CONDE DE GODÓ

Alcaraz 'peta' ante un Rune de hielo que reina en el Godó

El murciano, que había perdido el primer set 7-6, notó molestias en el psoas con 2-1 en el segundo set y todo le fue ya cuesta arriba.

Carlos Alcaraz, con las bolas en la mano a punto de realizar un servicio. /GETTY
Carlos Alcaraz, con las bolas en la mano a punto de realizar un servicio. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Hasta el tercer juego del segundo set fue una final apoteósica, como las mejores que se han visto en el Real Club Tenis de Barcelona-1899, como aquella noche en la que Rafa Nadal le dio la vuelta al partido ante Tsitsipas aún con la pandemia de por medio (2021). Era un Rune (nº13) lanzado y un Alcaraz (nº2) combativo, ambos con un tenis excelso, especialmente el danés, capaz de adjudicarse el primer setpor 7-6 tras desaprovechar hasta cuatro bolas que levantó el murciano. Pero en ese momento, el psoas de Alcaraz dijo basta. Llamó al fisioterapeuta y al doctor Ángel Ruiz-Cotorro. Y todo se fue apagando. Finalmente, en una hora y 40 minutos, Rune alzó el Conde de Godó por 7-6 y 6-2.

Ahora, aún en caliente, habrá que ver el grado de la lesión de Alcaraz, que siguió jugando aunque no pudo correr igual, ni afrontar los puntos de la misma manera. Y acabó cabizbajo en la silla mirando al suelo tras 14 partidos seguidos ganando en la arcilla de Barcelona. "Estoy orgulloso de ganarle a un amigo, de este torneo, he rendido muy bien", dijo el campeón sobre la pista. Alzó su quinto título ATP y logra ganar por segunda vez a Alcaraz de profesional. "Tácticamente he estado perfecto, esperé mi momento", remató. Tras ganar Montecarlo y ser el mejor en Barcelona hasta la final, a mitad de la preparación para Roland Garros y a las puertas del Masters de Madrid, el español deberá ahora saber el tiempo de recuperación. La victoria de Zverev en Munich le hace caerse al puesto 3 de la ATP.

Un primer set sensacional con un Rune con mentalidad de acero

Fue un arranque vibrante, caballeroso, con momentos de gran tenis y con un nivel de juego elevado, de Grand Slam. Alcaraz ganó el sorteo, pero le regaló el saque a Rune en un acto de personalidad y autoconfianza, también de amistad entre dos jóvenes de 21 años que apenas se llevan seis días y que han credido juntos. Como rivales y compañeros. Y el danés no lo desaprovechó y empezó como un tiro (0-1). Una carta de presentación de lo que estaba por llegar: buen saque, golpes profundos y subidas a la red.

Alcaraz, que no había cedido un servicio ante Arthur Fils, siguió erre que erre y ganó en blanco el siguiente (1-1). "Bien sacado, Charly", le decían desde la grada del Godó, llena como de costumbre. Tras el 1-2 de Rune, de nuevo el murciano ganó su juego en blanco (2-2). Tan solo se llevaban 15 minutos de partido y Rune comenzaba a desperarse. Más aun cuando Alcaraz le rompió el saque agarrándose a su derecha (2-3), pero Rune a lo que se agarró fue al partido, demostrando qué algo ha cambiado en su manera de afrontar esos momentos clave de los duelos importantes (3-4). Nadie perdió ahí su saque, y eso que Rune tuvo dos bolas de set con 4-5 que levantó Alcaraz. El tie break fue inevitable.

Allí Rune ofreció su mejor versión. Servicios a más de 200km/h, subidas a la red, derechas, dejadas y una capacidad para no venirse abajo pese a que de nuevo Alcaraz levantó otras dos bolas de break. Rune aguantó, frío, nórdico, y se llevó el primer set. Todo parecía estar abocado a una final maratoniana.

La caída de Alcaraz y el broche de Rune, que alza su primer Godó

El segundo set empezó con un Alcaraz más enchufado, que de nuevo ganó el primer juego en blanco (1-0) y tuvo una bola para ponerse 2-0. Pero Rune fue una roca desde el fondo de la pista y ganó el punto que parecía ya perdido. Con 2-1 a favor, se encendieron las alarmas. Alcaraz notó unas molestias en el psoas y llamó al fisioterapeuta y al doctor Ángel Ruiz-Cotorro, presente en el torneo. El partido se interrumpió unos minutos. Se tomó el murciano un jugo de pepinillos -que evita los calambres- y saltó a la pista. Pero Alcaraz no era el mismo. Pudo ponerse 3-3 pero Rune le dio la vuelta al juego (2-4). Ahí murió la final.

El tenista murciano tuvo que ser de nuevo atendido en el descanso del 2-3 e intentó acortar los puntos, con cara de pocos amigos por cómo se le había complicado el partido y por las molestias, todo ello metido en un cóctel en el que Rune era el elemento explosivo. El danés le supo jugar y resistió a nivel mental en los momentos complicados con la grada en contra y con un Alcaraz lanzado. Y se adjudicó el set por 6-2 con un juego en blanco. Fue su torneo, su año y da un paso más en su deseo, que es comer en la mesa de Sinner y Alcaraz.