Ducati tiene la llave del futuro de Jorge Martín y Marc Márquez... y la decisión provocará movimientos colaterales
La marca italiana tiene en sus manos la llave del mercado, mientras que Yamaha suspira por quedarse con dos de sus ocho plazas.

El poder de Ducati en pista le permite tener también la llave fuera de ella. Una llave que desatascará el mercado de fichajes de pilotos en dos vías. Y, no, no es una cuestión derivada de un posible poderío económico, de salarios, sino de contar con la moto más poderosa de la parrilla, la que en estos momentos permite sí o sí pelear por victorias, podios, poles y, a la postre, títulos, como ha demostrado en los dos últimos años el actual número 1, Pecco Bagnaia, que tiene ya su sitio fijo vestido de rojo para 2025 y 2026.
La primera de esas dos vías va directamente vinculada con quién será en ese periodo el compañero de Bagnaia, un puesto con tres candidatos, como reconocen los gestores de la marca italiana. Una competencia que esperan que culmine después del gran premio de la semana que viene, en su casa, en el circuito toscano de Mugello. Una batalla a la que han puesto fecha por respeto a los contendientes, para darles la oportunidad de reivindicarse en las citas de trazados clásicos en las que estamos inmersos: con una primera parada en Jerez, una segunda en Le Mans, la tercera de este fin de semana en Montmeló, y esa última italiana.
Los tres que se juegan ese sitio es bien sabido quiénes son: Jorge Martín, Enea Bastianini y Marc Márquez. Por partes. Bastianini es el que tiene ese sitio en estos momentos, un puesto que le quitó en el casting de 2022 a Martín, que tenía en su contrato que en 2023 iba a vestir de rojo. El piloto italiano hizo un brillante 2022 dentro de la escudería Gresini, con cuatro victorias, mientras que al español se le atragantó una moto con una trampa: él y el que era su compañero, Johann Zarco, tuvieron que correr con el motor de ese año por imposición, mientras que los dos oficiales, Bagnaia y en ese momento Jack Miller, pudieron utilizar una versión rebajada pero que limitaba los inesperados problemas de aquella evolución.
Por su parte, Bastianini sacó mucho jugo de la moto 2021, mucho más trabajada. Eso ya es historia, aunque es algo que Martín no olvida. En cualquier caso, el actual compañero de Bagnaia sufrió dos serias lesiones el año pasado, algo que limitó su rendimiento, un hecho que, por justicia, Ducati ha querido tener en cuenta. Bastianini es ahora mismo cuarto de la general, con los mismos puntos que Márquez, con un segundo en Portugal y un tercero en Austin como mejores resultados, aunque hay que decir que en Francia firmó un gran final de carrera (su especialidad); terminó cuarto, a 2.2 segundos de Martín, el ganador, y tras dejarse más de 2.5 por una penalización de vuelta larga que cumplió a 14 giros para el final.
Pese a todo esto, es al que menos opciones se le dan de seguir donde está. Por lo que respecta a Martín poco más se puede decir que lo que dice su hoja de servicios: líder con 38 puntos sobre Bagnaia y 40 sobre Márquez y Bastianini, con dos victorias en carreras, tres al sprint, y un tercero el domingo de Catar y otros dos en las pruebas cortas de Portugal y Austin. A esto hay que añadir el subcampeonato que logró en 2023. Una cuestión importante que compete al madrileño es que ya ha dejado claro que si no es de rojo oficial no seguirá en Ducati, lo que le plantea la disyuntiva a su marca de si merece la pena perder o no a un piloto que ha cumplido este año los 26 (es un mes más joven que Bastianini).
Y, por último, ha entrado en juego el astro Marc Márquez, que ya ha superado su periodo de adaptación con Ducati y que sigue manteniendo su doble estatus: el de ser uno de los mejores de la historia, y el de ser el que más repercusión tiene de la parrilla, una figura que agita MotoGP con su sola presencia. A esto se añaden los dos podios consecutivos que ha conseguido, dos segundos que hacen intuir que la primera victoria con la moto italiana está a punto de llegar, un palmarés que completa con tres segundas posiciones en sprints (Portugal, Austin y Francia).
Y hablábamos de dos vías. Esa segunda va vinculada con el número de motos que tiene Ducati. Ahora mismo son ocho, pero Yamaha está peleando seriamente con quedarse con dos para poder doblar el número de prototipos con los que cuenta en la actualidad. La casa japonesa está haciendo un esfuerzo de recursos muy importante para recuperar la competitividad, y consideran esto como un punto crucial para ese proceso. Y recursos lleva implícito seducir en todos los sentidos a una de las escuderías que corren con la Desmosedici. Son tres: el VR46 propiedad de Valentino Rossi, cuyos gestores han sido contundentes declarando que no piensan cambiar; y el Prima Pramac de Martín y el Gresini de los hermanos Márquez.
Ninguno de estos dos últimos quieren dar a entender que se están dejando seducir por los cantos de sirena de Yamaha, aunque hay un factor interesante: a Pramac, el equipo satélite número 1 (llevan dos de las cuatro motos 2024 de Ducati este año), no le hizo mucha gracia que Márquez no terminase con ellos este año, con lo que de elegir la fábrica boloñesa a este para ser el compañero de Bagnaia, y siendo conscientes de que Martín no va a seguir en su estructura y que emigraría a otro equipo oficial (y candidatos a pescar ahí hay), podrían no sentirse demasiado contentos con cómo terminen colocándose las piezas grandes. Así que esa gran decisión de Ducati podría provocar muchos movimientos colaterales, más allá de que el resto de pilotos están atentos a la situación para entender hacia dónde pueden moverse ellos, porque el mercado no deja de ser un dominó, aunque con fichas de distinto valor.