UFC
Viaje a la decisión que cambió la vida del Ilia Topuria adolescente: "Desde ese momento supe que lograría ser campeón de UFC"
Relevo repasa con Jorge y Agustín Climent los primeros pasos de Ilia Topuria en las MMA. Lo conocieron con 15 años y tras un año tenían claro que llegaría a lo más alto.
Alicante.- "Nosotros fuimos sus profesores. Le enseñamos anatomía del cuerpo humano, matemáticas, el idioma… el Climent Club fue su escuela", recuerda entre risas Agustín Climent. El que junto con su hermano Jorge ha sido el mentor de Ilia y Aleksandre Topuria tuvo muy claro desde los inicios que ambos niños llegarían lejos.
Los Topuria conocieron a los Climent por una bendita casualidad del destino. Su madre, Inga, vio a un hombre por la calle que tenía 'orejas de coliflor' (callosidades que se generan en las orejas por la repetición de golpes) y le preguntó si hacía deportes de contacto. Sus hijos acababan de llegar a España y no tenían amigos ni conocían el idioma. La persona a la que paró era cinturón negro de jiu-jitsu en el Climent Club y le dio la dirección.
Al día siguiente, Inga llevó a Aleksandre (16 años) e Ilia (15 años) a la calle Burgos de Alicante. Allí conocieron a Jorge y Agustín Climent, quienes se sorprendieron por la buena base que traían. Los Topuria había practicado lucha grecorromana desde niños en Georgia, por lo que no partían de cero. La sintonía entre los cuadro fue máxima y los Topuria se hicieron habituales del gimnasio.
Un año después, Alek e Ilia decidieron abandonar el colegio para ser luchadores. "Cuando dejas todo lo que tienes por conseguir algo que deseas marcas una línea muy grande para cumplir tus metas", asegura Jorge Climent. "Ese día supe, que tarde o temprano, Ilia llegaría a ser campeón de UFC. Esa mentalidad y capacidad de sacrificio la tienen muy pocos", añade Agustín.
La decisión fue complicada, sobre todo en casa, pero finalmente los hermanos Climent empujaron para que los Topuria pudiesen lograr el objetivo. El gimnasio pasó a ser el colegio de los adolescentes y la confianza de sus padres se fue viendo recompensada. Ambos debutaron al año de empezar a pelear. Lo hicieron en Barcelona. Ganaron en el primer asalto e Ilia dejó una de las anécdotas que años después se ha hecho viral. En dos minutos acabó con su rival, pero la esquina contraria no estaba de acuerdo con la parada arbitral. Los Climent, confiados en su pupilo, aceptaron que se retomase el combate donde se había quedado. Topuria tardó treinta segundos en volver a someter a su oponente. Había madera.
Los hermanos argentinos sabían del potencial de sus pupilos. En cada gimnasio se produce una selección natural, pero con ellos no tenían ninguna duda que serían los números uno. Ilia y Aleksandre se pasaban desde que abría hasta que cerraba el gimnasio entrenando y utilizaban el tatami para descansar e incluso dormir. No tenían vida más allá. Únicamente abandonaban el recinto cuando cerraba y años después cuando iban a trabajar.
Ilia se ganó la vida de cajero, seguridad, poniendo hamacas en la playa… lo que salía con tal de poder seguir persiguiendo su sueño. El deporte, a nivel profesional, no está bien pagado y no da para vivir hasta que llegas a un cierto status. De nuevo Topuria, pese a su juventud (debutó con 18 años ante Javier Asprilla) sabía que tenía que invertir y confiar en sus posibilidades.
"Este es un ejemplo más para que los jóvenes vean que creer crea realidades. No hace falta un gimnasio increíble, con mil sacos o unas instalaciones de la hostia. Somos el claro ejemplo. Si tienes una visión da igual las condiciones que tengas. Puedes hacer que tus sueños sean realidad", apuntó el hispano georgiano tras proclamarse campeón de UFC. Doce años de constancia y sacrifico dieron sus frutos ese 17 de febrero en Anaheim (California). El adolescente que dejó todo para 'vivir en el gimnasio' ahora es campeón e inspiración para otros muchos que sueñan con llegar a lo más alto.