Cuatro waterpolistas españolas desatan la locura en Japón fuera de la piscina... por culpa de su altura
Maica García, Paula Leitón, Paula Camus y Cristina Nogué miden más de 1.80 y se están encontrando una situación de lo más insólita en Fukuoka.
Fukuoka, una de las principales ciudades de Japón, está siendo el epicentro internacional de los deportes acuáticos este verano. Decenas de delegaciones se congregan en el país nipón para competir en este Campeonato del Mundo en sus diferentes disciplinas. Se adentran en su característica cultura, gastronomía e idioma durante estas dos semanas. Los propios japoneses se han involucrado mucho con este evento deportivo, incluso llenando las gradas de las competiciones con alumnos de colegios como si de una típica excursión escolar se tratase. Pero si hay algo que ha enamorado y sorprendido a los japoneses es la significativa diferencia fisiológica de las waterpolistas españolas respecto a ellos mismos.
La altura media de los japoneses es una de las más bajas del mundo, con 1,72m en los hombres y apenas 1,58 en las mujeres. Además, el peso medio también es inferior a la gran mayoría de países. Al observar estos datos podemos entender un poco más el por qué las jugadoras de waterpolo de España pueden causar tanto revuelo en cualquier sitio público japonés. Con sus más de 1,80 metros de altura nuestras boyas y cubreboyas, Maica García, Paula Leitón, Paula Camus y Cristina Nogué, ven cómo desde que llegaron al mundial la gente que las rodea las mira con una especie de admiración.
La propia Paula Camus nos ha explicado cómo los aficionados les preguntan todo el rato si se pueden hacer una foto con ellas. Es normal en una competición internacional firmar autógrafos o tomarse selfies con los fans, ya que al fin y al cabo son deportistas de élite. Pero entonces se dieron cuenta que había un especial interés en ellas cuatro, las jugadoras más grandes y altas del equipo. "El otro día estábamos en un Starbucks para pedirnos un café y la chica que estaba detrás de nosotras en la cola nos preguntó si se podía hacer una foto con nosotras porque le sorprendió que fuésemos tan grandes", comenta Paula entre risas. Es curioso ver cómo las japonesas, a las que sacan unos 30 cm de altura, están entusiasmadas con ellas no solo por ser deportistas, sino por su tamaño.
El problema de llevar tatuajes en Japón
Este no es el único choque cultural que están encontrando durante la competición. Algo tan normalizado y presente en nuestro país como los tatuajes es un tema complicado en Japón. Tradicionalmente, están muy mal vistos porque son relacionados con personas fuera de la ley o asociadas a diferentes mafias como la Yakuza. Es por ello que en muchos sitios públicos están prohibidos llevarlos de manera visible, como el caso de los gimnasios y las piscinas. Para muchos deportistas es una tarea casi imposible. Alguna de las medidas más extendidas entre los japoneses es usar parches de color piel para taparlos, pero el sudor, el agua e incluso las propias reglas de la competición les impiden hacerlo.
Durante los entrenamientos muchos jugadores utilizan el 'kinesiotape', el vendaje que colocan muchos fisioterapeutas en zonas específicas como cinta terapéutica, pero no les llega para cubrir la totalidad de los tatuajes. Otra medida, la que utilizan algunos de los chicos de la Selección masculina, son las mangas deportivas compresoras, aunque estén destinadas para la sujeción de la articulación y no para ocultar alguno de los dibujos de su piel. A la hora de entrar a las zonas de entrenamiento, los encargados de las instalaciones les indican, eso sí de manera muy educada y amable como bien les caracteriza a los japoneses, que no pueden llevar tatuajes al aire. Es aquí donde surge un dilema para muchos deportistas: ¿si no puedo cubrirme completamente todos los tatuajes estoy faltando el respeto a su cultura? De momento, para las competiciones oficiales no deben ocultar ningún tatuaje, pero la anécdota ya está servida.