Carlos Alcaraz es un camaleón: tiene Plan A, Plan B y Plan C
El nº2 de la ATP tiene la cualidad de adaptarse a las circunstancias de cada partido con suma facilidad. "Yo soy agresivo, pero si me tengo que poner el mono de trabajo, lo hago".

Gana de día, gana de noche, gana jugando bien y gana jugando mal. Gana cuando él es quien manda en la pista y también gana cuando toca bajar al barro. Carlos Alcaraz gana porque tiene un tenis tremendo, pero también porque sabe adaptarse como pocos a las circunstancias de cada partido.
El número dos del ranking es un tenista al que le gusta jugar siempre al ataque, agresivo, sin contemporizar. ¿Quedarse detrás de la línea a pasar bolas? No, gracias, que lo hagan otros. A Carlitos lo que le pide el cuerpo es abrumar al rival con su velocidad, su potencia y esa divina muñeca que tiene. Pero hay días en los que no se está fino o en los que el rival simplemente juega a un nivel superlativo. Algunos se resignan, otros reaccionan y se adaptan.
Eso fue justamente lo que le pasó el viernes pasado durante su debut en el Mutua Madrid Open. Emil Ruusuvuori le tuvo contra las cuerdas y Alcaraz no se encontraba: estaba incomodísimo y tras perder el primer set 6-2, tuvo que salvar cinco pelotas de break con 3-3 en el segundo. Tocó pensar, cambiar el patrón de juego. Si el Plan A no funciona, siempre es bueno tener un Plan B. Y otro Plan C por si el segundo no funciona.
Cambio de táctica y cambio de cordaje
"Hay que tener la suficiente humildad para saber que te están pasando por encima, que no es tu día, y que hay que jugar a otro juego, buscar la manera de hacer daño aunque no sea tu estilo", explicaba el propio Alcaraz en la Caja Mágica. Durante aquel encuentro, pasó de jugar a dos o tres golpes a meter más bolas y esperar el fallo del rival. También cambió el cordaje de la raqueta (subió la tensión un kilo para tener más control y menos potencia) después del primer set.
"Obviamente mi estilo es agresivo, pero si me tengo que poner el mono de trabajo y pasar siete bolas, lo hago perfectamente y me siento cómodo con ello también", decía el número dos del ranking mundial. "Soy un jugador que se adapta mucho a las circunstancias".
Lógicamente, los tenistas cada vez van a tener más estudiado el juego de Alcaraz. Es lo que tiene llegar al número dos con 19 años y convertirte en el rival a batir por todos. El circuito sabe que si Alcaraz manda, tiene las de ganar. Por eso Ruusuvuori, impecable en el saque, se montó encima de la bola en cada resto: sabía que tenía que dominar él si quería tener una mínima posibilidad.
Si el viernes ganó en la sesión de día, con una tremenda sensación de bochorno y sufriendo en la pista, este domingo se clasificó a octavos en la sesión de noche, con fresco y disfrutando ante Grigor Dimitrov. Tras el partido, Álex Corretja le hizo una pregunta: "Entre ganar y disfrutar, ¿qué eliges?"
"Ganar", respondió el tenista. "Me encanta jugar al tenis, pero tengo ese gen ganador dentro que me hacer querer ganar de cualquier manera y eso es lo que intento. Si las cosas no salen bien, hay que buscar la manera de ganar y al día siguiente ya tendrá otra oportunidad". Y así lo hizo. Camaleón Alcaraz.