CONDE DE GODÓ

El sueño de Holger Rune de un 'Big Three' con Alcaraz y Sinner tiene fundamento: "Es clave encontrar personas que te sigan"

El noruego, de 21 años, juega la final del Conde de Godó ante el murciano tras mejorar en su juego y colarse en el top-ten.

Rune, durante su partido ante Kachanov en el Conde de Godó de Barcelona. /GETTY
Rune, durante su partido ante Kachanov en el Conde de Godó de Barcelona. GETTY
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Hace tres años, sobre la pista central de Roland Garros y con apenas 19, el danés Holger Rune (2003) asaltó la banca. Carlos Alcaraz no fue el único tenista sub-20 que logró meterse en los cuartos de final del Grand Slam, porque este fortachón nórdico que práctica un deporte de poca tradición en su país noqueó al mismísimo Stéfanos Tsitsipas, que en aquel momento llegaba como uno de los favoritos, por 7-5, 3-6, 6-3 y 6-4.

Aquella solo fue una pintura de las muchas que le quedan por delante al talento danés, llamado a dominar el tenis del futuro con jugadores como el propio murciano -con quien se ha criado tenísticamente al llevarse solo seis días- y Jannick Sinner, ahora los dos que han sustituido al famoso 'Big Three', formado por Roger Federer y Rafa Nadal -ya retirados- y Novak Djokovic, quien ha roto todos los récords. Pero mientras Alcaraz suma cuatro Grand Slams y Sinner, tres, Rune se adjudicó el Masters de París derrotando al tenista serbio y ha logrado también vencer a Alcaraz y a Sinner alguna vez, pero ni mucho menos ha llegado a ese nivel. Y está en esa búsqueda. Hoy, en la final (16:00, La 1), se testeará ese runrún del circuito que Rune utilizó de gasolina y motivación pero que aún no se ha producido.

"Es emocionante que hablen de los tres grandes... Las rivalidades son importantes, me haría feliz estar ahí", aseguró Rune en el pasado Wimbledon en una entrevista a The Telegraph, cuando se sinceró por ese nivel que pretende alcanzar, pero al que se le resiste porque no ha encontrado "la estabilidad" adecuada y "fundamental" en su carrera. Un ejemplo claro es que en su último año ha tenido hasta cuatro entrenadores, lo que para él ha acabado siendo "una pérdida de tiempo". Lejos de la tranquilidad que tienen otros tenistas como Alcaraz, o en su día tuvieron Federer o Nadal. "Es clave encontrar personas de confianza que te sigan, te ayuden y puedas seguir un camino", cuenta a Relevo Balasz Taroczy, quien fuera ganador del Godó en 1978.

En su salto a ser profesional contaba con Lars Christensen, el técnico que lo formó, para añadir al conocido Patrick Mouratoglou, que en su día fue el entrenador de Jérémy Chardy, Grigor Dimitrov o Serena Williams. Posteriormente, decidió ponerse en manos del extenista alemán Boris Becker, al que le agradece la mejora en el servicio. Pero no salió bien. Incluso se puso en manos de Severi Luthi, que trabajó con Federer. Tampoco dio en la diana, por lo que volvió con Lars Christensen y añadió a Kenneth Carlsen, que fuera la figura de su país en los años 90.

El punto de inflexión de esta temporada fue en Indian Wells

"Desde Indian Wells siento que estoy volviendo a ser capaz de lograr triunfos importantes. Estoy empujando a mis rivales con eficacia gracias al nivel de mi drive; eso me permite cambiar el ritmo con dejadas o alternar estilos. Regresar al top-ten es la prueba de mi mejoría, es mayor presión, pero una motivación extra", comentó el tenista, que podrá probar esa mejora ante Alcaraz, ahora mismo el número uno en tierra por lo visto en los últimos torneos, en Montecarlo y Barcelona.

El Rune de Barcelona está siendo sólido y brillante. Sujetado por su gran servicio, no ha cedido un solo set y ha barrido al anterior campeón, Casper Ruud, y a Kachanov, quien se deshizo de Davidovich. "Jugué muy bien desde el fondo de la pista, pegando y variando ritmos muy bien, pero creo que la mayor parte del partido jugué de la manera que debía. Hubo algunos puntos al final, donde estuve demasiado pasivo, pero creo que jugué agresivo, pegando y jugando a mi estilo", explica.

El tenista reconoce ser de sangre caliente, ser un enamorado de las "emociones" positivas que desprende Nadal en la pista, aunque en su caso no las haya canalizado de la mejor manera: Wawrinka le llamó "bebé" por sus quejas y tuvo que ser advertido por el juez de silla en el Open de Australia de 2024 al incumplir el código de conducta. Deslices que ahora quiere pulir en un 2025 donde lleva 15 victorias y nueve derrotas y aspira a decirle a Alcaraz que él también quiere estar en esa mesa, a un rival que conoce a la perfección.

"Es un jugador muy duro y complicado. Está a un nivel muy alto. Es admirable cómo ha competido y le tengo respeto. He crecido con él en sub-12, sub-14... es bonito jugar ahora una final en un ATP, es maravilloso. Pero ahora no hay amigos", comentó el murciano, que en categoría profesional le gana por 2-1 la partida. Y hoy busca la tercera victoria a Rune y el tercer título del Godó.