El día que McGregor perdió su invicto en UFC ante un rival que fue avisado con 11 días de antelación
El 5 de marzo de 2016, tras siete triunfos consecutivos en UFC, Conor McGregor perdió por primera vez en la empresa. Nate Díaz logró lo que parecía imposible tras aceptar un difícil órdago.

Hay noches que quedan grabadas en la memoria de los fanáticos del deporte, y el 5 de marzo de 2016, en el UFC 196, es una de ellas. Esa fue la noche en la que el imparable Conor McGregor, el hombre que parecía destinado a dominar todos los octágonos, cayó por primera vez en su carrera dentro de la UFC. La mano que lo derribó pertenecía a Nate Diaz, un guerrero de Stockton (California) que aceptó el combate con 11 días de anticipación.
El enfrentamiento no estaba planeado. Originalmente, McGregor, que en ese momento era el campeón del peso pluma, debía enfrentarse al campeón de peso ligero, Rafael dos Anjos, en busca de convertirse en el primer peleador de la historia de la UFC en ostentar dos títulos simultáneamente. Sin embargo, una lesión en el pie apartó a Dos Anjos del evento, dejando a McGregor sin rival. Fue entonces cuando el nombre de Nate Diaz apareció como sustituto.
Sin importar las circunstancias, McGregor aceptó el reto. A su estilo, lo convirtió en algo personal, alimentando la narrativa con su característico discurso prepotente. Pero había un detalle importante: la pelea se pactó en las 170 libras, dos categorías por encima del peso habitual de McGregor. Nate Diaz, siempre dispuesto a una guerra, simplemente declaró: "Estoy listo para pelear. Dame un contrato y allí estaré".
El combate comenzó como muchos esperaban, con McGregor llevando la iniciativa y conectando sus potentes golpes. La precisión del irlandés parecía desbordar a Diaz, quien lucía cansado tras haber aceptado la pelea en tan corto tiempo. Pero los fanáticos de la familia Diaz sabían algo: Nate no se rinde. En el segundo asalto, Diaz aprovechó un descuido del irlandés y empezó a conectar golpes certeros que tambalearon al Notorious. Una vez en problemas, McGregor cometió el error de llevar la pelea al suelo, el terreno favorito de Diaz, quien rápidamente lo sometió con un estrangulamiento por detrás.
"Estoy noqueando a todo el mundo y Nate simplemente me venció. Esto es lo que sucede cuando arriesgas todo", dijo McGregor tras la pelea, mostrando una inusual humildad. La derrota dejó una marca profunda, pero no tardó en gestarse la revancha. Apenas cinco meses después, el 20 de agosto de 2016, ambos se enfrentaron nuevamente en UFC 202, esta vez con McGregor buscando redimirse.
Esa segunda pelea fue otra guerra que quedó para la historia. En cinco intensos asaltos, McGregor se mostró más calculador y preciso, trabajando su resistencia y sus patadas a las piernas para limitar la movilidad de Diaz. Finalmente, ganó por decisión mayoritaria, dejando el marcador en 1-1 y alimentando la posibilidad de un tercer enfrentamiento que pasado el tiempo parece que ya nunca se dará. Esta rivalidad trascendió lo deportivo y fue una muestra del orgullo y coraje que siempre marcó la carrera de ambos.
Esa primera derrota de McGregor, lejos de ser un golpe a su carrera, se convirtió en parte fundamental de su leyenda, recordando a todos que incluso los más grandes pueden caer, pero los verdaderos campeones siempre encuentran la forma de levantarse. De hecho, en noviembre de ese año 2016 pudo enfrentarse a Eddie Álvarez, quien ostentaba el cinturón del ligero, y logró convertirse en el primer luchador campeón simultáneo. Logró su objetivo y grabó su nombre en la historia.