El mito que fabricó Phelps con la dieta de los nadadores tiene mucho de real, pero no todo: "¡Seis huevos me parecen pocos!"
Los nadadores de pruebas de medifondo o fondo deben ingerir hasta 5.000 calorías para hacer frente al entrenamiento o recuperar.

La natación es un deporte de nicho, de familiares que abarrotan las piscinas en los pocos días de competiciones de edades al año o que observan por la televisión, cuando el verano se lo permite, la gran competición internacional: este 2025, los Mundiales de Singapur, cuyos horarios restarán audiencia. Pero en los Juegos Olímpicos, el cloro sale de la pileta e inunda cualquier casa. El show de la natación es comparable al del atletismo o la gimnasia, deportes troncales cada cuatro años, inolvidable el primero de ellos por todo lo que ocurrió en los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, cuando un tiburón de Baltimore de 23 años logró lo que nunca nadie hizo -y seguramente no ha nacido hombre que pueda abordar-. Ocho pruebas, ocho oros. Michael Phelps se convirtió en el Dios de Olimpia.
En aquellos Juegos, las proezas de Phelps acapararon portadas. Y también su estilo de vida, su obsesión por pasar a la historia, su preparación física junto a Bob Bowman, los detalles que pulió y su dieta. Y ahí se creó el mito de las 12.000 calorías que el nadador ingería a diario para poder recomponerse por toda la competición y el entrenamiento que había detrás, lo que equivalía a 12 hamburguesas con sus patatas fritas y bebida cada 24 horas. Phelps fue imagen de Subway con Pelé o de McDonalds en un local en la mismísima Pekín. Los secretos del mejor de todos los tiempos.
En aquel momento, su dieta se repartía en tres comidas, que a modo de ejemplo era algo así como: tres sándwiches de huevos fritos, dos tazas de café, un tazón de sémola, una tortilla de cinco huevos, tres rebanadas de pan y tres panqueques con chocolate. Luego, Phelps degustaba un almuerzo con 500 gramos de pasta, dos sándwiches de jamón y queso y hasta 1000 calorías en bebidas energéticas. La cena volvía a incluir pasta, bebidas energéticas y una pizza. Todo ello para poder completar hasta tres pruebas al día o entrenamientos, antes de la competición, muy duros, con dos o tres horas. Llegaba a comer ocho huevos al día. Pero, ¿todos los nadadores deben consumir esa gran cantidad de alimentos?
Leticia Bravo es una de las nutricionistas más ligada a la natación y que se ha encargado de poner a punto a nadadores internacionales, también a otro tipo de deportistas como triatletas. "Lo más importante es que haya aporte de glocógeno muscular; la energía viene del carbohidrato. Es muy importante la noche de antes, que haya un buen aporte, porque este es limitante y se acaba. En un periodo de entrenar nadando muchos metros, de volumen, tiene que haber muchas calorías", introduce la conversación, pero advierte: "Cada cuerpo es diferente y no es lo mismo los velocistas que los medifondistas o fondistas".
La nutricionista da con la clave sobre la gran cantidad de calorías que necesita un nadador: por las noches, para tener energía al lanzarse a primera hora; después de la sesión, para recuperar; y en la comida para seguir preparándose para la sesión de la tarde. Un círculo de ingerir y gastar que no se detiene. "Un nadador que se entrena dos o tres horas al día en el agua es como un maratoniano. Si nada un 400, 800 o 1.500 son pruebas de mucho consumo, por lo que se necesitan un desayuno o almuerzo de 4.000 calorías. Eso aumenta en la competición porque entra en juego el sistema nervioso central, que eso te consume mucho, y la intensidad es mayor. Ha tenido nadadores que tenía que mandarle batidos porque necesitaban consumir unas 5.500 calorías", reflexiona.
Hugo González es ahora mismo el mejor nadador español. Campeón y subcampeón mundial en 100 y 200 espalda, fue finalista olímpico y también necesita una buena ingesta calórica en sus comidas. Él está más en la línea de Phelps teniendo en cuenta su altura y peso: "Depende del entrenamiento que haya hecho o vaya a realizar. Lo que es más copioso es el desayuno de después. He llegado a comer tanto que no puedo hacer después la comida. Mezclo proteínas como yogur, cereales, tostadas, luego aguacate, huevo, jamón... muchos carbohidratos. Seis huevos no me parece tanto: cada uno tiene seis gramos de prteína, en total 36... es lo que necesitamos", comentó el mallorquín.
El equilibrio entre lo que se ingiera y lo que se gasta nadando
La nutricionista Bravo asiente sobre la importancia de los huevos y las cantidades, sosteniendo la explicación de Hugo González: "No sé si seis huevos es lo que toca siempre, pero cada hueve tiene 6 proteínas y se necesitan alrededor de 30, por lo que los seis podrían ser normal". "Una persona con una actividad normal necesita unas 2.200 calorías, los nadadores pueden ingerir el doble o el triple. Es el deporte que necesita más junto con el triatlón o los maratonianos", cuenta.
Ese equilibrio debe ser clave para que no haya "un aumento de grasa". Y Bravo pone ejemplos de desayunos típicos: "Cereal de rápida asimilación, avena con copos de maíz, que no lleven fibra; y se le puede añadir yogur, bebida vegetal, miel, azúcar. En una dosis haya gran cantidad de energía, dependerá de la digestión de cada uno también... Tostadas que no sean integrales, pan blanco que se digiera fácil. Comer más cantidad. Una tortilla o queso fresco. Añadir un vaso de leche, miel y plátano...".
En 2008, se habló de las comidas de Phelps desde un punto de vista anecdótico, pero ahora la nutrición forma parte del entrenamiento de los nadadores. Son los detalles que pueden ayudar a mejorar esa décimas que te dan una medalla. El mito de Phelps que tiene algo de real... pero no todo.