Albert Llovera: "Correr el Dakar es un privilegio, hay miles de personas que sueñan con ello"
El piloto andorrano se presenta como nuevo embajador de Ford Trucks España un mes antes de viajar a Arabia Saudí para disputar su octavo Rally Dakar.

Parece mentira. La historia de Albert Llovera no tiene explicación lógica. Esquiador en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984, en Sarajevo, este andorrano sufrió una gravísima caída que le destrozó varias vértebras dorsales, le dañó la médula y le dejó paralítico. Lejos de alejarse del riesgo, ese que le ha insuflado adrenalina para seguir adelante en todo momento, Llovera se pasó al baloncesto, donde fue subcampeón del mundo con los Charlosteville Cardinals canadienses. Más adelante, se puso al volante de un coche para disputar la Copa Peugeot de rallies en Andorra, su casa. Ahora, con 56 años, presentado en Madrid como nuevo embajador de Ford Trucks España, afronta su octavo Rally Dakar, quinto a bordo de un camión.
"En el mundo de los cojos, como yo, siempre nos han obligado a competir entre nosotros, pero yo nunca he querido eso. Yo quería pasar lista a los demás, igual que me gusta que me pasen lista los mejores", aseguró el piloto del equipo FESH FESH sobre su silla de ruedas. Para ello, después de dos años de mucho trabajo, consiguió la licencia competitiva para el Mundial de rallies. "Me la dieron por pesado, por no dejar de insistir", reconoce.
En la 45ª edición del Dakar, que comienza el próximo 31 de diciembre en Arabia Saudí, Llovera correrá, además, junto a su sobrina Margot Llobera —no hay error de ortografía; pese a ser familia, los apellidos se escriben diferente—, 26 años y exfutbolista de la selección andorrana. "Mi tío es el motivo por el que estoy aquí", declaró, antes de sentenciar, sonriente, que nunca ha estado más segura de algo. "Yo en el Dakar soy feliz".
A bordo de un camión de 9 toneladas
En los entrenamientos previos a la aventura en el reino saudí, en los bosques de Polonia, un terreno embarrado repleto de surcos, saltos y condiciones adversas, incluso para los camiones, el dúo familiar puso a punto el Ford que llevarán en carrera, un monstruo de 9.000 kilos, 1.050 caballos y dos depósitos de 450 litros.
"El loco no soy yo, la loca es ella [mi sobrina] por sentarse al lado", dijo Llovera entre risas de los asistentes a la presentación. A poco más de un mes de que arranque el rally más conocido del planeta, más largo incluso este curso, el andorrano se plantea terminar la carrera como principal objetivo: "El proyecto todavía es muy embrionario, necesitamos ir con esa mentalidad y sobre todo, no fallar el primer día; ya habrá tiempo de pensar en desarrollar otras cosas más adelante".
Con el brillo en los ojos, Llovera proyectó que existen tres Dakars en uno. "El primero, llegar hasta allí, todos estos días previos antes de arrancar; el segundo, el Dakar que todos conocemos; y el tercero, el que vivo cada día de la carrera cuando me bajo del camión. Para que te hagas una idea, me es más fácil ir al volante del camión que cuando me bajo, en el día a día de la carrera, compartiendo tiendas de campaña, yendo al lavabo, etc. Todo eso no se ve", explicó a Relevo.
Con todo, el experimentado piloto andorrano, valedor del trabajo en equipo y de disfrutar siempre al volante, sea cual sea la circunstancia, incluso en competición, es consciente del privilegio del que goza. "Lo que hacemos nosotros es algo con lo que sueñan miles de personas. Nadie nos pone una pistola en la cabeza para correr el Dakar".