Djokovic abusa de la candidez de Sinner para convertirse en el maestro de maestros

Turín.- ¿Por qué seguir cuando ya todo el mundo y todas las estadísticas te señalan como el mejor tenista de la historia? ¿Qué retos quedan cuando tu máximo perseguidor asegura que nunca te alcanzará? ¿De dónde sale la energía para engullir rivales a los que sacas década y media? Sólo Novak Djokovic tiene la respuesta a esas preguntas, porque él es el protagonista de esa increíble historia, la de un tenista que a sus 37 años sigue siendo el rey indiscutible. Un rey absoluto.

Suyo es el trono del tenis y suyo será hasta que se canse o hasta que la generación de los Carlos Alcaraz, Jannik Sinner y compañía den el paso definitivo en su rebelión. Porque aunque de vez en cuando le den algún arañazo, Nole prevalece por encima de todo y de todos. Si el sábado despachó a Alcaraz en las semifinales de las ATP Finals con una superioridad pasmosa, este domingo le ha tocado el turno a Sinner, al que ha sometido por 6-3 y 6-3 para retener el título de maestro.

El italiano derrotó el martes a Djokovic en la fase de grupos y tuvo el jueves la oportunidad de eliminarlo, pero se dejó el alma en la pista para vencer a Rune y revivió al gran favorito. Si es peligroso con una vida, imagínate con dos. Pobre Sinner. En San Cándido nació y cándido sigue. Lección apuntada: cuando tengas la oportunidad de darle la puntilla a Djokovic, hazlo, porque si no resurgirá y te comerá.

Igual que el sábado ante Alcaraz, la final ante Sinner fue un partido que sólo tuvo una dirección. La que dictaminaba Djokovic. Da igual que el italiano llegara en una racha impresionante de seis victorias seguidas ante jugadores del top 5 y que tuviera a los 13.000 hinchas del Pala Alpitour a su favor, incluidos los famosos Carota Boys. Con Djokovic nada de eso es suficiente. Y menos contra esta versión del serbio.

Nole mandó de principio a fin y desesperó a Sinner. El ídolo local sólo tuvo una oportunidad, mediado el segundo set, cuando se colocó 15-40 al resto estando ya break abajo y contra las cuerdas. ¿Qué ocurrió? Que Djokovic colocó cuatro primeros saques seguidos y a otra cosa.

Muchos podrán decir que el italiano no estuvo a la altura. Es posible, pero qué casualidad que siempre, siempre, todos los tenistas se hacen pequeños cuando está al otro lado de la red. Por eso nadie resiste ya la comparación con Djokovic: es el jugador con más coronas de Grand Slam y de Masters 1000, este lunes iniciará su semana número 400 en el número uno y ya tiene siete títulos de las ATP Finals, desempatando con Roger Federer en lo más alto y colocándose él en el solitario. El maestro de maestros.