El cambio de vida de María de Valdés: "El principal motivo es poder estar cerca de mi familia"

Siempre gusta ver sonreír, pero ese deseo se multiplica con el caso de María de Valdés (Fuengirola, 1996). La nadadora de largas distancias se proclamó subcampeona mundial hace un año en Doha, solo unas semanas después de perder a su padre y pocos meses antes del que terminó siendo un amargo debut en los Juegos Olímpicos. Una montaña rusa emocional, desde lo más duro en lo personal hasta la cara y la cruz en lo deportivo, que ha terminado con un cambio vital y un parón competitivo un poco más largo de lo habitual para recuperar física, pero sobre todo, anímicamente.

De Valdés ha vuelto a casa con su familia tras siete años en A Coruña, formando parte del Liceo, y ahora se ha puesto en manos de Xavi Casademont, el técnico de aguasibi abiertas de la federación española de natación afincado en Málaga. Por delante un año para volver a disfrutar, y para ello, varios objetivos por delante, entre los que destaca a corto plazo la nueva Copa del Mundo de aguas abiertas que se disputará en Ibiza, en Santa Eulària des Riu, del 24 al 26 de abril. Después, tocará poner el objetivo en el Mundial que se llevará a cabo en Singapur del 11 de julio al 3 de agosto, y donde la malagueña defenderá su plata lograda en 2024.

Empecé un poquito más tarde que el resto del grupo, necesitaba un descanso radical tanto físico como mental y me ha venido muy bien para empezar la temporada. Poco a poco voy cogiendo la forma y con mucha ilusión de poder afrontar la temporada.

Sí, la verdad es que necesitaba un cambio y también un descanso sin saber nada del tema del deporte. Poder disfrutar de las vacaciones y de mi gente, que hacía mucho tiempo que no podía estar con ellos, la verdad que eso me vino bien. Con el cambio de entrenador, el poder estar cerca de mi familia ahora, también creo que me beneficia, me ha dado un plus para poder seguir de camino a lo que quiero.

Sí, una de las principales cosas por las que lo hice fue porque, después de todo lo que pasó, quería hacer un cambio y era estar cerca de mi familia, poder estar en Málaga. Obviamente, creo que ya tocaba. Las etapas al final se van cumpliendo y en esta, después de siete años en A Coruña donde estoy agradecida de todo lo que me han dado y me han aportado, ya tocaba el cambio. Estoy supercontenta con el grupo, con Xavi Casademont y con la federación, que me está apoyando mucho.

La experiencia nadando fue muy mala. Tengo que decirlo, de París me llevo una experiencia mala. Pero, poco a poco, trabajando con la psicóloga, estoy intentando llevarlo a un momento bueno en mi cabeza, porque al final es una vez cada cuatro años y llevarme esa espina no es bueno. Poco a poco, voy intentando asimilar lo que hice y quitar un poco el resultado y que yo pueda mejorarlo de cara al futuro.

Pues no fue por el agua al final, obviamente en mi caso fue por el resultado. Eso sí, todo el mundo me preguntaba por el agua. Pero yo, cuando me tiré al agua, ya me olvidé que el agua estaba sucia, que sí había mucha mierda. Yo busqué centrarme en la prueba y tocar la placa cuanto antes, porque fue un sufrimiento muy duro.

Sí. A ver, primeramente, la última semana en Sierra Nevada antes de viajar a París me puse mala. Estuve ingresada en el hospital y estuve bastante mal. Era un tema que tampoco quería sacarlo, porque no es ninguna excusa, pero fue real. Eso está ahí, influye en la preparación y allí no me benefició. La prueba era en el río, a contracorriente, y eso obviamente beneficia a la gente que está más fuerte y yo, en este caso, llegué más débil. La prueba se me hizo muy dura y muy larga.

No, no fue nada grave. Me dio una gastroenteritis muy fuerte.

Sí. A ver, me hubiese gustado poder estar un poco más adelante en el resultado, pero contenta con las sensaciones y de cómo me vi. Me desenvolví bastante bien en el mar, por lo que me quedo con eso y poco a poco, espero seguir recuperándome y poniéndome en forma para la Copa del Mundo de Ibiza.

En la piscina quiero acercarme a mis mejores marcas y poder nadar rápido. Evidentemente, el objetivo principal son las aguas abiertas y hacer un top 10 en Ibiza. Va a ser complicado, porque es una Copa del Mundo, van las mejores del mundo y van a estar todas al 100%. Además, como pasa en España, también es clasificatorio para otros países, por lo tanto, van a ir perfectas como debemos ir nosotras. El gran objetivo es clasificarme para el Mundial de Singapur en Ibiza y espero, por cómo me voy encontrando ahora, ir progresivamente y estar a mi 100% allí.

Sí, que se pueda hacer aquí en casa y puede venir gente de nuestra familia, amigos y eso, quieras o no, nos puede dar un plus para hacerlo mejor y también en el aspecto del ánimo que nos va a hacer estar al 100% de ánimo.

Al final, nadar rápido en piscina nos va a beneficiar también para aguas abiertas. Por la salida, los cambios de ritmo que puede haber en la prueba de 10 kilómetros y todo eso. Cada vez más, la prueba de aguas abiertas va evolucionando y mucha gente de piscina de 800 y 1500 metros se van pasando a los 10 kilómetros. Esto hace que sea una carrera en la que cada vez se está yendo más rápido. Creo que eso también nos puede beneficiar, porque somos rápidas en piscina y al final eso da un plus al nadar en aguas abiertas.

Realmente, tampoco he notado mucho los cambios porque, con Xavi, he ido cada año de concentraciones prácticamente. Además, la temporada pasada, estuve con él casi la mitad del año, entre 4 o 5 meses. Por el tema de mi padre, tenía que viajar bastante de A Coruña a Málaga y me hacía el favor de poder quedarme a entrenar con él. Al ser un centro de aguas abiertas, teníamos un metraje parecido. Por lo tanto, el tema del grupo, del entrenador y demás, no ha sido un cambio grande. Eso también creo que me beneficia.

Él, teniendo aquí a las tres nadadoras que nos jugamos en la plaza, hace siempre el trabajo de la mejor que puede hacerlo. Las indicaciones que nos da es entrenar cada día lo mejor posible, porque si damos cada día el 100% en los entrenamientos, eso te asegura dar el 110% en competición. Hacerlo nos garantiza que pueda salir bien o por lo menos, el intento de hacerlo bien.

Cuanto más competencia haya, mejor. Cuantas más rivales, también. Y ahora más, que vienen desde muy pequeñas pisando bien fuerte. Todo eso crea competitividad y beneficia a todas, porque todas apretamos los dientes para poder seguir mejorando. Eso es lo mejor para todas.