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Alberto Cerro León, el pionero español en el UFC 2: "Me estranguló mi propio kimono"

El vasco participó en el segundo evento de la historia de UFC en marzo de 1994. Había sido campeón mundial de Silat. Cayó ante el neerlandés Pardoel.

Alberto Cerro León, durante su presentación en el UFC 2./Captura UFC Fight Pass
Alberto Cerro León, durante su presentación en el UFC 2. Captura UFC Fight Pass
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

Alberto Cerro León guarda con mimo en su casa de Lemona (Vizcaya) el kimono con el que peleó en el UFC 2 (11 de marzo de 1994) y las revistas previas al evento en las que aparecía. "El kimono, con el paso del tiempo, se va estropeando, pero lo tengo con especial cariño", apunta el vasco a Relevo. Han pasado casi 30 años desde su participación en la Ultimate Fighting Championship. En ese momento la empresa y el deporte era bien diferentes: no había reglas, pesos, límite de tiempo y lo que se buscaba era la confrontación de diferentes estilos de lucha. Querían encontrar el luchador definitivo.

A sus 62 años, León, como le conocen, es quizá el gran olvidado de la disciplina en nuestro país. Fue un pionero al que en el mayor auge de las Artes Marciales Mixtas pocos recuerdan. "Hoy en día puedes comunicarte con cualquier parte del mundo al instante, pero en ese momento era difícil. Había revistas en España que escribían sobre mí, pero me enteraba al tiempo y no podía hacerme con ellas", recuerda. Actualmente, su vida está alejada de la competición. "Veo algún combate, porque me gusta y me fascina ver cómo ha crecido la disciplina. Era impensable en los 90 llegar al nivel en el que está. Me alegra mucho", añade.

Cerro León continúa ligado al deporte, pero desde el punto de vista formativo. Imparte seminarios y cursos de defensa personal a cuerpos policiales y a todo el que le reclama. Su juventud se la pasó viajando y llegó un momento en el que echaba en falta su Lemona natal. Ha sido 20 años jefe de seguridad de una macrodiscoteca en Vizcaya y actualmente se dedica a la seguridad en eventos. Es una persona respetada y valorada en el gremio. Aún así, pocos saben su pasado. El luchador participó en dos ediciones de El conquistador del fin del mundo, un reality de la televisión del País Vasco. Su presencia hizo que "muchos en Euskadi descubriesen lo que había hecho". "Desde ese momento tuve algo de reconocimiento. Fue poco y habían pasado más de 20 años", admite.

¿Cómo llegó Alberto Cerro León a UFC?

La poca repercusión a sus logros no es algo nuevo para el vasco. De joven practicaba kárate, pero gracias a Jon Barrenetxea descubrió otra modalidad. Barrenetxea había viajado a Indonesia e importó a Vizcaya el Silat. Un arte marcial tradicional de Indonesia y Malasia. "Jon nos lo enseñó, nos gustó y decidimos cambiarnos. Mi especialidad era el Pencak Silat, que era originario de Sumatra (Indonesia). El Silat, para explicarlo de manera sencilla, es una especie de kung-fu que está inspirado en animales. Mi modalidad, por ejemplo, es el estilo del tigre", explica León.

Descubierta su pasión, el vasco se interesó por la parte de contacto (cuenta con una rama de kata, similar al kárate) y comenzó a viajar para competir. Llegó a ser campeón mundial (antes había sido plata). Era referente en el deporte. Además de la vía competitiva, León ya impartía seminarios en España. "Viajando llegué a Estados Unidos. Antes de un seminario me preguntaron por lo que cobraba aquí. Le dije que una palmadita en la espalda (risas) y me ofrecieron 200 dólares. Me cambió el mundo en ese momento", recuerda. El vasco decidió entonces mudarse a California.

Cerro León, en su vídeo de presentación en el UFC 2. Captura UFC Fight Pass
Cerro León, en su vídeo de presentación en el UFC 2. Captura UFC Fight Pass

León llegó a impartir clases de defensa personal en USC (Universidad del Sur de California). Esa vía sólo fue uno de los motivos por los que los hermanos Gracie (creadores de la UFC y también residentes en Los Ángeles) le contactaron. El español acudía a las múltiples convenciones de artes marciales que se realizaban en California. A esas citas iban estrellas de cine como Jean-Claude Van Damme o Steven Seagal. También coincidía con los hermanos Gracie, quienes le tantearon para el UFC 1 (12 noviembre 1993). En esa ocasión, León no quiso participar.

"Era algo desconocido y complejo de entender en ese momento. No había reglas, tampoco categorías de peso y tenía dudas. Después de ver el primero, me ofrecieron entrar en el segundo y decidí ir. Me apetecía probar la experiencia", admite. Con la experiencia de meses atrás, León sabía perfectamente lo que se iba a encontrar: "Había visto que en la primera edición casi todo acababa en cuanto se iba al suelo si había un experto. Practiqué, pero sabía a lo que iba. Mi opción era encontrar una mano que no diese opción", añade.

En ese momento, la UFC era un torneo eliminatorio. En el primer evento participaron ocho luchadores y en el segundo eran 16. El formato era sencillo. El ganador avanzaba de ronda, todo en la misma noche, hasta que sólo quedase uno. No había tiempo y sólo se podía vencer finalizando. Era muy complejo y arriesgado meterse al octágono. A León le tocó bregar con el neerlandés Remco Pardoel. Un tipo de 120 kilos (tenía una ventaja considerable a su favor), con ocho años menos, experto en judo y en jiu-jitsu (era campeón de su país).

"No había reglas, pero sí un pacto de caballeros implícito. Cuando estás en peligro, si tienes que meterle un dedo en el ojo a alguien lo haces, pero… era diferente. Esa "ausencia de normas", unido a que no había límite de tiempo, hacía que fuese evidente lo que iba a pasar. Intenté sorprender de inicio, pero no pude y acabamos en el suelo. Una boa constrictor, ¿qué necesita para ahogarte? Tiempo. Tenía todo el del mundo. Pasamos casi diez minutos agarrados y poco a poco me iba ganando la posición. Al final, me asfixió mi propio kimono. Eso, por ejemplo, ahora no sería posible porque se pelea sin él. Sabía a lo que iba. Siempre he tenido buen perder y si el otro es mejor, como fue el caso, sólo queda darle la enhorabuena", recuerda León.

Pardoel y Cerro León, tras su combate en el UFC 2.
Pardoel y Cerro León, tras su combate en el UFC 2.

La experiencia del español en UFC duró diez minutos. Su rival llegó a semifinales, donde le eliminó Royce Gracie, quien había ganado el UFC 1 y acabó llevándose también el triunfo en la segunda edición. León tuvo opciones de volver a competir en la empresa, pero las declinó. "Superaba la treintena y podía seguir perfectamente, pero era un riesgo alto. Los que venían detrás empujaban mucho y mi nivel en el suelo era muy básico. Esa vez salí ileso y sin ninguna secuela. Era el momento de dar un paso a un lado", admite. Siguió haciendo competiciones de Silat y probó múltiples disciplinas de contacto, pero las MMA nunca le volvieron a ver.

Los cursos de defensa personal y su trabajo como personal de seguridad le daban una buena vida en California, pero Euskadi le llamaba y acabó regresando a Lemona, la ciudad que le vio nacer. Allí vive, casi 30 años después, como un ciudadano más. Sus vecinos le conocen cómo León y al verle piensan en un profesional de la seguridad. Algunos lo saben, otros lo sabrán y quizá allá gente que nunca se entere que Alberto Cerro León, además de un buen tipo, es un pionero del deporte de mayor crecimiento en la actualidad en España.