK FIA Academy, campeonato internacional de karting en el que jóvenes promesas de 12 a 14 años de diferentes países del mundo se enfrentan entre sí. Allí se midió a varios pilotos que actualmente están en la parrilla de Fórmula 1, uno de ellos fue Charles Leclerc, que se proclamó campeón; otro, Esteban Ocon, hasta este 2022 compañero de Fernando Alonso en Alpine. Azcona batió al francés y se coló en el top 10 final (9º).

Precisamente, el bicampeón del mundo de F1 asturiano siempre ha sido el referente de Azcona, que creció viéndole ganar y dominar una categoría imposible para ningún otro español hasta la fecha, a principios de los 2000. "Desde bien pequeño mi referente fue Fernando Alonso. Recuerdo verle cuando estaba en Renault y fue campeón del mundo. Cada finde de carreras, cuando corría en Australia, nos levantábamos de madrugada a ver los entrenamientos libres. Me gusta mucho como piloto, me recuerda bastante a nosotros, porque viene de una familia humilde, como la nuestra. Su padre también le hizo de mecánico y además es un tío muy completo, muy habilidoso, sobre todo en las salidas, que me encanta cómo las gestiona, y luego su habilidad en lluvia, que siempre da guerra", subraya.
Tres puntos de inflexión
Pero la economía familiar no estaba como para afrontar una temporada en monoplazas, como algunos de sus rivales. Así, optaron por los turismos, "por sentido común". Y desde su estreno en la Copa Clio, el joven navarro empezó a dar buenas señas de su calidad. Los resultados le fueron avalando y así fue escalando en paralelo a los Sainz, Ocon y Leclerc. Primero, la Clio Eurocup en 2014, donde fue subcampeón; luego la SEAT León Eurocup, en la que fue tercero en su primera temporada y subcampeón en la siguiente, en 2016.
Ese año la vida a 200 km/h tiró del freno de mano sin preaviso. Su madre estuvo 15 días en coma por un cáncer en el hospital de Navarra y él se jugaba el título en la última carrera en Barcelona. Salió 9º; acabó primero. Al bajarse del coche, un fogonazo de alegría le deslumbró: Clemen se había despertado y la vida volvía a recuperar los colores. "Pintaba mal lo de mi madre y salió todo muy bien. El trofeo que gané se lo regalé al equipo de la UCI que la cuidó y se lo dedique. Aún lo tienen en el hospital", recuerda Azcona.

Al año siguiente se fue a competir a Alemania. Fue en la Audi Sport TT Cup donde salió completamente de su zona de confort, teniendo que mejorar su inglés, viajando en coche solo con su ingeniero… Pero Joan Navarro, aquel con el que compartió confidencias, noches de revisar telemetrías y madrugones para llegar a los aeropuertos, reconoce a Relevo que aquel tiempo marcó un punto de inflexión para el piloto.
"Ha cambiado mucho en estos cinco años desde que empecé con él en 2015, ha sido un cambio radical. Los dos primeros años, él y yo éramos super juniors, pero fuimos creciendo juntos. Dio un salto personal muy potente en la TT Cup, donde corríamos contra el hermano de Sebastian Vettel. Los coches eran iguales, los mecánicos eran todos de la misma estructura, y solo estábamos piloto e ingeniero. No había equipo, no había comisarios a los que reclamar un incidente. Era tu disciplina la que marcaba el éxito o el fracaso. Nos enseñó mucho en todos los sentidos. Teníamos que ser muy metódicos, no improvisar, no dejar margen de error", apunta el ingeniero catalán, que ahora trabaja con Carlos Sainz y Lucas Cruz en el proyecto de Audi Sport en el Rally Dakar.
Azcona, no obstante, señala 2018 como el año que le cambió la vida. Y es que fue entonces cuando se proclamó campeón de la TCR Europa y, gracias a ello, CUPRA le propuso debutar la temporada siguiente en la Copa del Mundo de Turismos (WTCR), sucesora del Mundial (WTCC). Es entonces cuando se abre un mundo de máxima profesionalización para él, donde los fabricantes de coches apuestan su imagen al éxito de sus pilotos y en el que el más mínimo error marca la diferencia. "Pasé a ser piloto oficial de una marca española, con un coche español, y eso es algo que me hacía muchísima ilusión. Poder llegar al Mundial y ganar mi primera carrera con ellos fue muy bonito y muy importante para mí", asegura el navarro.
Aunque estuvo en la pelea los años siguientes, la gran recompensa le fue esquiva. "No fue nada fácil dejar atrás CUPRA, porque estábamos muy contentos juntos y habíamos logrado buenos resultados. Me generó un poco de incertidumbre y preocupación, pero que Hyundai también estuviese interesado en ti… ¡bendito problema!", reconoce. No ha sido hasta este 2022 cuando, después de fichar por Hyundai Motorsport, el español de 26 años ha dominado con mano de hierro la cúspide internacional de los turismos. Ha pisado el podio cada fin de semana y en Yeda, en la costa del Mar Rojo, selló su ansiada corona… en la clasificación del sábado, sin siquiera necesitar de alguna de las dos mangas del fin de semana para sentarse en el trono en el que ningún español antes en la historia lo había logrado. Además, ha compaginado su campaña con su presencia en el FIA eTCR (campeonato eléctrico de turismos), donde acabó quinto.

"Es una sensación fantástica. Llevo trabajando para esto toda mi vida. Esta temporada ha sido perfecta y desde el primer momento el equipo me acogió con los brazos abiertos. Cuando estás al lado de gente buena, llegan cosas buenas. Les agradezco todo su trabajo en un año tan intenso. Gracias también a mi familia y a mi novia por estar siempre ahí, y a todos los que han estado siguiendo desde Falces estos años", dijo Azcona nada más proclamarse campeón.
Las claves de un campeón que se parece a Sainz
Joan Navarro, que estuvo con Azcona de 2015 a 2019, inclusive, cree que la clave de su éxito es la férrea disciplina que el piloto ha tenido siempre. Recuerda que cuando compartían hotel en la TT Cup, Mikel solo quería ver cámaras onboard de sus rivales "hasta las tantas"; "si en un sector un piloto había ido una décima más rápido que él, quería saber por qué". El ingeniero también recuerda cómo le sorprendía la "precisión brutal" que Azcona tenía a la hora de clavar las referencias de frenada, las curvas, cada cambio de marcha. "Pero luego, si veía que en la telemetría había algo mejor, lo aprendía y lo aplicaba rápidamente igualmente de preciso. Era un reloj suizo", subraya.
"En cuanto a actitudes, se parece mucho a Carlos Sainz, de querer superarse, de nunca descansar, de a ver dónde está la siguiente décima, si en el coche, en su conducción… Los dos son muy parecidos en ese sentido, no se conforman con lo que tienen. Aunque sean primeros, si se han dejado una décima en algún lugar, van a buscarla para ser mejores aún", apunta.
Pero también recuerda los buenos momentos fuera de los circuitos. "Destacaría su sentido del humor. Los dos nos lo pasábamos genial juntos. Cuando ya teníamos todo estudiado, nos echábamos muchas risas. Luego tenemos muchas anécdotas con su inglés: un día un piloto de la TT Cup en la primera carrera se sorprendió con el rendimiento de Mikel en pista, le empezó a preguntar si había hecho simulador, cuántas horas, etc. y después de un minuto hablando, Mikel le respondió con un 'yes!'. Nos empezamos a partir de risa los dos; el otro le dio las gracias y se fue riendo", dice Navarro.

"Estoy muy contento por él porque creo que se lo merece muchísimo tanto su familia como él, han luchado por ello juntos. No le viene como a muchos otros de familia o de dinero. Cuando debutamos en 2019 en el Mundial ya había muchos que apostaban por él como campeón del mundo en el futuro. Estoy súper contento y orgulloso de haber podido formar parte de su trayectoria; se lo merece más que nadie".
Azcona ya se ha colocado la corona de campeón del mundo de turismos, ahora toca seguir sumando y volver a soñar con nuevos objetivos, nuevos horizontes. Cuando se le pregunta qué siente al ver a los Leclerc y Ocon luchando ahí arriba en la F1, en la categoría de las categorías, el navarro responde, sincero, con una reflexión para cualquiera que empiece ahora a sumar experiencias sobre cuatro ruedas.
"Me alegro porque al final hemos competido varios años juntos en karting. Me alegro mucho porque me gusta más ver las carreras con pilotos contra los que yo he corrido. Al final yo les ganaba a veces en karting y ahora ellos están ganando en F1 y pienso 'yo podría haber estado ahí y también les daría caña'. Pero al final los mundos y las trayectorias han sido diferentes y cada uno está en un sitio y ganando carreras, feliz y contento y cumpliendo sus sueños, que es lo importante". Palabras de campeón.