Álvaro Bautista lanza el primer mensaje de las intenciones de la máquina Ducati para 2023
El piloto español y Nicolò Bulega se hacen con las cinco carreras del primer Gran Premio del año de Superbikes.

El Mundial de Superbikes (SBK) ha dado el pistoletazo de salida este fin de semana en el Circuito de Phillip Island, Australia, en lo que ha terminado siendo una exhibición de dos pilotos, Álvaro Bautista y Nicolò Bulega, y de una marca, Ducati. La primera señal de las ambiciones de la fábrica que dominó el motociclismo en 2022.
Aunque las pistas ya habían aparecido en la pretemporada. Bautista, campeón del mundo de SBK el año pasado, ha ido demostrando durante el invierno un ritmo superior al de sus rivales, añadiendo a esto el salir con el mejor tiempo en el test anterior al inicio de la campaña (también llevado a cabo en Phillip Island), y antes en el de Portugal, con un tiempo que se quedó a tres décimas del firmado por Pecco Bagnaia en MotoGP en 2021 y que figura como récord absoluto del Autódromo Internacional del Algarve.
Todo esto después de que el máximo responsable técnico de Ducati Corse, Gigi Dall'Igna, confirmase durante la presentación de los equipos de la fábrica boloñesa que la Panigale V4R, la moto con la que compite Bautista, había sido remozada y mejorada. Una afirmación que siempre necesita del veredicto definitivo que da la pista y que, por lo visto este fin de semana, parece que se está confirmando, a la espera de que otros circuitos ratifiquen esta sensación.
El piloto de Talavera de la Reina estrenó su número 1 en la carrera inaugural del pasado sábado, con la pista anegada, y en esas condiciones logró ser muy superior a sus rivales. Cruzó la meta con casi 3.5 segundos de ventaja sobre Jonathan Rea (Kawasaki) y más de 6 con respecto a Toprak Razgatlioglu (Yamaha), sus dos principales rivales, de nuevo, en la pelea por revalidar su corona.
En la Superpole Race del domingo por la mañana Bautista volvió a ganar, esta vez por delante de su compañero de equipo, Michael Ruben Rinaldi. Un doblete para Ducati que se repitió en la última carrera de ese mismo día, con el español entrando en meta seis segundos antes que el italiano. Las buenas sensaciones para Ducati se completaron con el cuarto puesto de Axel Bassani y el quinto de Philipp Oettl, los dos enrolados en escuderías privadas. Con estos resultados, el actual campeón se va a plantar en la segunda cita que se va a disputar este próximo fin de semana en Indonesia con 28 puntos de ventaja en la general sobre Andrea Locatelli (Yamaha), y 31 sobre Rea y Rinaldi.
Y para completar la fiesta de Ducati, también salieron con el pleno en Superport. Porque Nicòlo Bulega se impuso en las dos carreras. El italiano había irrumpido en el motociclismo mundial como el ojito derecho de Valentino Rossi. Con él entró en Moto3 en 2016, después de haber debutado como piloto invitado en 2015, año en el que se proclamó campeón del Mundial Junior de la categoría… con el dorsal 46, un 'regalo' de su mentor con mucho significado, aunque las expectativas puestas sobre él se vinieron abajo. Ahora, repescado por Ducati, va a intentar llevarse el título de Supersport, un proyecto que ha empezado con muy buen pie (ya disputó la temporada 2022 con la marca italiana haciendo debutar la Panigale V2).
Un éxito de Ducati que se puede interpretar como el primer aviso sobre lo que quiere que sea 2023, una versión mejorada de su 2022. Porque, a priori, parece que también su MotoGP es mejor que con la que Bagnaia protagonizó una colosal remontada el año pasado. De hecho, Luca Marini fue el más rápido en el primer test de invierno disputado en Valencia dos días después de que terminase el último Mundial, y de nuevo fue el más veloz en el de Malasia de febrero, después de que su compañero Marco Bezzecchi mandase en la primera jornada de pruebas, y de que Jorge Martín lo hiciese en la segunda. Cuatro días de entrenamientos y cuatro primeros puestos, que se suman a la exhibición de este pasado fin de semana en Phillip Island.