TELEVISIÓN

El Supervivientes de los deportistas, más allá de Pedro García Aguado: "Lo teníamos completamente prohibido, pero lo hice fuera de cámaras"

Jaime Nava o Blanca Manchón también pasaron por el programa y hablan con Relevo para contar su experiencia en el 'reality'.

Pedro García Aguado durante una ponencia. /DIARIO SUR
Pedro García Aguado durante una ponencia. DIARIO SUR
Alejandro de Paz

Alejandro de Paz

Son varios los deportistas profesionales que han pasado por Supervivientes. De hecho, en la última edición ha sido el exwaterpolista Pedro García Aguado el que se ha alzado como campeón. En este reality show, los concursantes deben sobrevivir en una isla con condiciones adversas durante varios meses, superando pruebas y cayendo eliminados progresivamente hasta quedar un ganador. Durante este reto, los conocimientos, experiencia y valores que te da el haber competido en el más alto nivel de algún deporte pueden ser vitales para llegar lejos.

Jaime Nava, exjugador profesional de rugby e internacional con España, se lanzó a esta aventura en la edición del año pasado. Blanca Manchón, deportista olímpica en vela y campeona del mundo en dos ocasiones, ha participado este año. Los dos han hablado con Relevo para narrar una experiencia que, pese a ser similar en algún caso para ambos, también ha sido muy diferente para uno y otro.

“Me ofrecieron participar dos veces, la primera lo rechacé”

En lo que Jaime y Blanca coinciden es que apenas se prepararon para ir a la isla. La sevillana nos cuenta que únicamente se fue "un par de días" con un amigo suyo a aprender a hacer fuego, cabañas y supervivencia. "Realmente no me preparé mucho", dice. El madrileño coincide con ella, destacando que "a nivel físico, como yo me he seguido manteniendo físicamente tras retirarme, tampoco había nada que preparar". Por otro lado, admite, "yo tenía claro que mentalmente tenía que entrar muy fuerte, y más o menos esa base la traigo del mundo del deporte y del mundo del rugby".

En el caso del exjugador de rugby, otro factor que le afectó fue la falta de tiempo. "Casi no tuve tiempo de prepararme, entre que contactaron conmigo y tomé la decisión", recuerda del proceso, comentando que apenas tuvo tres semanas desde que confirmó su participación hasta que saltó del helicóptero. Pero estas no fueron las únicas complicaciones para Jaime. "Yo no tenía ni puñetera idea del formato. No lo había seguido ni sabía nada del programa. Yo quería ir a esa aventura de verdad, casi a ciegas y sin saber exactamente qué es lo que me iba a deparar. Me vi algún programa para ver posibles pruebas, retos y saber un poco la estructura básica del programa, pero poco más", asegura.

Jaime Nava, capitán de la selección de rugby.  EFE
Jaime Nava, capitán de la selección de rugby. EFE

Otra anécdota que nos deja Nava es que no era la primera vez que le ofrecían participar en este reality. No obstante, en la primera ocasión lo rechazó por dos motivos. El primero, el deportivo: "Todavía estaba en activo y dije que no por razones obvias, por estar centrado en el tema de competición y en mi contrato con el rugby, sobre todo cuando estaba en plena vorágine con la Selección Española". Pero también lo hizo por los prejuicios que tenía de este tipo de programas. "Veía que había demasiado mal rollo y demasiadas discusiones. Luego ya esos prejuicios se quitaron", explica.

“Hay personas que discuten por discutir y buscan generar mal rollo”

Lo que ninguno cuestiona es lo increíble de la aventura: "Ha sido una de las experiencias más brutales que he vivido en mi vida. Te hace pensarte si lo que tienes en tu día a día es lo que quieres o no quieres. Y a nivel mental es un antes y un después", confiesa Blanca. Jaime concuerda, aunque con algún matiz: "Es una pedazo de experiencia, pero hay que querer vivir eso, querer pasarlo mal, querer verdaderamente entrar en un modo supervivencia y someter a tu cuerpo a ese castigo y a tu mente y ver hasta dónde llegas". "Por otro lado", continúa Nava "está la aventura desde el punto de vista humano en el que conectas más con unas personas o con otras, y con unas tienes afinidades y puedes llegar a entablar una amistad, pero como estás en unas condiciones tan precarias y en esa atmósfera, hay otras con las que no paras de confrontar, hay mal rollo y a mí desde ese punto de vista no me gustó nada la experiencia. No me gustó el hecho de tener que enfrentarme con personas que discuten por discutir y que lo que buscan es generar mal rollo".

Esta mala experiencia también la ha vivido Blanca, acostumbrada al compañerismo más que a la polémica. "Me volvía loca porque yo no entendía por qué a la gente le importaban tanto algunas cosas que a mí no. Me he dado cuenta de que tengo un nivel de tolerancia hacia las cosas que me molestan muy alto. Es difícil saber quién se está comportando de forma real y quién te la está intentando jugar, porque maten a gente que sabe hacer tele y buscan discutir. En una repartición, había alguien que se llevaba cuatro gramos más de arroz o un trocito más de coco. A mí me daba igual. No me voy a echar una bronca con nadie y gastar mi energía por eso. Prefiero gastar esa energía luego en ganarte una prueba. Pero allí la gente se decía hasta insultos por eso", nos narra.

Javier Nava perdió casi 20 kilos

Dos caras de una misma moneda que, pese a dejar sensaciones similares en ambos, no les hace llegar a la misma conclusión. "No repetiría", admite Blanca. "Ya lo he vivido, he estado prácticamente todo el programa, así que no volvería porque ya no tengo nada nuevo que ir a vivir". Jaime vas allá y, además de querer repetir, lo haría de manera diferente. "Repetiría y además buscando otro tipo de objetivos y haría una experiencia totalmente diferente, pero sí que repetiría porque a mí siempre me gusta mejorar", concluye.

En el debate entre la importancia del cuerpo y la mente, los dos lo tienen claro: "La cabeza es lo más importante". "Es lo que te hace poder tirar del físico y lo que te juega malas pasadas", asegura Blanca. "El físico dicen que tarda 21 días para generar un hábito, meterte en rutina y adaptarte al medio. En dos semanas largas estás ya tan metido ahí que ya te olvidas del físico y ya es todo cabeza", explica Javi, que volvió de la isla con 19kg menos que cuando entró.

Romper las normas para sobrevivir

Durante los meses que dura la aventura, una práctica habitual es la pesca para poder alimentarse. En este ámbito, Blanca y Jaime no tuvieron la misma suerte. O la misma habilidad. "A mí me costaba una barbaridad", lamenta el segundo, que en dos meses y medio solo pescó "unos 30 peces". Por el contrario, la andaluza es algo que destaca entre sus puntos fuertes. "Pasé de no saber pescar absolutamente nada a conseguir pescar más de 120 peces", presume. Pero para contrarrestar su punto débil, Jaime admite que se saltó un poco las normas.

Blanca Manchón entrenando en Tokio 2020.  EFE
Blanca Manchón entrenando en Tokio 2020. EFE

"Había una cosa que se me daba muy bien, que era coger con las manos todo tipo de cangrejos, nécoras, e incluso langostas. Pero teníamos completamente prohibido cazar langostas porque era una especie protegida y estaban en época de apareamiento", empieza explicando. "Pero un día", nos confiesa, "teníamos un día tanta, tanta hambre, que me las ingenié para, completamente fuera de cámaras, me fui y me cogí un par de langostas, las cacé y al final nos las hicimos al fuego". "Ya me perdonarán, pero es que aquello es supervivencia", se justifica entre risas el exjugador de rugby.

Estar lejos de su hija recién nacida

Una anécdota dura nos la cuenta el propio Jaime, que estuvo alejado de su familia durante el primer Día del Padre que vivió, tras el nacimiento pocos meses antes de su hija Jimena. "Para que te hagas una idea de lo rápido que eres capaz de desconectar del mundo exterior y lo rápido que es aislarte ahí", reflexiona. "Habían pasado solo dos semanas y yo no fui consciente de que era el Día del Padre, y además por primera vez para mí. Me dieron una sorpresa dentro del programa con un mensaje y con unas fotografías que me enviaron de la mano de mi hija. Y ahí, macho, me rompí, me rompí completamente porque una de las cosas que te sucede allí dentro es que tú estás constantemente pensando en tu familia, en tu gente, en el mundo que hay fuera, en lo que te espera cuando salgas, en lo que has dejado cuando has entrado", recuerda, emocionado. "Me rompió en dos, pero también me dio mucha fuerza para seguir en el programa", concluye.

La importancia de los valores del deporte

Un deportista no solo tiene el buen físico que les exige su disciplina. También trabajan y entrenan la mente, muy importante para superar este programa, como nos han explicado nuestros protagonistas. A la atleta olímpica en vela, el deporte le ha servido en Supervivientes "en el hecho de no dar nada por perdido". "Cuando una prueba se te complica o una prueba era tu única opción para ser líder y que no te eliminen y seguir el concurso, esa fortaleza mental de tirar de la cabeza, de olvidarte de que estás hecha una mierda físicamente y de aguantar. Eso es para lo que me ha servido el deporte", asegura.

A Jaime "todos los aprendizajes del rugby" le han servido, entre los que destaca "ser paciente y aguantar, sobre todo psicológicamente". "En el rugby siempre estás protegido por el equipo, pero luego también cada uno tiene su responsabilidad individual. Y allí, esa responsabilidad colectiva no existe. El colectivo puede estar algunas veces, y hay compañeros a los que te puedes apoyar, pero luego hay otros que no están dispuestos a apoyarte en nada. El espíritu del equipo puede estar en algunos momentos, pero no es lo que te va a salvar", sentencia.

Con todo esto, Blanca Manchón y Jaime Nava han estado varios meses en el programa, muy cerca de los campeones de cada edición, y han vivido la práctica totalidad de la experiencia. Pese a no ganar, es una vivencia de la que no se arrepienten y que guardan con cariño, así como los aprendizajes que les ha dado. Ser deportista profesional no te garantiza la victoria, algo que sí que ha conseguido el exwaterpolista Pedro García Aguado este año, pero los valores del deporte siempre ayudan, como en todo en la vida, a seguir hacia delante de la mejor manera.