El ansiado regreso de la pareja Juan Lebrón-Paquito Navarro, desde dentro: "¡Vamos Lobo, vamos animal!"
Los andaluces que tocaron el cielo del ranking en 2019 vuelven con un triunfo agónico que dejó numerosos detalles dentro y fuera de la pista.
Era el rey del baile, pero se hizo esperar. Juan Lebrón demoró su puesta apunto un par de minutos en su ansiado regreso a los ruedos junto al sevillano Paquito Navarro. Su compañero, un viejo conocido con el que tocó el cielo del ranking en 2019, y sus rivales, Javier García y Jaime Muñoz, aguardaban en la pista en el Premier Padel de Bruselas. El Lobo salió por fin de la madriguera y arrancó el show.
Paquito Navarro, de 35 años y más experimentado que su compañero de 29, llevó la voz cantante de la pareja en todo momento. Él era el timón anímico hasta en los momentos más complicados. Una especie de director que hablaba por el pinganillo a su ciclista de cabecera. "¡Vamos, que somos capaces. Vamos Lobo, vamos animal!", arengaba Paquito a Lebrón con 5-1 abajo en la primera manga, cuando pintaban bastos.
Lebrón contenía su rabia en un primer set aciago en el que cayeron por 6-3, con un comportamiento exquisito, dejando siempre a su compañero llevar la batuta emocional del encuentro. Los gritos de "vamos y joder" desgañitándose eran propiedad exclusiva de Paquito. Los choques de mano tras cada error o acierto, también. Lebrón sólo manifestaba su frustración con un suave, casi imperceptible, toque de raqueta a la mesa en el descanso del primer set.
Rodri Ovide, el entrenador de la pareja, daba consignas desde la tranquilidad absoluta, en especial a Lebrón, pero el runrún comenzó a expandirse en el recinto del Tour&Taxis de la capital de Europa en el segundo set, cuando los favoritos sufrían un 0-2 en contra. La grada vacía empezó a poblarse y lo que era un debut apacible se transformó de repente en un duelo de alto voltaje.
"¡Tú, Juanito, atrás, dale tú!", instruía Paquito. Lebrón respiraba profundo, sólo había gritos al cielo cuando Paquito lo marcaba. El del Puerto se ceñía a dar la mano, a abrazar a su pareja de baile y a algún 'Bien, Paqui, bien sacado' con sordina. Ahí empezó la remontada. Paquito seguía con la radio permanente, con 2-3 a favor, y festejaba los puntos cerrando el puño con rabia. El respetable, acostumbrado a trabajar o a comer un bocadillo a estas horas, los dos mandamientos belgas de la jornada laborable, se venía arriba. 5-7 en un segundo set agónico.
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— Premier Padel (@premierpadel) April 23, 2024
📆 23-28 April
🏟️ Gare Maritime, Tour & Taxis
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La pareja Paquito-Lebrón culminó su primer gran desafío en esa segunda manga, entre tragos de Red Bull del Lobo y sonrisas cómplices del sevillano, que demostró que sabe, mejor que nadie, cómo controlar el carácter indomable del astro del Puerto de Santa María. En el tercer set, Paquito protagonizó la broma del día al dirigirse a su entrenador, que había salido a la grada para ver el partido en perspectiva. "Tú quédate fuera", le espetó supersticioso al coincidir ese detalle con una buena racha de la pareja.
Lebrón, por su parte, fue el protagonista positivo de dos acciones de pureza en los instantes decisivos del partido. El primero, al disculparse con Javier García con mucha atención y cercanía tras impactar uno de sus poderísimos remates en el cuerpo de su rival, de forma involuntaria. El segundo, al aplaudir con respeto y reconocimiento una acción extraordinaria de sus contrincantes.
¡Qué bueno eres, Lobo!
Durante todo el choque, Paquito Navarro, bético y dicharachero, valga la redundancia, repitió en bucle un halago a su pareja de baile: "¡Qué bueno eres, Lobo". El tercer set (1-6) dio paso a la explosión de alegría de Lebrón y Paquito, que habían superado una prueba de fuego ante dos rivales que rozaron el sobresaliente.
Llegaron los abrazos y las fotos que anhelaba el público. Antes, habían estado pidiendo selfies a Ale Galán (la antigua pareja de Lebrón) y al argentino Fede Chingotto. Incluso un fan de Galán le propuso una instantánea con un perro, a la que el madrileño accedió con simpatía. Pero ahora era el momento de El Lobo, su ex deportivo, que atendió solicito a su manada de seguidores, antes de dirigirse al masaje. "Fisio, fisio", decía Lebrón, mientras Paquito y Fede Chingotto, testigo de excepción de la remontada, departían entre risas. El susto había pasado. Quizá, al lado de Paquito, veterano con carisma, el Lobo se convierta en San Juan.