Así conoció Fernando Belasteguín a Arturo Coello: "Le vi gritando '¡qué bueno soy!'"
El español y el argentino desvelan la forma tan curiosa en la que se conocieron y explican la sensación de ganar sin estar al 100%.
![Bela y Coello se saludan en la charla./RELEVO](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202502/10/media/cortadas/belacoellotercera-RwHspvh97jyaZEWS3Wm7t4M-1200x648@Relevo.png)
Las grandes relaciones suelen surgir de encuentros casuales. En el mundo del pádel, como en la vida, hay momentos que son un punto de inflexión para sus protagonistas. Fernando Belasteguín, el mejor jugador de la historia, recuerda con precisión el día en que vio jugar por primera vez a Arturo Coello, el actual número uno del mundo y con quien acabaría forjando una gran amistad, además de una fructuosa relación deportiva.
El descaro de un joven Arturo fue lo primero que llamó la atención de Bela: "Te conocí en Marbella en la previa del 2020, jugando contra Denis Perino. Tapia y yo fuimos a verte y recuerdo haber pensado: 'Quién es este flaco que, cuando gana un punto, grita qué bueno que soy'. Me llamó la atención ese desparpajo y confianza. Luego, después del COVID, en Menorca, nos cruzamos de nuevo. Te saludé y te repetí la misma frase, nos reímos y ahí empezó todo", recuerda el Boss.
Coello, que por entonces era una joven promesa con 18 años, se sonroja al recordar la anécdota: "Yo a Bela lo conocía de siempre, pero el trato directo empezó en ese torneo". Aquella conexión inicial fue el germen de una unión que, tiempo después, cambiaría sus carreras: "A mí me llamó mucho la atención tu carácter, Arturo. En esa época, con 18 años, ya mostrabas una confianza tremenda. Y aunque hoy lo tengas más controlado, sigue siendo parte de tu esencia", explica Bela.
Aprovechando la confianza y el tono distendido de la conversación, el argentino desvela con sorna una de las cosas que obsesionaban a Arturo en la época en la que compartían pista: "Cuando empezamos a jugar juntos tenías 15 o 20 mil seguidores. Cada 15 días ibas viendo cómo subían", a lo que el vallisoletano contesta: "También me obsesionaban otras cosas...", comenta mientras sonríe porque estaba muy pendiente de su crecimiento muscular.
Una premonición con Tapia
Juan Martín Díaz, otra de las grandes leyendas del pádel, tuvo una premonición en esa época, cuando Arturo tenía tan solo 18 años: "Recuerdo que Juan me dijo un día: 'Ojo con ustedes dos en el futuro'. Yo lo miré como diciendo... 'Juan, Agustín y yo en un futuro?'. Pero por dentro lo sentía". El tiempo ha demostrado que eran dos jugadores hechos para compartir pista.
El poder de ganar sin estar al 100%
Un tema clave en la mentalidad de un número uno es la capacidad de ganar, incluso cuando no se está en el mejor momento. "Agus y tú sois como las tuercas de un barco: en función de lo que necesite, ajustan más o menos. Tenéis la tranquilidad de saber que, si jugáis bien, nadie os gana y eso es algo muy poderoso. Y lo que veo desde afuera es que hoy, incluso si uno de ustedes no está al 100%, si los rivales no juegan su mejor pádel, tampoco les ganan. Eso es una ventaja mental enorme", analiza Belasteguín.
Coello asiente y explica sus sensaciones: "Yo siento una especie de fuerza interna. Aunque las cosas vayan mal, tenemos una capacidad de resolver situaciones difíciles. En cuartos y semis, los rivales juegan a su mejor nivel porque contra nosotros tienen menos presión. Pero Agus y yo hemos aprendido a sostenernos el uno al otro. Si uno no está al máximo, el otro tira del carro hasta que el momento clave llega".
La confianza en el compañero es un pilar fundamental en cualquier pareja de élite: "Muchas veces, siento que no estoy llegando a mi nivel. Pero veo que Agus sostiene el partido y eso me permite aparecer en el momento justo. Eso también es parte de ser número uno. Saber que siempre puedes encontrar una solución", explica Coello.
Belasteguín, con su experiencia, aporta una reflexión sobre la importancia de contar con planes alternativos en un partido. "Eso es lo que distingue a los campeones. No se trata solo de tener un plan A. Si el A no funciona, tienes un B. Y si no, un C. Ustedes tienen recursos para encontrar siempre una alternativa. Esa es la diferencia entre los que llegan lejos y los que se quedan en el camino".