PÁDEL

De la madera al carbono, la asombrosa evolución de las palas de pádel

En poco más de 50 años, los fabricantes han utilizado multitud de técnicas y materiales para manufacturar las palas de pádel.

Una de las primeras palas que se fabricaron./SPALDING
Una de las primeras palas que se fabricaron. SPALDING
Álvar Madrid

Álvar Madrid

450 gramos. Esa cifra, que parece baladí, o al menos poco pesada, revela todo lo contrario si a ella le añadimos el contexto adecuado. Podría estar relacionada con muchos objetos, o significar otros tantos, pero en el pádel marca el inicio de casi todo. Es la paradoja del peso, que como en la vida y en un recién nacido, constituye un comienzo. Para entender el de este número nos tenemos que trasladar a los años 70.

Esa década, génesis del deporte del 20x10, y que ahora queda lejos, no por tiempo, que también, sino por todo lo que ha cambiado y evolucionado el pádel desde entonces. En especial el principal elemento con el que se juega: la pala. De ahí ese peso tan concreto; el que tenían las primeras palas de pádel. Más parecidas a palas de playa que a las que se fabrican en la actualidad para jugar al pádel.

Sin embargo, lo más llamativo no era el peso, sustancialmente mayor que el que tienen en la actualidad, sino el material con el que estaban formadas, la madera. La primera pala, y sus posteriores adaptaciones hasta los años 80 se hicieron de dicho componente. Mucho más finas que las modernas, pero más pesadas. De hecho, presentaban un perfil de unos 10 milímetros, prácticamente como si dividimos el de una pala actual por tres.

Uno de los primeros modelos de palas de la marca Boomerang. REDES SOCIALES
Uno de los primeros modelos de palas de la marca Boomerang. REDES SOCIALES

La goma revolucionó el mercado

 

La búsqueda de una pala más manejable hizo que las marcas introdujesen la goma, que sustituyó a la madera y provocó que se paralizaran colecciones que ya estaban diseñadas y fabricadas. Fue tan positivo el impacto de la goma en las palas que todavía a día de hoy se sigue utilizando. Uno de los aspectos que mejoró de forma trascendental fue la reducción de la vibración en cada golpe, evitando así que se produjeran lesiones de forma más habitual.

La introducción de la goma provocó también que se acelerara el desarrollo y la investigación de las marcas. Las palas poco a poco comenzaron a ser menos pesadas y algo más gruesas, aunque no al nivel de las actuales. Este cambio, clave también en la historia del pádel, llegó en el 2006. La pala, hasta entonces de 25 milímetros, pasó a ser de 38, una modificación que logró conseguir más comodidad, mayor control e incluso mayor potencia.

Primera pala de la conocida marca Bullpadel. PADELSTAR
Primera pala de la conocida marca Bullpadel. PADELSTAR

La fibra de carbono, el material definitivo

Entre medias, muchos avances, de la goma se pasó a la goma eva, con mejores propiedades para controlar cada golpeo, y para efectuar impactos con mayor potencia. Pero lo mejor para el jugador era la durabilidad que aportaba a la pala, defecto principal de las de madera. Y, precisamente, esa es una de las mayores preocupaciones de las marcas, que su pala sea resistente. De los acabados en madera del principio, al grafito, al aluminio, al kevlar o al titanio, que se siguen utilizando para proteger el exterior de la pala y para reforzar marcos, pero sobre todo, a la fibra de carbono y de vidrio.

Estos dos últimos elementos están presentes de una forma u otra en casi la mayoría de las palas del mercado. La fibra de vidrio se suele utilizar en las palas de gama media-baja porque es un material más económico y más pesado. La fibra de carbono, en cambio, es más ligera y resistente, sirve para fabricar las palas de mayor potencia del mercado. Este material se utiliza para los acabados de las palas de gama alta, las de los propios profesionales.

En la actualidad hay prácticamente una carrera por encontrar la mejor pala, o más bien, los mejores materiales para fabricarlas. La investigación de las marcas es enorme, al nivel del desarrollo del propio deporte, y cada año presentan mejoras que hacen de la pala casi una extensión del propio brazo del deportista.