Un cheque de 3.640 euros explica la última bajada al barro de Andy Murray
El exnúmero uno y campeón de tres Grand Slam ha regresado esta semana a la competición disputando el Challenger de Burdeos. Este miércoles ha cumplido 37 años.

Ser británico y tenista no es una combinación sencilla. Conlleva una presión extra que nada tiene que ver al hecho de haber nacido en España, Alemania o Estados Unidos. Quizás Francia se asemeje un poco: son países con muchísima cultura tenística, dueños de los Grand Slam más tradicionales que existen y suspiran por ver a los suyos triunfar, los británicos en el césped de Wimbledon y los franceses en la tierra de Roland Garros.
Francia lleva más de 40 años, desde Yannick Noah, esperando para ver a uno de los suyos levantar la Copa de Mosqueteros. Va camino de lo que le ocurrió a Reino Unido y esa sequía que duró 77 años, desde el Wimbledon celebrado por Fred Perry en 1936 al que conquistó Andy Murray en 2013. Murray fue encumbrado aquel día como un rey, pero si algo ha demostrado el tenista desde entonces es que huye de cualquier tipo de privilegios. Es de los que bajan al barro si hace falta. Su 37º cumpleaños este miércoles es la última muestra de ello.
Doble campeón olímpico, ganador de tres Grand Slam y exnúmero uno, Murray sopló las velas en un torneo atípico para alguien de su palmarés. Lo hizo en el Challenger de Burdeos, un evento de la categoría inmediatamente inferior al circuito ATP, lugar habitual de los tenistas que rondan el top 100 del ranking mundial. ¿Qué hace un jugador como Murray jugando ese torneo? Pues bajar al barro en busca de su última oportunidad.
The one. The only.
— ATP Challenger Tour (@ATPChallenger) May 15, 2024
Happy birthday, @andy_murray 🥳🎂#ATPChallenger pic.twitter.com/Cf7ujCb6PN
El calvario de Andy Murray con las lesiones
El británico lleva años lidiando con muchísimos problemas físicos que le han impedido mantener el nivel con el que llegó a competir de tú a tú con los mejores de la historia. Murray quedará históricamente en un escalón inferior al del Big Three, pero hubo un momento en el que se hablaba incluso de Big Four. Además de sus tres títulos de Grand Slam (US Open 2012 y Wimbledon 2013 y 2016), el británico alcanzó otras ocho finales, disputó un total de 21 semis en los grandes y levantó 14 Masters 1000 (es el cuarto en la lista histórica).
Sin embargo, una lesión en la cadera cambió su carrera para siempre. El calvario empezó a mediados de 2017, se operó en enero de 2018 y volvió a competir seis meses después. Pero los dolores no desaparecieron. Se hundió en el ranking ATP -cayó hasta el puesto 839- y en enero de 2019, harto, anunció entre lágrimas que se retiraba. Otra vez le esperaba el quirófano: le pusieron una cadera de titanio.
Su final no estaba escrito todavía. Sorprendió a todos diciendo que iba a volver, y en su primer torneo, el de Queen's 2019, levantó el título de dobles junto a su amigo Feliciano López. En singles le seguía costando una eternidad. El 2020 se lo pasó casi en blanco y en 2021 tuvo algo más de continuidad, pero apenas le dio para acabar el año en el puesto 134 del ranking.
En 2022 regresó a los 100 primeros y desde entonces se mantiene entre los puestos 40 y 70, regalando auténticos partidazos pero sin apenas continuidad. Este año, por ejemplo, lleva cinco victorias y ocho derrotas. La última fue en la tercera ronda de Miami, donde además se lesionó los ligamentos del tobillo. Y para entonces ya tenía más o menos claro que el final de su carrera está muy cerca. "Me preguntan sobre la retirada después de cada partido y estoy aburrido de la pregunta. No voy a hablar más hasta que llegue el momento, pero no planeo jugar mucho más allá de este verano", había dicho antes de su última lesión.
Cuando se hizo las pruebas y se confirmó que tenía dañados los ligamentos, enseguida se especuló de nuevo con su retirada. Pero hablar de la retirada de Murray es como hacerlo de la de la Nadal. Nunca llega. Actualmente en el puesto 77 del ranking, el británico está en Burdeos buscando ritmo y victorias que le devuelvan la moral para su recta final. Podría haber pedido una invitación para Roma, pero en vez de ello se apuntó al Challenger de Burdeos. Tampoco es una sorpresa: desde 2019 ha disputado ya 9 torneos de esa categoría, ganando los de Aix en Provence, Surbiton y Nottingham en 2023.
En Burdeos, donde jugó con una raqueta Yonex tras usar toda su carrera una Head, superó la primera ronda por el retiro de su rival, pero perdió el jueves por la noche ante Gregoire Barrere, número 115 del ranking, por 6-4 y 6-2.Se llevó un premio de 3.640 euros. Un cheque que explica bien quién es Andy Murray.