MOTOGP | GP DE AUSTRALIA

Australia se convierte en el escenario del segundo error garrafal de Jorge Martín

El español falla en la elección de su neumático trasero y pierde otra victoria, como el domingo pasado en Indonesia.

Zarco adelanta a Martín en el GP de Australia./GETTY
Zarco adelanta a Martín en el GP de Australia. GETTY
Borja González

Borja González

Circuito de Phillip Island (Australia). - Las caras en el box del Prima Pramac Ducati lo decían todo. El dueño del equipo, Paolo Campinotti, sonreía, poco. Muy poco. Acababa de ver ganar a uno de sus dos pilotos, a Johann Zarco, en la que era su primera victoria en MotoGP. Pero acababa de presenciar una monumental pifia estratégica de su escudería que les había costado algo más: la posibilidad de acercarse al liderato de la categoría con Jorge Martín, que horas antes había destrozado a la competencia con una pole de récord. Porque quisieron jugar, y perdieron. Y es que siempre hay una máxima cuando te estás jugando algo importante y lo tienes claro: no improvisar, y hacer lo mismo que tus rivales, sobre todo si tu elección no va relacionada con un gran problema, porque esta vez no era así.

Y eso que el español había empezado a 'lo Indonesia', con un dominio poderoso. En la isla de Lombok pecó de exceso de confianza, se pasó un metro y medio en una curva, y se fue al suelo. Y Pecco Bagnaia lo aprovechó, y ganó. Y le quitó el liderato, metiéndole 18 puntos. En otra isla, en Phillip Island, el drama fue de un tamaño similar, o incluso mayor. No se sabe bien por qué, pero en el equipo del piloto español (y el que se sube a la moto siempre tiene que estar de acuerdo) decidieron apostar por el neumático blando trasero. Sólo él y otros tres eligieron esto. Pero los otros, Marc Márquez, Pol Espargaró y Raúl Fernández tenían poco que perder. Él, mucho. Sobre todo porque con la goma media detrás también había sido muy competitivo durante los entrenamientos.

El plan aguantó bastante. Pero cuando ese neumático dejó de rendir, en un trazado con fama de agresivo, Martín se vino completamente abajo. Exagerado. Sin ir más lejos, Márquez, podio el año pasado en Australia, llegó a rodar quinto y en muy pocos giros cayó hasta el definitivo decimoquinto puesto, perdiendo más de diez segundos respecto a los que iban con él, pilotos como Marco Bezzecchi, Aleix Espargaró, su hermano Alex o el local Jack Miller. La ventaja de Martín, que llegó a ser superior a los tres segundos, comenzó a decrecer en los últimos cuatro giros, de forma alarmante en los últimos dos. Y eso permitió que el grupo perseguidor le pillase. ¿Y quién estaba ahí? Sí, Bagnaia. El líder, más el compañero del español, Zarco, el sorprendente Fabio Di Giannantonio y Brad Binder, el segundo de la parrilla y que por momentos había parecido tener en sus manos el segundo puesto. Porque Martín se le escapó enseguida, abriendo un hueco similar al del domingo indonesio.

Si a este no le funcionó el blando, al sudafricano le funcionó peor que a sus compañeros de grupo el medio. Él fue el primero en ser cazado, por Di Giannantonio, y posteriormente por Zarco y Bagnaia. Y cuando Martín empezó a venirse abajo, todos llegaron hasta él y se armó la marimorena. Un lío del que salió victorioso Zarco, que nunca antes había ganado, y que provocó la sonrisa agridulce de sus todavía jefes (el año que viene ocupará el sitio del ausente Alex Rins). Porque el francés no tuvo ningún miramiento al pasar a su compañero, que iba completamente vendido. Y salió victorioso, otra vez, Bagnaia, cuando parecía otro mal día para él: segundo, y 27 puntos de ventaja en la general sobre su rival, que como se esperaba, terminó cerrando un quinteto que entró en meta en un segundo.

La segunda decepción isleña para Martín y para las aspiraciones españolas de lograr el título de MotoGP en menos de una semana, decepción porque eso de ser el más rápido de la parrilla no se está concretando en los resultados esperados, mientras Bagnaia hace caja en un momento en el que parece tener algunas dudas. Y a esto hay que sumar las serias dudas que había el sábado de que la meteorología fuese a permitir que se disputase el sprint el domingo, en la que podría ser otra oportunidad para el segundo de la general. El romanticismo del día lo puso Di Giannantonio. El domingo nos decía que sería un sueño lograr un podio, como si no creyese que iba a ser posible. "¿Por qué no puedo pelear por un podio?", espetaba con una sonrisa casi cómica. Y, no, no era un sueño… Una exhibición de un piloto que lleva un año corriendo siendo consciente de que iba a perder su sitio, en la moto que se ha quedado Marc Márquez. Justo cuando de él ha surgido un auténtico piloto de MotoGP. La paciencia que pedía no llegó, aunque por lo menos podrá marcharse de Gresini con una sonrisa, está más sincera que la que se vio en el box de Jorge Martín.