MOTOGP

Marc Márquez se rinde ante su hermano y lo señala como rival por el título: "Es capaz de todo"

El ocho veces campeón del mundo elogia el nivel de Álex Márquez en Jerez y reflexiona sobre su propia evolución.

Marc Márquez en el box. /Jose Carlos Jiménez/RELEVO
Marc Márquez en el box. Jose Carlos Jiménez/RELEVO
Raquel Jiménez

Raquel Jiménez

Circuito de Jerez-Ángel Nieto (Jerez de la Frontera)-. En MotoGP, los circuitos europeos siempre huelen distinto. Más historia, más presión, más ojos mirando. Jerez no es una excepción, y para Marc Márquez, menos todavía. Aquí ganó por primera vez en Moto2, aquí empezó a forjar su leyenda en la categoría reina… y aquí, este fin de semana, se ha reencontrado con un viejo conocido en una nueva versión: su propio hermano, Álex Márquez. "Estamos en crisis (risas). Es el mejor Álex Márquez de la historia", bromeaba este viernes ante los medios presentes en el circuito entre los que se encontraba Relevo.

La frase, dicha con el desparpajo habitual de Marc, guarda más fondo del que aparenta. Porque Álex no solo está rindiendo a su mejor nivel, está segundo en la clasificación general y ha liderado sesiones en un Mundial que se está tiñendo nuevamente de rojo Ducati. Marc lo sabe, y no le tiembla la voz al admitirlo: su hermano menor ya no es solo una promesa o un apellido compartido. Es un rival directo. Uno más que cuenta para el campeonato.

La relación entre los hermanos Márquez ha sido siempre un equilibrio complejo. La admiración mutua, la complicidad fuera de pista, el respeto dentro del box… pero también una rivalidad que este año se divide entre admiración y querer ganar. "Cuando se encuentra a gusto y con confianza, Álex es capaz de todo. No le ha cogido miedo". Y ese factor es el que marca la diferencia. Porque no todos los pilotos tienen el temple para luchar de tú a tú con Marc Márquez sin achicarse. Álex sí. Y este viernes en Jerez lo ha demostrado.

Susto y cuarta posición

Marc también ha tenido su día, a pesar de no haber terminado dentro de los tres primeros, como se ha convertido en habitual esta temporada. En la curva 6, una pieza negra en el asfalto le provocó un susto que casi acaba en caída, pero que acabó salvando 'estilo Marc': "Lo tenía controlado. Pero cuando he entrado y he visto esa pieza, me he asustado. Me he ido por fuera porque intuía que podía tener ese susto", confesaba.

Eso no ha impedido que sacara su ADN competitivo a relucir. Ha arriesgado, ha empujado, y aunque ha tenido que cambiar de moto por un problema con los mapas electrónicos, ha vuelto a pista para seguir sumando ritmo. Con la segunda moto también notó algo raro, pero prefirió parar por precaución: "No era nada importante. Me he empanado un poco mirando de dónde venía el problema para explicárselo bien al mecánico".

Durante años, Marc nos acostumbró a lo extraordinario. Las poles, las victorias, los domingos perfectos. Pero en este nuevo capítulo, el discurso ha cambiado. Ya no hay obsesión por dominar. Hay obsesión por estar. Por resistir. Por no caerse nunca del grupo de cabeza: "El pleno no es lo normal, lo normal es no tener plenos. Solo hay que ver lo que han hecho estos años Martín y Pecco", reconocía. La regularidad se ha convertido en su arma más eficaz. Porque en un campeonato tan apretado como este, los títulos se ganan más por acumulación que por fogonazos. Y Marc lo sabe.

Al ser preguntado por una posible reedición de duelos como los que vivió con Jorge Lorenzo, Marc se permitió una reflexión con aroma nostálgico: "Ojalá nos encontremos en una situación como la que tuve con Lorenzo, porque significaría que estamos los dos delante". Pero no se engaña. La parrilla actual es un campo minado. Con Bagnaia, Morbidelli, Martín, Viñales… cualquier resbalón se paga caro. Y él lo tiene claro: todavía queda mucho sábado por delante para definir el verdadero potencial del fin de semana.