La despedida de Joan Barreda del Dakar, con la cabeza alta: "La decisión está tomada; no me arrepiento de nada"
El piloto castellonense de 40 años se ha visto obligado a abandonar su 14º Rally Dakar y sus declaraciones parecen las del fin de una era.
Riad.- Atardece al fondo, entre los camiones y carpas del inmenso campamento del Rally Dakar en la capital del país que lo ha acogido desde que en 2019 salió de América del Sur tras marcar una época y crear una afición imborrable. A contraluz, silueteado por tonos naranjas, rojos y amarillos, Joan Barreda (Torreblanca, 1983) es un hombre sin arrepentimientos.
Sus 14 ediciones en el rally más duro del mundo marcaron a fuego en los aficionados y en sus compañeros de profesión un estilo que ahora todos han depurado. El abandono en la etapa reina de este viernes es una despedida a una trayectoria que le ha llevado a ser el tercer piloto con más triunfos de etapa de toda la historia (29), pero en la que el preciado trofeo del Touareg le ha sido esquivo, por fallos ajenos y, a veces, también por los suyos propios.
El piloto español ha sido el puente de unión entre la generación de los Marc Coma y Cyril Despres, a quienes se atrevió a plantar cara con osadía en sus primeras participaciones, y los nuevos jóvenes talentos que dan gas sin fin entre dunas, pistas y cañones pedregosos. Entorno a la hoguera de la pasada noche en mitad de la inmensidad del Empty Quarter, sus colegas de profesión le mencionaron como ese rara avis que ha sido siempre: un tío muy de sus amigos, de su gente, que cuando entraba en carrera se concentraba como nadie y completaba gestas dignas de otras épocas, sin dejar de girar el puño derecho, costase lo que costase.
Que este viernes haya disputado la que parece que será su última especial sobre dos ruedas en el Rally Dakar y que no logre ver la línea de meta en Yanbu dentro de siete días es un auténtico castigo del destino. Uno más en una lista de agravios excesivos ante un tipo que vive por y para las motos, y que, a sus 40 años, se ha atrevido a completar un último baile con una marca en crecimiento, Hero, a la que quiere ayudar a estar codeándose con los gigantes de la especialidad.
"Hemos salido sobre el kilómetro 515, en la mañana a la especial e iba cogiendo a Nacho [José Ignacio Cornejo], que venía un minuto delante. Y por detrás de él, en una duna grande que hemos subido, había una zona así como de escalones, donde la moto sufre más, y ahí ya se ha ido el embrague. La moto se ha quedado acelerada y sin moverse, no avanzaba ni para atrás. Pensaba que era más problema del embrague, y he decidido esperar a que se enfriara. Después, cuando se ha enfriado, el motor giraba, pero no arrancaba, había algún problema de temperatura y después se ha ido la batería. No había nada que hacer", explicó sus problemas mecánicos ante un grupo reducido de medios, entre los que estaba Relevo.
"He sentido mucha pena, porque, al final, estás ahí luchando contra todos los problemas, y justo también ayer, que volvía a sentirme rápido, que pude apretar, que volví a tener ese punto de agresividad, pero con seguridad. Al final, tenía en la cabeza que quedaban seis días por delante, que el Dakar no estaba fácil, pero que se podía arreglar la cosa un poco. Siento pena, porque tras la paliza de ayer para salir por la mañana... pero las carreras son así, la vida es así. El equipo lo ha dado todo, han hecho un trabajo muy bueno hasta hoy. Hay que estar contento. Estaba reventado, muy cansado, pero también feliz del trabajo y de cómo me había sentido durante la etapa":
Cuando se le preguntó si este ha sido su último Dakar, -algo que ya dejó caer en el invierno de 2022 y que volvió a repetir en los últimos meses- el español dudó, con media sonrisa de melancolía: "No puedo decir nada porque tengo contrato con Hero, pero la decisión está tomada. No puedo decir nada".
"Uno siempre quiere hacerlo lo mejor posible pero más allá de esto, cuando ves la decisión de retirarse de una carrera, el balance que saco es más que bueno. Si me lo dicen hace 14 años que iba a hacer todo esto, hubiera dicho que es imposible, el Dakar y todo me ha cambiado la vida y estoy enormemente agradecido, además, lo digo siempre, nunca lo he negado", añadió.
«El piloto que cambió un poco este deporte»
El español se marcha sin reproches, después de que muchos en el vivac consideren que tendría que acumular más de un Touareg en el salón de casa. "Es que sacar un reproche... sería el no haber podido ganar. Yo estoy seguro de que no es que no haya podido ganar por mi estilo, a lo que nunca he renunciado, a mi esencia. Hubo años en los que tenía mucho nivel, con mucho trabajo detrás, pero optaba por correr con el equipo con el que estaba, seguir con ellos, con su línea", reflexiona.
"Si me arrepintiera de eso, estaría diciendo a mis amigos y mi familia que no soy así, como digo que soy cada día y como ellos me quieren. No me arrepiento de nada, al revés, estoy contento de haberme marcado mi forma de ser, mi esencia. Ayer te juntas con 10-12 pilotos top y hay gente nueva que te conoce de hace tres años, pero los viejos están hablando de uno al otro, aparece mi nombre y dicen 'hostia, este es aparte'. Eso es lo que te da, que te vean como alguien que ha marcado... se siente ese respeto entre los pilotos y es lo que más le llena, más allá del resultado. Que te vean como alguien que esa locura que tenía hace 12 años y que era el piloto que era diferente a los demás, que decían '¿dónde va ese?', al final han sido todos así. Es un poco lo que han visto en mí, el piloto que cambió un poco este deporte".
Barreda aseguró antes de venir a Arabia Saudí que el contrato con Hero iba más allá de pilotar en este Dakar y que le atraía cumplir las funciones de director deportivo de un equipo joven, así como ayudar a futuros talentos. Y a la pregunta de si estaría en el vivac el año que viene, aseguró: "Esperemos que sí, al final todo esto va por las venas, uno lo lleva dentro y está claro que dentro de unos meses empezará a picar todo y querrás hacer cosas. Seguro que haremos cosas, vamos a ver. Lo que tengo claro y siempre he dicho es que me gustaría que el día que decidiera parar hacer cosas que realmente me motivaran, no aquellas que estás más necesitado de hacer. He currado como un cabrón a muerte, paro aquí, pero hago eso y eso es lo que espero hacer".
Hay despedidas con minúsculas y despedidas en letras de varios metros de alto. Hay hasta luegos que se pierden en el viento y otros que golpean el corazón. El de Joan Barreda Bort es uno de estos últimos, de los que dejan huella, por mucho que el tiempo haga correr las manecillas del reloj sin pausa; de los que calan hasta los huesos; de esos que no se puede olvidar y que guardarás en la memoria, incluso cuando esta falle.