RALLY DAKAR

Es catalán, tiene solo 19 años y ya va al volante de uno los coches punteros del Dakar 2024... tras empezar en un videojuego

Pau Navarro se estrenará en la máxima categoría del rally más duro del mundo y será el español más joven en hacerlo.

Pau Navarro con el MINI con el que disputará el Rally Dakar 2024. /P. Navarro
Pau Navarro con el MINI con el que disputará el Rally Dakar 2024. P. Navarro
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Al Ula.- En sus sueños aparecían tipos cubiertos de polvo, que tenían que pernoctar en el desierto y que reparaban sus vehículos con sus propias manos mientras las temperaturas iban bajando. Pau Navarro (Llagostera, 2004) se iba a la cama tarde cada noche de las primeras dos semanas de enero, después de compartir con su padre los resúmenes en televisión del Rally Dakar y prolongar la experiencia, como si de cuentos infantiles se tratara, antes de dormir. Estos días, con tan solo 19 años, va a hacer historia al ser el español más joven en competir en la máxima categoría de la prueba en coche.

Aunque dio sus primeros pasos en el karting, reconoce que se decantó por el fútbol y por divertirse con sus amigos, "porque no tenía mucha sangre entonces". Pero siguió disfrutando de la pasión compartida con su padre, Santiago, que le contaba cómo había llegado a competir en Enduro con Nani Roma. El recuerdo que nunca se le borrará es el de unas 24 horas en Montmeló en el box, donde el olor a gasolina, a goma quemada y el ambiente de las carreras le atrapó para siempre.

Su primera experiencia dakariana fue en 2017, acompañando a su padre en la asistencia. Allí, el joven Navarro saboreó de cerca la pasión que tantas noches de invierno había vivido desde casa. "Fue en Paraguay. Estaba lleno de gente y completé el enlace que hacen las asistencias dentro de uno de los camiones. Fue ahí donde empecé a pensar en correr el Dakar. Me marcó para siempre", recuerda en conversación con Relevo.

Pau Navarro en su único año en karting, cuando era pequeño.  P. Navarro
Pau Navarro en su único año en karting, cuando era pequeño. P. Navarro

Y cuatro años después, cuando su padre alternaba su rol como jefe de su propio equipo, FN Speed, y su papel como piloto -llegó a acabar top 10 de SSV en 2020 y cuarto de T3 en 2022-, el sueño se cumplió. Una tarde de octubre, de esas que resecan y enfrían la piel en Girona, sus padres le sentaron en el salón de casa para preguntarle si quería ir al Dakar como copiloto.

"Me vinieron un poco de nervios, pero no demasiados porque sabía que iba de copiloto, porque íbamos a trabajar en la asistencia del equipo. Fue un Dakar de primeras emociones, el salir por la TV se me hacía raro… cuando me dijeron al principio que tenía que hablar en la tele, yo respondía que no quería ir si era así (risas). Me daba muchísima vergüenza y lo hacía fatal. La verdad es que ese año me divertí mucho con Alex y con Chisco en el camión y la verdad que fue una experiencia muy bonita", recuerda.

Su pasión por los videojuegos desde bien pequeño le sirvió de entrenamiento en aquel 2020 pandémico. Navarro aprovechó los últimos meses del año para aprender a navegar desde el salón de su casa con el videojuego Dakar 18. "Nos preparamos mucho antes del Dakar y para llegar bien practiqué mucho con el videojuego oficial. Al final, toda la navegación que sé de antes de competir fue gracias a ese juego. Estábamos en época COVID y no había carreras y yo lo aproveché para ganar experiencia y entender cómo funcionaba todo", reconoce. Ahora, estudia un grado superior de programación con el objetivo de, algún día, participar en la creación de un título de conducción y "para tener contenta a mi madre".

La oportunidad de toda una vida, con el coche de sus sueños

Este enero, el joven catalán disputará su cuarto Dakar, el primero al volante de un MINI John Cooper Works Rally Plus, un pata negra -como se suele llamar a los coches oficiales o de la máxima división de la prueba- que el año pasado, en su estreno, acabó en el top 20 gracias a Jakub Pryzgonski y el español Armand Monleón.

Después de sus dos primeras ediciones como copiloto en camión -porque no tenía la edad suficiente para sacarse el carnet de conducir obligatorio-, Navarro se estrenó en SSV (vehículos ligeros de serie) el pasado enero con un sobresaliente top 10, pese a sufrir múltiples problemas desde la segunda etapa y no poder cumplir su objetivo de pelear por la victoria.

Su primera oportunidad con un coche grande llegó en el pasado Rally de Marruecos, en octubre, al volante de un Toyota Hilux T1 de antigua generación, con las ruedas estrechas (32 pulgadas frente a las 37 de los T1+). Y aun así, se coló en el top 20 en las dos primeras etapas.

Pau Navarro, de la mano de su padre, Santi, y junto a su hermana, en Montmeló.  Archivo familiar
Pau Navarro, de la mano de su padre, Santi, y junto a su hermana, en Montmeló. Archivo familiar

"Fue muy divertido (risas), aunque íbamos con cuidado porque era un coche de generaciones anteriores, con una rueda mucho más pequeña de las que usan los punteros ahora y sabía que no podía atacar, porque sino pinchaba todo el rato. Íbamos con calma y con cinco puntos de presión de lo que se tenía que ir para intentar no pinchar. Pero salir con un coche grande ya es algo top. En la Prólogo fue donde más lo noté en el estómago, porque salía el 10º o así y esperando antes de salir a la especial, estaban todos los buenos delante de mí. Veías el ambiente y era muy chulo. Fue un momento de 'hostias, estoy aquí'; me encantó", recuerda.

"Aluciné con cómo se movían antes de salir, cómo interactuaban entre ellos… si no corriera, me habría gustado ir a ver esos momentos antes de salir. Pero correr y verlo, fue aún más divertido. Al final hacían lo mismo que todos los otros, hablar, ponernos el casco, algunos movimientos instagrameables (unos más y otros menos)... pero se respiraba un aire diferente. Llegas a respirar esa tensión; hacen lo mismo, pero diferente".

Y a partir de ahí todo fluyó. La buena relación entre la familia Quandt (propietaria de X-raid, uno de los equipos más laureados de los últimos tiempos) y su padre viene de lejos y la pasión de los Navarro por los MINI data de aquel año en el que el coche de Nani Roma apareció en el plató de Esport3. El círculo se cierra unos años después con la oportunidad de su vida para Pau.

"Siempre ha sido nuestro coche favorito. Íbamos a las carreras, veíamos a todos y nos gustaban, pero cuando llegaba el MINI, era realmente especial, es el coche de nuestros sueños. Cuando se creó FN Speed la filosofía era intentar hacer las cosas como X-raid. Que mi primer Dakar en coche vaya a ser con ellos, es un sueño hecho realidad, el cierre del círculo", acepta.

Pau Navarro, con sus compañeros, Alex Aguirregaviria y Francisco Salisi, en el Rally Dakar 2017.  FN SPEED
Pau Navarro, con sus compañeros, Alex Aguirregaviria y Francisco Salisi, en el Rally Dakar 2017. FN SPEED

"Siempre hablábamos con Sven Quandt y su hijo Thobias cuando coincidíamos en las carreras sobre cómo gestionaban X-raid y teníamos buena elación. En la Baja Aragón, ya hablamos que intentar ir con un T1+ para este Dakar. En Marruecos me estrené en un T1 para intentar adaptarme al cambio de marchas, a las inercias, a las dos toneladas de peso… y ya el primer día nos pusimos delante de muchos T1+. Entonces, nos juntamos todos para intentar ir este año de la mano al Dakar. Fue un interés mutuo y al final salió".

Uno de los protagonistas de la nueva 'camada' de jóvenes talentos

El piloto catalán de 19 años será uno de los pilotos de la nueva generación que este año estará entre los grandes nombres de la disciplina, que superan los 40. Pero Navarro se lo toma con "calma" y asegura que irá día a día, sumando experiencia, ante los De Mevius, Moraes o Quintero.

"Vamos a ir con calma. Sí que se junta que es mi primer Dakar en coche, lo que te obliga a ir con calma, y encima tengo pocos kilómetros con un coche grande. Vamos a ir con mucha calma los primeros días. El objetivo es adaptarme rápido, intentar no romper nada e intentar llegar a meta cada día. Después, vamos a ver cómo me encuentro y ver si podemos hacer alguna etapa chula hacia el final, algo más al ataque, para ver dónde puedo estar", asegura.

"Es divertido, ¿no? Sé que ellos han podido entrenar mucho y yo nada, y si puedo estar cerca de ellos, sé que a la larga les voy a poder ganar. Es divertido y da de qué hablar, da chicha al Dakar. Vamos a ver dónde estamos en cuanto a ritmo y… ya me gustaría plantar cara a los veteranos este año, pero paso a paso y vamos a ver cómo se nos da en el desierto. Hay que ir con calma y con cabeza, porque si intentas ir al ritmo de los que llevan toda la vida haciendo esto, y tú llevas 0,00001 km en comparación con ellos, pues… hay que ir con calma y sobre el papel ellos nos tendrían que ganar… sobre el papel".

Pau Navarro, en la cabina de su vehículo para el Rally Dakar 2024.  P. Navarro
Pau Navarro, en la cabina de su vehículo para el Rally Dakar 2024. P. Navarro

Un mensaje especial para su padre

Cuando se le pregunta a este joven catalán por sus referentes, su respuesta sorprende y conmueve a partes iguales: "No he sido mucho de tener ídolos, pero a mí siempre me gusta decir mi padre. Él ha sido quien me ha hecho ser lo que soy y estoy donde estoy gracias a él. No creo que nadie más se merezca esa mención que él. Al final, tenemos una relación no sé si de mejores amigos, pero muy, muy estrecha. Sé que cuando estamos juntos, puedo hablar sin filtro de lo que viene a mi cabeza, de lo que pienso sobre una situación, que va a creer en mí sobre cualquier cosa. Somos como una sola cabeza".

Navarro, que tendrá estos días a su padre como consejero y asistente en todo momento (ha renunciado a correr su sexto Dakar por él), reconoce que lo más importante que le ha transmitido su progenitor es "la confianza". "Tienes ese extra cuando estás de bajón en la etapa y piensas en por qué coño estás haciendo esa mierda, por qué estás sufriendo. Lo primero que se me viene es él. Este año estará a mi lado, no va a correr esta vez. A veces me preguntan si tengo psicólogo deportivo y yo les digo 'no lo necesito, tengo a mi padre'. Hablamos de la carrera y de cómo tenemos que hacerlo, y de cómo trabajar entre nosotros", añade.

Navarro ha conseguido estos años que inclusos sus amigos, que no prestaban demasiada atención a las carreras, sigan minuto a minuto cada una de sus etapas. Incluso le envían mensajes e imágenes de su posición en la tabla de tiempo y, a veces, se enteran de penalizaciones antes que él.

A su cuarta gran aventura llega con algo menos de 100 km completados en su MINI, pero, junto a su copiloto, Gonçalo Reis, espera ir paso a paso encontrando el ritmo, midiéndose con la nueva generación de pilotos que este año da el salto a la principal categoría de la prueba y, por qué no, "intentar hacer alguna etapa chula hacia el final, algo más al ataque, para ver dónde puedo estar". El futuro es suyo.