'Los superpibes': una amistad en la infancia que toca el techo del pádel mundial
La historia de la pareja más querida y más antigua del pádel argentino, Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno.
"Segundas partes nunca fueron buenas". Esta frase, extraída de la obra de Miguel de Cervantes 'Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha', y popularizada en nuestro tiempo como forma de crítica a las secuelas de grandes obras, nunca ha podido ser más errónea. Que le pregunten a Zidane en el Real Madrid, o a Christopher Nolan en 'El Caballero Oscuro'; por no hablar de Robert de Niro y Al Pacino, entre otros, en 'El Padrino II'. Pero no me atrevería a contradecir a Cervantes si los ejemplos no fueran varios. Y menos si no existiese alguno en el mundo del pádel. Es el caso de los superpibes. La pareja formada por Martín Di Nenno y Franco Stupaczuk.
Su historia, obviamente, no es tan antigua como la obra anteriormente mencionada, pero sí mucho más de lo que la gente tiende a pensar. Los años 90 en Argentina vieron nacer a muchos jugadores que ahora lideran el ranking del World Padel Tour, entre ellos, a Franco Stupaczuk (25 de marzo de 1996, Chaco) y a Martín Di Nenno (18 de marzo de 1997, Ezeiza). Prácticamente un año exacto de diferencia y 1.178 kilómetros de distancia. Más de 13 horas de viaje en coche que para el pádel no significaron nada.
Ambos tuvieron una infancia condicionada por el pádel. Sin conocerse todavía, Franco narra incluso cómo su madre llegó a jugar partidos mientras estaba embarazada. Martín, por su parte, daba sus primeros pasos en el club de sus padres en Buenos Aires, donde cada pista libre, aunque solo fuese por unos minutos, era ocupada por el que más tarde sería bautizado como 'el turquito'.
El Mundial que cambia sus vidas
Todo cambia en 2007 cuando se celebra en Buenos Aires un Mundial de menores. Para entonces, y prácticamente sin tiempo para reaccionar, Franco Stupaczuk se queda sin pareja. Es ahí cuando los padres de ambos, que se conocían, vuelven a ser protagonistas de esta historia. Perciben una oportunidad ante la urgencia de Franco y unen sus caminos por primera vez de los que actualmente son la segunda mejor pareja del mundo.
Sin casi entrenamientos, y sin ningún partido de competición disputado, Franco y Martín pasaron por encima de sus rivales hasta convertirse en campeones del mundo de menores con solo 11 y 10 años respectivamente. Su leyenda, que todavía se sigue escribiendo, se comenzó a edificar ahí, y no pudo ser más significativo.
Tras este Mundial, vinieron muchos más torneos, muchas victorias que les convirtieron en la pareja más prometedora de Argentina y la única que pudo mantener el pulso con las parejas españolas durante sus años de adolescencia. De hecho, evitaron con sus hazañas hasta en dos ocasiones un pleno de victorias de España en todas las categorías en el Mundial.
Mientras tanto, Martín y Stupa construyeron una relación de amistad enorme. Menos el fútbol -Martín es hincha de Boca y Stupa de River- todo lo compartían. Aficiones, amistades e incluso habitación. Para fortalecer la pareja, ya con un techo indivisible, Franco se fue a vivir a casa de Martín, donde estuvo dos años compartiendo estancia con su compañero. Apenas unos escasos metros cuadrados alojaban a dos campeones que centraban todas las miradas del mundo del pádel. Algo que, como cuenta Franco, también fue complicado para ellos.
Fue tal su eclosión, que siendo menores ya se asomaron a varios torneos World Padel Tour. Madrid y Córdoba marcaron el camino de dos jugadores que habían nacido para liderar una época. Pero no fue hasta 2015 cuando se establecieron definitivamente en España, exactamente en la capital. Para entonces, Franco y Martín tenían 19 y 18 años respectivamente, una edad entonces muy temprana como para instalarse en la élite del pádel, pero ellos lo consiguieron.
En solo una temporada lograron llegar al puesto 26 del ranking ganando incluso un Challenger en Barcelona por un doble 6-1 en 55 minutos a Juan Lebron y a Marcello Jardim. Esta victoria, que no tiene tanto prestigio como un Mundial, sí certificó que la leyenda de los Superpibes era cierta. Un apodo que, sobre todo, se popularizó cuando llegaron a España. Lo más curioso es que no fueron los aficionados o los periodistas de entonces, fue el padre de Martín quien decidió crear una página de Facebook con ese nombre, entonces muy utilizadas para seguir la carrera de los deportistas, y publicar ahí las andanzas de Franco y Martín por el pádel.
El accidente que lo cambió todo
Pero el destino les tenía reservada una terrible noticia. Un punto y aparte, casi final, que giró 180 grados la carrera de los Superpibes en su mejor momento. El 11 de enero de 2016, Martín Di Nenno sufrió un terrible accidente de tráfico que acababa con la vida de sus dos mejores amigos, Elías Estrella y Hernán Rodríguez. Di Nenno consiguió salvar su vida, pero a un elevadísimo coste personal y físico (fractura de ambas piernas).
Ese episodio traumático lo cambió todo. Para Martín el pádel ya no era importante, solo el último de unos objetivos entonces mucho más vitales. Para Franco era lo "único". Como venía siendo hasta entonces para ambos. Sus caminos se separaron. Con más vistas a ser adiós que un hasta luego.
Mientras Martín se debatía entre las dudas de si podría volver tan siquiera a andar, con una actitud y coraje asombroso, Franco se veía obligado a proseguir con una carrera en la que su compañero debía ser Martín y no podía.
⏳Como si no hubiese pasado el tiempo: 𝟸𝟶𝟷𝟺🫶🏻𝟸𝟶𝟸𝟹 𝑺𝒕𝒖𝒑𝒂 - 𝑫𝒊 𝑵𝒆𝒏𝒏𝒐
— World Padel Tour (@WorldPadelTour) November 16, 2023
🇦🇷 @FrancoStupaczuk & @mdinenno #WorldPadelTour🔟 pic.twitter.com/vCUYKZkZSn
El Ave Fénix
Pero desde el túnel, que era angosto y oscuro, se comenzó a atisbar la luz. 485 días después de su accidente, renga, como entonces fue apodado cariñosamente por sus compañeros en el circuito por su cojera, Martín volvió a jugar un torneo World Padel Tour junto al brasileño Lucas Campagnolo.
Los caminos, entonces, no podían estar más separados. Mientras que Martín luchaba de nuevo por hacerse un hueco, Stupa competía por títulos. De hecho, en 2017 gana sus dos primeros torneos de categoría Open en WPT con Cristian Gutiérrez.
Lo que entonces era improbable, con el tiempo, se veía incierto. Lo imposible, improbable. Los objetivos se actualizaban casi cada mes, el rendimiento de Martín era asombroso hasta para él mismo, su familia y los médicos, que llegaron a sentenciar que no volvería a andar. Un espejismo respecto a lo vivido en 2016, un pequeño milagro en vida que "lo único que quería era volver a jugar al pádel, no quería todo esto".
Esa frase, que ha quedado para la historia de este deporte, no es más que la que sollozó entre lágrimas Martín cuando ganó su primer título con Paquito Navarro, curiosamente también en Barcelona. Aquellas palabras y esa mirada emocionada hacia sus piernas renqueantes reflejaban todo el trabajo que había hecho durante cinco años para estar de nuevo ahí. El título era la culminación de un trabajo y el aviso de que "el otro" de los Superpibes también había vuelto para quedarse.
Y pese a la espera para el reencuentro definitivo, que fue larga, llegó antes de lo esperado. Y no en World Padel Tour, sino en el Mundial de Doha 2021 representando a Argentina, como tantas y tantas veces hicieron en menores. Estaba escrito. Aunque solo fue un aperitivo de lo que vendría más tarde.
El regreso de los 'superpibes'
Solo un año después, te avanzábamos en exclusiva en Relevo que volvían a unirse. Los 'Superpibes' decidían afrontar la temporada 2023 juntos, y con el objetivo ambicioso de pelear por el número 1 del ranking, lucha que han mantenido hasta el Master Final. A falta de que se dispute, cierran el año como la segunda pareja del ranking y con seis títulos WPT.
Su regreso, inexplicable para muchos, y no porque no pudiesen volver a jugar juntos ahora, sino por lo sucedido en 2016 con Martín y el distanciamiento propio de objetivos, se entiende desde ese carácter argentino rebelde ante la adversidad y la desgracia que como dice la canción: "no te puedo explicar, porque no vas a entender, las finales que perdimos, cuantos años las lloré".
Esas lágrimas, que seguro han recorrido las caras de Martín y Stupa durante años, han construido un carácter ganador que ahora a sus aficionados les permite cantar: "Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar". Los superpibes, como ya han confirmado, volverán a estar juntos la próxima temporada, una en la que aspiran de nuevo a conquistar el número 1º. Un hito casi imposible pensando en el rendimiento de parejas como Lebron y Galán, y Coello y Tapia, pero alcanzable si quien lo intenta son los superpibes, Martín Di Nenno y Franco Stupaczuk.