MOTOGP

Maverick se sobrepone a una gastroenteritis para inscribir su nombre en la historia de MotoGP

El español es el primer piloto que ve la bandera a cuadros con tres marcas distintas, en un día en el que rompió una racha de Ducati.

Maverick Viñales celebra con su equipo la victoria en la carrera al Sprint de Portimao./AFP
Maverick Viñales celebra con su equipo la victoria en la carrera al Sprint de Portimao. AFP
Borja González

Borja González

Autódromo Internacional del Algarve (Portugal)-. El viernes por la mañana informaban desde Aprilia que Maverick Viñales había pasado una mala noche por culpa de una leve gastroenteritis, pero que eso no debía afectar a su rendimiento. Ya por la tarde, después de haber terminado la práctica en la séptima plaza, un resultado que le daba el pase directo a la Q2, Viñales aparecía con una mascarilla FFP2 cubriéndole la cara. "Estoy fatal", confesaba, incrementado el nivel de gravedad comunicado oficialmente por su escudería. Pero la realidad es que Viñales apenas había podido dormir una hora en la noche del jueves al viernes. "Se pasa muy mal, no podía aguantar", aseguraba, a la vez que bromeaba sobre el origen del virus que le había afectado. "Esto ha sido por mi hija, y ya verás si lo pilla mi mujer", sonreía.

Viñales sacó este sábado su mejor versión. A punto estuvo de hacerse con la pole, y en el sprint fue sólido, salvando las escabechinas del inicio de la prueba, en un día en el que fue muy superior al resto de Aprilias. Curioso: en Catar Aleix Espargaró parecía a otro nivel, y en el Gran Premio de Portugal ha llegado el turno de Viñales, a falta de que todo se confirme en la carrera, algo que su compañero no pudo hacer el domingo de Losail. "A Pecco le estaba cogiendo poco a poco, le iba recortando y no quería quemar los neumáticos", contestaba cuando Relevo le preguntaba por sus opciones de ganar la prueba larga. "A lo mejor él también se estaba guardando algo, pero he visto que ha cometido algún error, como Marc y Martín. En un fin de semana tan difícil, parece que nuestra moto es la más estable. Estoy muy contento con lo que tengo debajo de las piernas y físicamente no voy a tener problemas. Estoy bien".

Lo hecho por Viñales no entra en las estadísticas oficiales de victorias en el campeonato, porque los sprints no computan para esto, pero sí que fue la primera vez que el español cruzó la meta primero con una Aprilia; y la primera vez que un piloto ha visto una bandera a cuadros con tres motos distintas en MotoGP: lo había hecho anteriormente con la Suzuki y con la Yamaha. "En el libro de estadísticas no aparecerá esto, pero para todo el mundo sí. Para mí… cierro un círculo y eso me encanta. Me quito mucho peso de encima al ganar con Aprilia. Ha sido un proceso bastante largo, pero estoy muy satisfecho", aseguraba tras no permitir que Ducati se llevase su décimo sprint consecutivo. El de Roses (Girona) sonreía, porque sabe, además, que es la debilidad del máximo responsable de la marca en MotoGP, del exferrarista Massimo Rivola, en un momento en que los de Noale tienen que definir su estrategia deportiva para las próximas dos temporadas.

 

"Él es capaz de traccionar como tracciona Ducati, lo hace muy fácil, y esta es la clave, cómo acelera y cómo gestiona la goma trasera", analizaba uno de sus compañeros de marca, Raúl Fernández, que terminó décimo. Porque, sobre todo, el ganador del sprint de Portimao, marcó las diferencias en la última zona del trazado, en una larga zona de curvas rápidas a derechas, justo ese punto que se le atraganta a Marc Márquez. "Se me da bien, siempre se me ha dado bien en Portimao. Pero ahora tengo que mejorar el sector 2, que he visto que Marc lo hace muy bien y ya he visto un par de cosas que me harán ser más fuerte", apuntaba con una sonrisa. "No sé cómo se hace… y creo que ninguno lo sabemos, sólo él", reconocía Fernández casi en modo portavoz del resto de pilotos de la marca italiana. Espargaró cruzó la meta octavo, mientras que el portugués Miguel Oliveira fue duodécimo.

"Para mí, la clave con esta moto es encontrar el equilibrio, y este fin de semana lo tenemos. El equipo está trabajando muchísimo para tener esa misma base todos los fines de semana; y cuando estamos así sabemos que tenemos oportunidades de estar delante. Una victoria siempre es muy difícil, pero veo posible luchar por el podio en cada carrera. Hay que seguir con esta mentalidad". Una declaración de intenciones que no es nueva, porque Viñales ha acostumbrado en los últimos años a sufrir demasiados altibajos. Aunque este domingo se le presenta una buena oportunidad en un escenario en el que ya el año que viene pudo terminar segundo. Entonces no fue capaz de confirmar esa versión a lo largo de todo el curso 2023. Habrá que ver si esta vez sí que puede alcanzar ese equilibrio que lleva tiempo buscando.