MOTOGP | GP DE TAILANDIA

Jorge Martín confirma en el sprint de Tailandia que está un peldaño por encima del líder Bagnaia

Quinto triunfo consecutivo en una prueba corta del español, que con el quinto de Bagnaia se coloca a 18 puntos en la general.

Jorge Martín celebra la victoria en la Sprint de MotoGP del GP de Tailandia./Reuters
Jorge Martín celebra la victoria en la Sprint de MotoGP del GP de Tailandia. Reuters
Borja González

Borja González

Circuito Internacional de Chang (Tailandia)-. No sentía tener la superioridad de los fines de semana anteriores, esa superioridad que no se había plasmado en resultados. Por el error con caída de la carrera de Indonesia, y por el fallo de estrategia de neumáticos de la de Australia. Así que, sin ese teórico plus, afrontaba Jorge Martín el sábado de Tailandia, aunque en su análisis de la jornada anterior, que había terminado con caída, se intuía que la confianza la mantenía intacta. Y lo bordó. Primero, con otra pole estratosférica cuando el viernes decía conformarse con una primera línea, el mismo objetivo de su rival, Pecco Bagnaia, que por el contrario estaba convencido de que en Buriram las cosas iban a ir de otra manera, más a su favor.

Bagnaia no cumplió, mientras que Martín se aseguró un puesto privilegiado con otro registro que destrozó el antiguo récord del trazado asiático. Desde esa pole construyó otra sólida victoria, sin peros, sin resistencia por parte de sus rivales, porque el líder del Mundial se descartó de la pelea por los puestos de honor desde el arranque. Pasó noveno en el primer giro tras salir desde la sexta posición de la parrilla. Una mala salida que fue una tónica y no un desliz, aunque en los últimos compases diese un pequeño paso hacia delante que solo le valió para cruzar la meta séptimo, por detrás del tercero de la general, Marco Bezzecchi. Esto mientras Martín se destacaba desde las primeras curvas para no dar opción a nadie y firmar su séptima victoria al sprint, la quinta consecutiva.

Esto ante el pobre e inesperado resultado del italiano (que el viernes había terminado más que satisfecho), quizás la decepción de la prueba junto a Maverick Viñales, probablemente el que mejor ritmo había demostrado hasta que se puso en juego lo relevante, posiciones de parrilla y resultado de sprint. En lo primero sólo fue noveno, en lo segundo ni puntuó. Tras Martín la pelea se centró en Luca Marini y en Brad Binder, una lucha que cayó del lado del sudafricano, un piloto que marca las diferencias en su marca (KTM/GasGas), y que tiene en sus manos las habilidades y la velocidad para poder pelear por un título MotoGP. Sí, el prototipo austríaco muestra de vez en cuando brotes verdes, pero ver a Binder cuarto de la general a 136 puntos del primero demuestra que aún les falta mucho camino por recorrer, porque hoy por hoy tendría que ser capaz de batir sin problemas a un buen piloto como Marini, que sin decir nada malo de nadie, no está a su nivel.

Y la salsa la puso, y era algo que ni él mismo predijo, Marc Márquez. El viernes sonreía con su undécimo puesto, porque estaba dentro de lo que él podía esperar, rodar entre ese puesto y el decimoquinto. ¿Podría pasar de la Q1 a la Q2? "Cómo le he dicho a Alberto (NdR: Puig, team mánager del Repsol Honda), 'si suena la flauta, sí". Algo a lo que su jefe contestó con un "La flauta la tienes que hacer sonar tú". Y lo hizo. Se coló en la Q2 y volvió a hacer sonar la flauta para clasificarse en parrilla octavo, tirando de picardía. Y la hizo sonar una vez más. "Si entramos entre los diez primeros en el sprint, es que ha sonado la flauta". Márquez terminó cuarto, superando en el tramo final de la prueba a Bezzecchi y a Aleix Espargaró (que volvió a mandar en Aprilia, aunque los italianos ambicionaban algo más que un quinto), dos que en teoría deberían de haber estado muy por encima del combo que el 93 hace con la Honda, que vio a su segunda moto, la de Joan Mir, cruzar la meta en duodécima posición, muy lejos de la zona noble.