MUNDIALES DE NATACIÓN | SALTOS

El italiano que ha llevado al éxito a Abadía y García Boissier y a cumplir su sueño: "Comer un croissant en la villa de París"

Participó en dos Juegos Olímpicos y lideró su deporte en Italia, ahora revoluciona los saltos españoles.

Nico García Boissier y Adrián Abadia con la medalla de bronce al cuello en los saltos sincronizados de 3m. /AFP
Nico García Boissier y Adrián Abadia con la medalla de bronce al cuello en los saltos sincronizados de 3m. AFP
Alberto Martínez

Alberto Martínez

La alegría de Domenico Rinaldi después de que Adrián Abadía y Nicolás García Boissier consiguieran la medalla de bronce en los saltos sincronizados de trampolín de 3m en los Mundiales de Natación de Doha y a la par la clasificación olímpica solo es comparable a la que tuvo en los Juegos de Londres 2012. Allí, este italiano que fue dos veces olímpico (1984 y 1988) consiguió que su hijo se clasificara para la cita, lo que le supuso "un motivo de orgullo", algo que "nunca olvidaré". Tampoco borrará de sus recuerdos la tarde del 4 de febrero.

Por primera vez en la historia, la delegación española logró una medalla mundial. Han pasado pioneros como Ricardo Camacho o Javier Illana, incluso la jovencísima y promesa Ana Carvajal que coqueteó con el podio en plataforma 10m en los Mundiales de Fukuoka, pero ninguno de ellos ha llegado a las cotas de Nico y Adrián, que llevaban ya a sus espaldas varios campeonatos desde que se unieran en 2021 para buscar el billete a Tokio. "Tanto Nico como Adrián tenían opciones claras. Tenían capacidad física y técnica, pero están compitiendo con gente muy curtida y son novatos. Los focos están sobre ti, pero les vendrá bien. Nos darán muchas alegrías Siguen en el camino olímpico", dijo en en el pasado el director técnico Quique Martínez.

Pero después de Tokio llegó el verdadero cambio. Rinaldi, veterano entrenador italiano, licenciado en Ciencias de la Educación Física, asumió el mando del grupo con el reto de darle un impulso a los saltos. Con él llegó Arturo Miranda, ex saltador cubanocanadiense, quien sería su mano derecho. Y, poco a poco, su filosofía dio resultados. "Me gusta mucho hacer equipo, tener gente del mismo nivel. Cuando llegué a Madrid, Valeria Antolino no estaba en plataforma, Carvajal era joven, Camacho está hablando de irse de España... Creo que más que la técnica, lo que he inculcado es una estrategia, un plan, faltaba un horizonte", explica el gurú a Relevo.

Domenico Rinaldi.  RFEN
Domenico Rinaldi. RFEN

Las vueltas de García Boissier y el diamante en bruto de Abadia

Desde entonces, se creó una cultura de equipo y de trabajo que ya se tradujo en los grandes resultados en los pasados Mundiales de Fukuoka, cuando García Boissier y Abadía ya fueron quintos del mundo. Ahora han rascado la medalla. "Cuando todo estaba colocados en su sitio más natural, salieron los resultados", explica. El buen rollo impera en la piscina del Mundial 86 de Madrid, donde se entrenan en unas infraestructuras inmejorables y ahora con un programa claro que ejecutar. "Se trabaja para esto, Adrián pasó por unos problemas físicos en diciembre pero tiene mucho talento", dijo Domenico.

Mientras Nico García Boissier, cuyo hermano Héctor también practicó saltos durante muchos años y fue su pareja en los sincronizados en los Mundiales de Kazán, en 2015, lleva una trayectoria más amplia, Abadia, el mallorquín, siempre fue considerado el diamante en bruto de los saltos españoles: en el Europeo júnior de 2019 consiguió subirse al podio en trampolín 1 metro. Ambos se mudaron a Madrid en mayo para entrenar juntos porque antes lo hacían a distancia, uno en Canarias y otro en Mallorca, un contrasentido teniendo en cuenta que los saltos son sincronizados, un reflejo de las dificultades de este deporte y de la metamorfosis desde la llegada de Rinaldi. "Solo pensaba en la plaza olímpica. No miré el marcador. Cuando Adri me ha dicho la puntuación, hemos sabido que seríamos medalla. Se me ha saltado una lágrima", comentó García Boissier, que reconoció que "vivimos juntos, entrenamos juntos, todo lo hacemos así".

Los planes de Domenico se han adelantado ("siempre puso la mirada en Los Ángeles 2028"), aunque llegase como responsable técnico del equipo júnior italiano y hubiese obtenido 21 medallas internacionales absolutas y estuvo presente en seis Juegos consecutivos, desde Sidney 2000 hasta Tokio 2020). Para la natación española su llegada ha sido como encontrar la brújula a uno de los deportes con menos licencias en España y con una falta grande de infraestructuras.

"No esperábamos la medalla. Estamos muy contentos. Detrás de cada salto hay mucho trabajo. Cada uno tiene su recompensa. Le dedico la medalla a mi madre y a mi abuela, que fueron mi padre y mi madre", comentó Abadia, que reconoce que "me cuesta asimilarlo" y reconoce que quiere "comer ese croissant en la villa olímpica". Una delicia que ahora ambos podrán saborear.