RALLY DAKAR

Dos mecánicas que rompen barreras en el Rally Dakar: "Tienes que hacer el doble para que te valoren la mitad"

Las historias de Iona Hernández y Jèssica Nebra son dos ejemplos de cómo el mundo del motor es un horizonte cada vez más factible para mujeres con formación técnica.

Iona Hernández es una de las mecánicas de Astara. /ASTARA
Iona Hernández es una de las mecánicas de Astara. ASTARA
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Ardah.- Trasnochan como el que más; duermen tan poco como el resto de sus compañeros; acaban de grasa, arena y sudor hasta las cejas; aguantan horas y horas de trabajo a la intemperie, llueva, haga sol o tormenta de arena. Pero sus sonrisas brillan más que las del resto mientras se ajustan el pelo con una goma oscura detrás de la cabeza. Son Iona y Jèssica y son mecánicas, unas de las pocas que ayudan a mantener en carrera los vehículos en el Rally Dakar 2023. Esta es su historia.

Entender lo que les ha costado llegar a trabajar con el equipo Astara, gestionado por SMC Motorsport, en una de las pruebas más duras del mundo es un ejercicio complejo. Sólo ellas saben completamente la de barreras que han tenido que tirar abajo, la de negativas que han sido capaces de transforman en oportunidades y la de mañanas que han conseguido convertir en ahoras. Pero cuando admiten que se encienda la grabadora y le dan al play de su historia, uno cree entrever, aunque de lejos, una pizca de todo eso.

Iona Hernández, de 23 años, estudió en una escuela de mecánica porque vivía a cinco minutos del Circuit de Barcelona-Catalunya y el sonido de los motores recorriendo cada una de sus 16 curvas es parte de su infancia. Su padre llegó a competir algún fin de semana en moto y ella dejaba cualquier otro plan para acompañarle y recorrer con sus ojos inquietos cada rincón de las instalaciones, cada centímetro de la máquina, dejándose sorprender por los rugidos de los motores y el olor a gasolina. Cuando decidió empezar a estudiar en una escuela de mecánica parecía un paso evidente, pero no todos lo vieron así.

Iona Hernández, mientras arregla un coche.  ASTARA
Iona Hernández, mientras arregla un coche. ASTARA

Ella se empeñó en perseguir sus sueños y, paso a paso, fue avanzando hacia ellos. Mientras realizaba las prácticas en un equipo de karting, le llegó la oportunidad de ir a las 24h de Dubai y eso terminó por convencerla de que podía volar alto. La oportunidad le llegó hace tres años con Proton Competition, el equipo del que es copropietario el actor Patrick Dempsey, y apostó todo a ello. Se ha encargado de los neumáticos en el Mundial de Resistencia (WEC), el IMSA estadounidense y las 24h de Le Mans en todo este tiempo, comprobando sus temperaturas, guardándolos y sacándolos cuando toca, limpiándolos y controlando las presiones. Pero dejó claro desde el principio que ella quería participar en los pitstop. Su jefe le dijo que no podría hacerlo nunca porque las ruedas eran demasiado pesadas (28 kg cada una) para ella.

"Ese era otro de mis sueños. Cuando llegué al equipo mi jefe me dijo que no podría hacerlo nunca, que si estaba loca. Este año llegué a Italia, en Monza, y teníamos dos carreras seguidas con dos días de descanso entre medias; me puse pesada y les pedí que me dejaran probar. Al final, nos pasamos dos horas mi jefe, el que decía que nunca lo haría, y yo cambiando ruedas", recuerda.

Y este 2023 será una más en el equipo de mecánicos encargado del cambio de neumáticos durante las paradas en boxes. Para ello ha tenido que dedicar tiempo al gimnasio todos los días e incluso tomar complementos alimenticios para ganar más músculo. "Me dije: 'Si lo hago, no quiero hacer el mindundi y quiero ser mejor que todos los demás'. Básicamente, la clave de esta oportunidad ha sido hacer bien mi trabajo, con actitud muy positiva, pero dejándole claro a mi jefe adónde quiero llegar y lo que quiero ser. Es perseverancia, más que nada".

«Hay un precio que tienes que pagar»

Jèssica Nebra lleva 25 años trabajando en el mundo del motor y hasta ha tenido durante 12 de ellos, desde los 23, su propio equipo de carreras en competiciones de circuitos. Su jefe estos días en el Dakar, Gonzalo de Andrés, incluso llegó a ser piloto de su escudería. Un terremoto de palabras e ideas se produce cuando coge carrerilla. Asegura que está "jubilada" de las carreras, pero lo cierto es que lleva años diciendo lo mismo y "al final siempre vuelve", como dice Hernández. Su adolescencia la pasó entre metales, neumáticos y piezas de automóvil trabajando en un desguace. ¿Por qué? Porque le apasionaba montar y desmontar cosas, la mecánicas de los coches y su técnica.

Jèssica Nebra.  ASTARA
Jèssica Nebra. ASTARA

Llegó a mentir sobre su edad para correr de copiloto un rally regional, pero la pillaron y en el proceso le ofrecieron estudiar mecánica. Ahí dio el salto a la competición, a un mundo que la atrapó desde el primer momento y en el que siempre le costó encontrar referencias. Pero ella se construyó su propio camino, abriendo trazas donde solo había arena seca, saltando las dunas cortadas con sus propias alas y derrapando en las curvas más pronunciadas, pero siempre con la meta entre ceja y ceja. Hoy, unos cuantos años después, sus ojos oscuros brillan de pasión cuando habla de carreras y cuando ve crecer y abrirse paso a su compañera y amiga.

"Yo siempre se lo he dicho: 'Todo lo que se te meta en la cabeza, puedes hacerlo, pero hay un precio que vas a tener que pagar y que quizás ellos no. Como por ejemplo, tu condición física'. Yo también soy muy delgada y para hacer ciertos trabajos necesitas entrenar y eso es así. Sí se puede, pero no es fácil, vas a tener que trabajar física y psicológicamente, tendrás que crear una especie de paraguas, de pantalla, para que no te hagan daño ni te hagan sentirte insegura", apunta Nebra.

"Te pueden llegar a destruir psicológicamente. Hay todavía el estigma de que a la mujer hay ciertos trabajos que le cuesta más hacerlos y tú tienes que tratar de romper ese estigma. Eso implica un ejercicio mental muy fuerte porque estás sola y lo vas a tener que hacer tú sola. Ojalá en cada equipo hubiera dos o tres mujeres, aunque no se dedicaran solo al motorsport. Cuando normalicemos eso, que estemos acostumbrados a mujeres trabajando en este mundo, desde prensa, fisio, mecánica… será el día que estemos 100% integradas. Cuando no te pregunten: '¿Por qué eres mecánica o piloto?'. ¿Cuántas veces más le ha costado a Laia Sanz demostrar que puede hacerlo en comparación con otros pilotos? Y los tiene más grandes que muchos de ellos".

Iona y Jessica con el resto de mecánicos de Astara.  ASTARA
Iona y Jessica con el resto de mecánicos de Astara. ASTARA

Ambas coinciden en que el hecho de compartir equipo es un apoyo muy importante, que les permite apoyarse mutuamente. Debutaron juntas en el Rally Dakar en 2022 dentro del equipo CMR Women y este año son dos más de la estructura de Astara. Hernández trabaja como mecánica en el coche de Laia Sanz, 12 veces finisher del Dakar y 20 veces campeona del mundo, y Nebra realiza las tareas de ingeniera para los tres vehículos (ahora ya solo dos en carrera). La 45ª edición del rally no está siendo generosa con ellas ni con sus compañeros, ya que diferentes incidentes y accidentes les han hecho pasar varias noches en vela. De hecho, estuvieron 47 horas seguidas sin dormir antes de la Prólogo del pasado 31 de diciembre para tener los coches a punto.

«A mi yo del pasado le diría que no le afectara lo que piensen los demás»

Las dos son un ejemplo para las niñas que sueñan con abrirse paso y cuando se les pregunta qué le dirían a su yo del pasado, responden distinto, según su propia experiencia, sus propios tropiezos y sus propias dudas.

"A mi yo del pasado le diría que no le costara tanto tomar decisiones, en el sentido de que me pienso las cosas demasiado, que no le afectara tanto lo que piensen los demás… el miedo de no empezar por si… o no hacer esto por lo que van a pensar otros. Al final todos somos iguales y lo puedes hacer sí o sí. Le diría que no dudase tanto de sí misma. Hasta que no me he dado cuenta de lo que he podido hacer en dos años, no me dije: 'Joder, ¿por qué eres tan insegura si lo puedes hacer y estás aquí y hay personas que no han llegado?'. Eso me lo dices hace tres años, no hace falta que me vaya a mi yo del pasado con 9 o 10 años, y no me lo creería", asegura Hernández.

"Me hacía dudar la gente en general. El que te dijeran: 'Eres muy pequeña, eres muy delgada, es que esto no vas a poder, es que tienes poca fuerza'… El ver que casi ninguna mujer lo estaba haciendo. Es un cúmulo de cosas. En el colegio tampoco fue la cosa más fácil del mundo, entonces es como que siempre te vas encontrando piedras en el camino y noes. Lo que me hizo tirar hacia delante a pesar de esto es que me gusta de verdad, que quiero hacer esto al 100% y cumplir mis sueños".

En cambio, Nebra apunta: "A mí me pasaba todo lo contrario que a ella, yo era muy empoderada, muy motivada. Buah… era todo para delante. Le diría que le va a costar más de lo que se piensa, pero lo va a conseguir. No va a ser fácil el camino, porque no hay camino, lo va a tener que hacer ella misma. Al final, si persistes, si continúas, querer es poder".

Dos mecánicas que rompen barreras en el Rally Dakar: «Tienes que hacer el doble para que te valoren la mitad»

Cuando dejen atrás las arenas saudíes, un país donde la mujer tiene que ir con su marido o su padre al banco y en el que hace muy pocos años que pueden conducir un coche, Hernández y Nebra se llevarán la mochila llena de experiencias, momentos, conversaciones y compañerismo. La primera apenas tendrá tiempo de deshacer la maleta, lavar la ropa y embarcar a primera hora de la mañana del día siguiente para las 24h de Daytona. La segunda volverá a su puesto de trabajo en un taller mecánico. Las dos seguirán pensando que su trabajo y su pasión son algo normal, "como la de cualquier persona". Y ojalá que cada competición siga avanzando hacia ese horizonte.

"¿Qué le dirías a una mujer que quiera dedicarse a esto?", pregunta Nebra.

"Que lo haga. Pero directamente, no le diría nada más, que lo haga. Antes lo veía muy diferente, pero ahora, como ya estoy aquí, pienso que no hay ningún impedimento. Con dedicación y trabajo, se puede llegar. Eso sí, le advertiría de que habrá barreras que tendrá que seguir derribando, pero eso va a pasar siempre. Seguro que pasa en muchos trabajos, dependes del tipo de gente con la que te juntes", concluye Hernández.