Ganó dos Grand Slam, fue amigo de Kubala, es cónsul y tiene una duda con el techo de Carlos Alcaraz: "¿Por qué Djokovic sigue jugando?"
Balázs Taroczy ganó la edición de 1978 y ahora disfruta del torneo como cónsul de Hungría en la ciudad. Y se maravilla con el murciano.

Balázs Taroczy (1954) se pasea por el Real Club de Tenis de Barcelona con naturalidad. Conoce todos los rincones. Por eso es socio del club desde hace años, cuando decidió quedarse a vivir en la ciudad y convertirse en cónsul húngaro. Mira la vida desde el edificio Godó que se ubica en Francesc Macià, a pocos metros de donde se disputa el Trofeo Conde de Godó. El que él mismo ganó una vez, en 1978, tras un partido espectacular ante el rumano Ilie Nastase, quien fuera el primer número uno del circuito y ganador de dos Grand Slam. "Lo recuerdo muy familiar. Nos cambiábamos en el mismo vestuario, íbamos al bar tras los partidos, hablábamos con el público. Era un torneo diferente a todos", explica a Relevo desde la terraza de Moritz.
Aquel Taroczy tenía una gran amistad con Ladislao Kubala, exjugador y exentrenador del FC Barcelona, conocido por acoger a todos los húngaros que me emigraban a la Ciudad Condal, para los que no tenía un no por resupuesta. Tampoco para Taroczy: "Íbamos a cenar muchas veces, me venía a ver jugar. Cuando paraba con su coche en los semáforos, la gente le iba a saludar".
Ahora ve los toros desde la barrera pero sigue con pasión el tenis actual. No se pierde ni un partido y tampoco lo hará en una final (16:00, La1) en la que ve a Carlos Alcaraz de favorito aunque quedase maravillado con el juego de Helgar Rune: "Ha sido fantástico, muy muy bien y completo. Tiene un gran físico". Pero se le cae la baba al hablar del talento murciano, al que conoce bien porque incluso ha estado en las instalaciones de su comunidad viendo y charlando con su equipo.
Para Taroczy, Alcaraz puede llegar a los números en cuanto a Grand Slam de Rafa Nadal o Novak Djokovic, pero dependerá de dos cosas. Primero, de su ambición, de que no pierda en ningún momento el hambre como no lo hizo el Big Three. "Alcaraz es muy bueno, físicamente es superior y juega para divertirse. Hasta dónde llegue dependerá de su ambición. Federer, Nadal y Djokovic querían ganar, estaban centrados, y el futuro de Alcaraz dependerá de eso. ¿Por qué fue Djokovic a los Juegos? Le faltaba ese oro, vale, pero ¿por qué sigue jugando?", analiza.
Tras derrotar a Ivan Lendl en semifinales, Balasz Taroczy superó a Ilie Nastase en la final para convertirse en el campeón del Trofeo Conde de Godó 1978 @bcnopenbs pic.twitter.com/rWk5FZ6ePH
— ArchivoRCTB1899 (@RctbArchivo) August 30, 2020
Construir un equipo y las diferencias con Sinner: «Él es más serio»
Más allá de la ambición, Taroczy considera que es clave encontrar un equipo fiel, como tenía Nadal, que te conozca y te acompañe, que te dé ese apoyo constante. "Rafa tenía a su tío y a mucha gente junto a él. Creo que Carlos debe ir por el mismo camino. Federer no varió también aunque es cierto que Djokovic ha dado más vueltas", relata, destacando el carácter más 'solitario' del máximo ganador de Grand Slam de la historia.
El futuro lo marca Alcaraz y también Jannick Sinner. Para Taroczy, Alcaraz tiene más talento pero le falta en ocasiones estar más centrado, algo que consigue el tenista italiano, que le recuerda a "un robot", "una máquina": "Creo que es más serio, más maduro. Me recuerda a Ivan Lendl, va por faena. Carlos juega a veces para divertirse, solo es invencible cuando está centrado". Después de que se levante la sanción por dopaje, Sinner regresará al circuito extra motivado y se podrá volver a ver a ambos en igualdad de condiciones peleando por los títulos. Y Alcaraz ha destacado en este Godó que "ahora sigo la línea buena". Se le está viendo consistente y con un nivel de tenis muy alto, como el que mostró al destrozar a Arthur Fils.
Taroczy no fue un tenista de grandes éxitos individuales, pero sí en dobles. Junto a Heinz Günthardt alzó dos títulos: Roland Garros (1981) y Wimbledon (1985). Y dos Masters de dobles en Londres. Incluso, en el ocaso de su carrera, fue compañero de Javier Sánchez Vicario, ya asentado en España, donde han crecido sus hijos. Y hoy disfrutará de una final con Alcaraz como referente del presente y del futuro.