Andrey Rublev recurrió a los antidepresivos y a Marat Safin para huir del bucle: "Es como si quisieras cortarte el brazo"

Mediado el primer set de la final del ATP 500 de Doha, Andrey Rublev conecta un smash a un par de metros de la red, pero Jack Draper corre y corre y alcanza la pelota para devolverla. La bola se le queda a Rublev a un palmo de la red, con su rival vencido, un golpe facilísimo, basta con tocar la pelota para ganar el punto. Aunque lo tiene todo a favor, el ruso no llega ni siquiera a dar a la bola. El error es estrepitoso y las gradas del Khalifa Tennis Complex pegan un grito de incredulidad.

Rublev se queja de que los focos le han deslumbrado. Pero lo más llamativo de todo es la reacción del jugador. Lejos de enfadarse, el ruso camina despacio hacia el fondo de la pista. El tenista que más se cabrea, que se rompe raquetas en la rodilla, que grita y se desespera, ya no está. Ahora Rublev está en "modo zen". Y no ha sido camino nada fácil.

"Durante un par de años estuve como en una especie de bucle, perdido conmigo mismo, sin entender qué hacer, sin entender para qué", ha señalado el número nueve del ranking mundial en una entrevista con The National unos días después de vencer a Jack Draper por 7-5, 5-7 y 6-1 y celebrar su primer título de la temporada.

"Suena un poco dramático o lo que sea, pero ¿cuál es la razón o el propósito de vivir? Simplemente, yo estaba completamente perdido conmigo mismo. Y el problema es que no fue algo que te esté sucediendo uno, dos o tres meses, que vale, que tal vez todavía tienes paciencia", ha añadido Rublev, de 27 años. "Pero cuando te ocurre durante uno, dos, tres, cuatro o cinco años, cuando dura muchos, muchos años, llega un momento en el que es como si ya no pudieras soportalo más".

El tenista que llegara al número cinco de las listas ATP en 2021 ha revelado que ha estado tomando antidepresivos durante un año y ha comparado la situación con un pequeño dolor en la mano que se expande y se expande de forma incontrolable. "Entonces llega un momento en el que es como si quisieras cortarte el brazo".

Además de los antidepresivos, el pupilo de los extenistas españoles Fernando Vicente y Beto Martín -este último graduado también en Psicología- también explica su nueva mentalidad gracias a las conversaciones que ha estado manteniendo con su compatriota Marat Safín, exnúmero uno del mundo y afincado desde hace muchos años en Barcelona, la base de entrenamiento de Rublev.

Fue el propio Safin el que se acercó a los técnicos de Rublev después de la derrota en la primera ronda de Wimbledon 2024 con la idea de poder hablar con el tenista. "Marat me ayudó a entenderme a mí mismo, a mirarme a mí mismo. Y eso fue como volver a empezar desde lo más profundo. Y, al menos desde allí, pude empezar a moverme poco a poco en una dirección mejor. Ahora estoy avanzando poco a poco por ese camino".

"No estoy feliz, no es que esté en un buen o mal lugar, pero ya no siento estrés, no siento ansiedad, no tengo depresión. Simplemente estoy en una posición neutral: no estoy feliz ni estoy mal, pero al menos encontré la base y eso es como un comienzo para mí".