UFC

El enemigo público del welter: Machado Garry desafía al caos

Ian Machado Garry se enfrentará a Carlos Prates en el estelar del UFC Kansas City este sábado. Aceptó la pelea con apenas un mes, pero quiere recuperar el vuelo y acallar a sus muchos haters.

Ian Machado Garry./
Ian Machado Garry.
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En el deporte de las artes marciales mixtas, no siempre se grita por respeto. A veces, se grita por odio. Y pocas figuras despiertan tanta estridencia como Ian Machado Garry. De rostro limpio, verbo afilado y confianza a flor de piel, el irlandés lleva años construyendo su ascenso como si fuese una película escrita por él mismo. Pero en los últimos meses, el guion se le ha llenado de ruido. De titulares que no hablan de su jiu-jitsu, ni de sus patadas, ni siquiera de su récord. Hablan de su casa. De su mujer. De su intimidad. Y ahí, en ese territorio donde los peleadores también sangran, Garry se ha convertido en el enemigo público número uno.

La relación entre Ian Machado Garry y su esposa, la presentadora británica Layla Anna-Lee, ha sido blanco de teorías conspirativas, ataques personales y críticas disfrazadas de análisis. Lo acusaron de adoptar el apellido de un exmarido inexistente. Dijeron que ese hombre vivía con ellos. Que él era manipulado. Que había algo extraño, antinatural, detrás de su relación.

Todo mentira. Layla se pronunció con claridad en un video que desactivó uno a uno los mitos. "Machado es mi apellido de soltera", dijo. "Y mi ex no vive con nosotros". Aun así, los golpes siguieron llegando. No en el cuerpo, sino en la reputación. Y entre los que más ruido hicieron estaban nombres propios del circuito: Sean Strickland, Colby Covington… pesos pesados del micrófono.

Garry no se quedó callado. Retó a Covington a un combate "I Quit", al estilo de la WWE. Le exigió respeto y propuso una pelea donde el perdedor abandonara su carrera. "No tienes derecho a hablar así de mi mujer", le dijo. Pero la controversia ya estaba servida. Y el octágono, por fin, ofrecía una vía para callar bocas.

Kansas City: redención con fecha y fuego

Este sábado, Ian Machado Garry volverá a pisar la jaula. Lo hará en el UFC Kansas City, con un rival inesperado: el brasileño Carlos Prates. El combate fue pactado con apenas un mes de antelación. Después de que se cayera la pelea estelar entre Jamahal Hill y Khalil Rountree Jr., Garry dijo sí sin dudarlo. Lo suyo no es solo ambición. Es una urgencia.

Carlos Prates es todo lo que no se debe subestimar. Invicto en UFC, agresivo, técnico y con un aura de peligro constante. Fuma cerca de diez cigarrillos al día y, aun así, parece no perder cardio. En su país lo conocen como un striker cerebral, que mezcla calma con crueldad. Para Garry, representa una amenaza seria… y una oportunidad perfecta.

Desde su única derrota profesional ante Shavkat Rakhmonov en diciembre, Garry ha buscado el camino de regreso. Aceptar este combate no es solo un movimiento estratégico, es una declaración de principios: aun en medio de la tormenta, sigue queriendo pelear contra los mejores. Con 15 victorias y solo una mancha en su expediente, el irlandés quiere demostrar que aún está en la conversación por el cinturón wélter.

Este no será un combate más. No solo por lo que hay en juego dentro del ranking, sino por lo que representa fuera de él. Será la primera vez que Ian suba a la jaula con la mirada pública tan fijada en su vida personal. Con cada paso, cada gesto, cada resultado interpretado a través del lente del morbo digital.

Pero si algo ha demostrado Garry es que sabe moverse en la incomodidad. Que no le teme a la presión, ni al papel de villano. Tal vez, como los buenos boxeadores, le funciona tener la espalda contra las cuerdas. Y si en Kansas City logra salir con el brazo en alto, no solo volverá a ganar un combate. Habrá recuperado el control de su historia. Porque Ian Machado Garry no necesita que todos lo quieran. Solo necesita que lo respeten.