Marco Melandri descubre el lado menos amable de su 'amigo' Rossi: "Cuando luchas contra él también está su fuerza mediática, que nos atacaba a todos"

En pista no hay amigos. Ni siquiera en aquellos pilotos que han crecido juntos, han compartido momentos y se han llegado a medir en pista por un mismo sueño. Valentino Rossi y Marco Melandri son el claro ejemplo. Los dos italianos tuvieron la suerte de compartir infancia y posteriormente su sueño de ser pilotos de MotoGP. Sin embargo, esa amistad se acabó en el mismo momento en el que ambos coincidieron en la categoría reina del motociclismo. Una rivalidad que, como tantas otras, acabó ganando al poder de la amistad.

Años más tarde, con ambos pilotos ya retirados, Marco Melandri ha recordado una rivalidad histórica en una entrevista con Moto.it. "De hecho, no tenemos relación. En el sentido de que no nos hemos visto prácticamente nunca más", explicaba. Entre pilotos italianos siempre ha habido una especie de lucha por ser el número 1 en Italia que acabó enfrentando a los distintos pilotos. Años más tarde, ese enfrentamiento pasó a un segundo plano con todos retirados, excepto con Valentino Rossi. "Más o menos con todos he recuperado buena relación, incluso con Biaggi a veces nos escribimos, con Loris Capirossi siempre he tenido una relación excelente. Con Valentino... nosotros éramos muy amigos de niños y lo fuimos hasta que yo llegué a MotoGP".

El fin de su relación vino por un tema, como es lógico, de luchar un por un mismo sueño. "Digamos que por fuerza de las cosas las trayectorias se separan, porque cuando el objetivo es común, te encuentras en el mismo sitio, es bastante normal", confesó. Sin embargo, lo raro es que años más tarde, sus caminos no volviesen a juntarse. "Por algún motivo, nunca retomamos la relación, así que yo sigo mi camino y él el suyo. Si se diera la ocasión de encontrarnos, yo no tengo problemas ni rencor con nadie, porque ya he entendido que el pasado es pasado y el futuro es futuro", añadió.

A pesar de ello, lo cierto es que pese a todos los años que han pasado, el italiano sigue guardando con cariño los recuerdos de aquellos años en los que eran amigos. "Éramos todavía pequeños, incluso antes de ser prometedores en minimoto. A menudo íbamos a las carreras juntos, él venía conmigo. Una vez que yo tenía fiebre, mi padre fue desde Rávena a buscar a Valentino a Cattolica y lo llevó a rodar a Forlì, luego lo volvió a llevar a casa. Yo no estaba. Otras veces, él venía y dormía en mi casa, o en su cumpleaños número 14 estábamos en la suya. A veces yo me quedaba a dormir allí".

Una relación que traspasaba el plano deportivo y que les hizo vivir muchos momentos juntos. "Cuando empezó a rodar con la Cagiva, yo iba a verle. Siempre hemos estado unidos, teníamos muchas pasiones similares. Las primeras veces que íbamos a la cantera, íbamos juntos a probar cómo hacer flat track. Él veía que a mí me gustaba la música, así que empezó a interesarse también. O, por ejemplo, en Imola en 1998 le dije: 'ahora quiero teñirme el pelo con los colores de la bandera italiana', y se lo tiñeron también él y Uccio. Estábamos bastante en la misma onda", recordó.

Esa misma amistad que un día puso su punto y final en el momento en el que ambos tuvieron que luchar por un mismo objetivo común, convertirse en el italiano de referencia de la categoría reina y que a día de hoy sigue sin recobrarse. "Cuando llegué a MotoGP, él estaba a punto de venir a Yamaha, donde luego ocupó mi puesto. Fue una situación particular porque yo estuve a punto de quedarme sin equipo. Dentro de mí dije: 'entiendo los intereses y todo, pero hazme entender que tengo que empezar a buscar otra cosa. Si somos realmente amigos…'. Desde ahí empezaron a pasar cosas. Cuando comienzas a luchar contra él, luego estaba su fuerza mediática que atacaba a todos. Yo quizá entonces no era todavía lo suficientemente fuerte como para soportarlo, ¿sabes?", concluyó.