Marc Márquez cuadra la mejor recuperación posible tras su calvario
El piloto español está completando con nota el reto de su regreso pese al exigente calendario del final de temporada de MotoGP.

Cuando terminó el test de Misano de los días 6 y 7 de septiembre, a Marc Márquez le quedó claro que estaba listo para dar el siguiente paso: volver a la competición. Lo hizo nueve días después, en el Motorland de Aragón, aunque sin saber muy bien qué esperar. El calendario le ponía por delante tres carreras consecutivas y las pruebas de Japón y Tailandia. Después, una semana de descanso, y otros dos grandes premios seguidos: el de Australia y el de Malasia, con el que va a terminar este periplo y que arrancará este viernes.
"Estoy aquí, pero estoy para seguir recuperando, para seguir ejercitando el brazo, porque así también lo han visto los doctores y Honda. Se pusieron todas las cartas encima de la mesa, se analizó cómo estaba todo y creímos que era uno de los mejores circuitos y de las mejores opciones para seguir recuperando", explicó el día antes de subirse a su MotoGP en Alcañiz, dejando siempre claro que iba a tener la libertad de saltarse algún fin de semana si su cuerpo se lo pedía, aunque su intención era completar las seis pruebas finales, y aprovecharlas para trabajar en él y en su moto.
De lo que quedaba de calendario le preocupaban dos escenarios: Motegi, en Japón, y Phillip Island, en Australia. "Motegi es uno de los circuitos que exige más al brazo, con las frenadas tan fuertes; y a Phillip Island tienes que llegar rodado, aunque es uno de mis circuitos favoritos. Pero se va muy rápido", apuntó. Porque de no haber podido regresar en Aragón, Márquez habría esperado hasta Tailandia, o en un caso extremo a Malasia. Aunque las cosas le han salido muy rodadas en lo físico, en lo técnico y en lo deportivo. En lo físico, hasta el punto de que ya no habla de su brazo derecho, el cual se operó a principios de junio para modificar la rotación de su húmero y que le tuvo tres meses fuera de las pistas.
En ese sentido, el reestreno en Aragón fue un desastre en el que no pudo ni completar la primera vuelta, aunque probablemente eso le permitiese (sin intención) reservar energías para lo que venía. "Como vienen tres carreras seguidas pues más fresco estaré para Japón, así que también cuenta la acumulación de cansancio", se consoló. Y en Motegi las condiciones le sonrieron: el viernes, un entrenamiento menos porque se había cambiado el programa para evitar problemas como los de Argentina con la llegada del material; el sábado, lluvia en el primer libre y suspensión del segundo, con una sesión en mojado, condiciones mucho menos exigentes en lo físico.
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— Marc Márquez (@marcmarquez93) October 17, 2022
Márquez logró la pole y el domingo terminó cuarto: saldo positivo en lo deportivo y para el proceso de recuperación. En Tailandia todo fue normal hasta la carrera, que se disputó bajo un fuerte aguacero. Allí cruzó la meta quinto, y de nuevo se "libró" de hacer un esfuerzo extra en un escenario en el que la temperatura suele ser asfixiante. Así que tanto respiro le permitió completar un Gran Premio de Australia normal con un resultado excelente: segundo en parrilla y segundo en carrera, el regreso a un podio casi un año después.
"No se puede ir del infierno a la gloria en un paso, pero casi lo conseguimos. La victoria ha estado cerca", reconocía satisfecho. "Venimos en una progresión ascendente. Tal como me encontré en Tailandia, Phillip Island era donde más opciones tenía de hacer un buen resultado. El otro es Valencia, y Malasia lo pasaremos como podamos", apunta sobre este fin de semana, tras una carrera intensa en la que al final notó algún problema. "La moto se movía un poquito más de lo normal en las últimas vueltas, y era porque no acababa de cogerme bien a ella", subrayó.
Una mejoría que se percibe también en los pequeños detalles. En Jerez, antes de su última operación, Márquez decidió regalar sus guantes al público. Y lo hizo recurriendo a un lanzamiento poco ortodoxo con la mano izquierda. En Australia fue el turno de sus botas, arrojándolas de una forma natural. "Antes no podía hacer esto. En Jerez tiré de manera rara porque tenía el brazo rotado 34 grados en el húmero. Ahora no hay dolor. Falta la fuerza para mantener bien en las frenadas la posición del cuerpo, de movimientos de última vuelta de la moto. El brazo va funcionando poquito a poquito. Me dicen que la fuerza tiene que ir mejorando y ese último paso se intentará dar en invierno", concluye el de Cervera.