El gruista con el que Alpine vuelve a triunfar en rallies
Jorge Cagiao lidera la Copa de España de Asfalto como piloto oficial, y al mismo tiempo su propia empresa de auxilio en carretera.

Narón.- Vive a caballo entre dos mundos, como esos personajes de tebeo que a plena luz del día llevan una vida corriente y al caer la noche adoptan otra identidad muy diferente. En su caso, cuando está compitiendo se desempeña como piloto oficial del genuino A110 R-GT, con el que Alpine ha emprendido esta temporada su histórico regreso a los rallies; entre semana, despojado ya del casco, cambia el mono ignífugo por un traje reflectante, con el que se pasa las horas conduciendo una grúa a lo largo y ancho de la comarca de Ferrolterra.
El pan de cada día para Jorge Cagiao: delante de los focos, flamante líder de la Copa de España de Asfalto con el coche más pintón del campeonato; en su vida cotidiana, propietario y operario de una empresa de auxilio en carretera (Grúas Alca). Dos realidades paralelas que el coruñés (29 años) compagina con naturalidad, a base de esfuerzo y horas de sueño.
"No es fácil, la verdad… Vivía mejor antes, de asalariado, con un horario fijo que compensaba con horas extra cuando pedía días libres para los rallies. No tenía tantas preocupaciones como ahora", reconoce el piloto de Narón, empleado desde muy joven en una empresa de A Coruña como tornero fresador (curiosamente, el mismo oficio que tenía cuando empezó a correr Thierry Neuville, máximo exponente de Hyundai en el Mundial). Su padre y su tío llevan años atendiendo el taller y la compraventa de coches que fundaron los abuelos; para no dejar perder el negocio de las grúas, Cagiao quiso reflotarlo con su pareja el año pasado, cuando estaba deportivamente en su mejor momento, aún siendo consciente de los desvelos que le iba a conllevar.
"Cuesta mucho desconectar porque, aunque seamos varios conductores, damos servicio de asistencia 24 horas, así que si llama un cliente tienes que estar siempre pendiente de que no falle nada, sea la hora que sea", explica Jorge mientras se dirige cerca de la medianoche a remolcar un camión hasta Chantada. Hace unos días, aprovechando que corría en casa, compaginó varios servicios que se le fueron amontonando con la toma de notas de los tramos de Narón. La misma noche del rally, cuando acababa de festejar ante los suyos su primer triunfo como piloto de Alpine –el primero en España para la marca desde hacía casi medio siglo–, también tuvo que aparcar la celebración. "Acabábamos de abrir el champán en el podio y empezó a sonar el teléfono… Me tocó marchar para casa, ponerme el traje de faena y coger la grúa", relata resignado el gallego, uno de los pocos pilotos oficiales en nuestro país que alterna los rallies con otra profesión.

Triunfos y sacrificios en pareja
Cagiao empezó a competir cuando era adolescente en carrilanas, estructuras artesanales similares a un kart, pero sin motor, muy populares por el norte, donde se organizan pruebas contrarreloj en bajadas en cuesta. Por esa misma época, el coruñés estuvo ayudando como mecánico a su padre, que corrió algunos años el campeonato gallego de rallies. También practicó descenso en bicicleta, hasta que se rompió el codo por varios sitios. Fue entonces cuando Jorge, que ya estaba saliendo con la que es ahora su mujer, Amelia, a la que conoció por amistades comunes de los rallies, se lió la manta a la cabeza y preparó un coche para iniciarse. Con ella como copiloto.
"Empezamos por diversión, sin plantearnos absolutamente nada, y mira… Quién me iba a decir que iba a correr algún día para una marca o a poder llevar un Alpine", reflexiona el piloto de Narón.

La carrera de ambos dio un giro decisivo el año que ganaron el campeonato júnior de Galicia, con el que se aseguraron el apoyo económico de Recalvi, una empresa de recambios que patrocina al Celta de Vigo y a 'Cohete' Suárez, piloto referencial de Škoda en el Supercampeonato de España de Rallies. Las relaciones comerciales entre su espónsor y Renault incentivaron que Jorge y Amelia (natural de Tineo, una de las localidades con mayor tradición automovilística de Asturias) saltara al panorama nacional encuadrado en el Clio Trophy Spain, donde se coronaron dos temporadas consecutivas. Eso les valió para que el año pasado, mientras reflotaban juntos la empresa de grúas, la firma del rombo les confiara por primera vez un programa oficial.
"Ahí cambiaron un poco las cosas, porque tomas conciencia de la confianza y la inversión que están poniendo en ti. Todo se volvió más serio y empecé a notar la presión. Ya no corres sólo por diversión, sino para dar resultados a la marca y a los patrocinadores, así que pasa de ser una afición a convertirse en otro trabajo más, que tienes que hacer a la perfección", subraya el gallego.
A pesar de un fuerte accidente en Córdoba cuando estrenaron el Clio Rally4, Jorge y Amelia ganaron juntos un nuevo campeonato (el Trofeo de España para vehículos de tracción delantera), que les habilitó ya definitivamente a competir con el Alpine. El súmmum para ellos después de cuatro temporadas creciendo paso a paso con Renault. Un sueño hecho realidad, que, sin embargo, chocó de bruces con la cruda realidad: lejos del boato de la competición, el negocio que también comparten les empujó a tomar una decisión inaplazable, la más difícil a la que se habían enfrentado como pareja dentro y fuera del coche.
"O parábamos los dos o se sacrificaba ella por mí… Y desde el primer momento lo tuvo claro. Amelia hizo los mismos méritos que yo para conseguir esta oportunidad, pero la situación era ya insostenible y tuvo que parar y dejar el equipo, por el bien de la empresa y de mi carrera. Me demostró una generosidad enorme, estaré en deuda con ella siempre", confiesa el coruñés, que ha encontrado ahora en los rallies, además de su gran motivación, la mejor vía de escape para desconectar del trabajo.
"Cuando voy dentro del coche, sólo pienso en correr. El nivel de concentración que exige el Alpine hace que te olvides de todo lo demás. El coche es increíble, me está obligando a sacar lo mejor de mí. Todos los sacrificios que hacemos Amelia y yo a diario, o por las noches, cuando suena el teléfono mientras dormimos y nos tenemos que levantar para atender un servicio, se vieron recompensados con la victoria en Narón. Nos quedan dos rallies para acabar el campeonato y quiero ganarlo por el equipo, por supuesto, pero también por ella. Se lo merece más que nadie", sentencia Cagiao. Un piloto a remolque entre el Alpine con el que da rienda suelta a su talento y las grúas con las que se gana la vida.