TENIS

El aura se vuelve en contra de Joao Fonseca, la estrella que aún no lo es: "Nunca he visto niños detrás de los tenistas, ni siquiera con Nadal"

El brasileño desprende un aura en la cancha y fuera de la misma, que le aúpa, quizá demasiado pronto, al primer plano del tenis mundial.

Joao Fonseca, en un partido reciente./AFP
Joao Fonseca, en un partido reciente. AFP
Sebastián Fest

Sebastián Fest

Rio de Janeiro (Brasil).- Nace una estrella, solía decirse. Pero hoy ya ni siquiera nacen: son. Son antes de ser. Es el caso del brasileño Joao Fonseca: cualquiera que entienda de tenis sabe que ahí hay un jugador muy importante, especial, alguien que puede llegar lejos. El problema es que ya no hay tiempo para esperar a las estrellas, la sociedad acelerada y la multiplicación exponencial generada por las redes sociales le quita a un joven talento de 18 años el tiempo para equivocarse, el tiempo necesario para no ser antes de ser.

Lo supo el propio Fonseca, brasileño de Río de Janeiro, en la noche del martes 18 de febrero en su ciudad. La expectativa era tanta, pero tanta, que sus hombros de casi adolescente, de joven de 18 años, no la resistieron.

Fonseca venía de una gran semana en Buenos Aires, donde ganó su primer título en el circuito mayor de la ATP, y cuando el lunes llegó a Río, el torneo ardía de entusiasmo.

Como ardía ese domingo 16 de febrero. Los niños se agolpaban contra el vidrio, abrían bien grandes los ojos y preguntaban entusiasmados, vociferantes: "¿Cómo va Fonseca, cómo va el partido?". Gritaban a través del vidrio a los periodistas que seguían la final por televisión, estaban desesperados por saber cómo iba Fonseca.

Y al día siguiente, lunes 17 de febrero de 2025, cuando Fonseca pisó el Jockey Club, centenares de personas se agolparon ante las canchas de entrenamiento, elevaban sus teléfonos móviles e intentaban grabar, captar al menos un fugaz instante de un día en el que sentían que estaba pasando algo grande.En Sao Paulo, camino al partido de su equipo, centenares de hinchas del Palmeiras se agolparon ante el televisor de un bar para seguir la final en Buenos Aires.

«Evolucionarás, lo conseguirás»

Brasil, que tuvo grandísimos jugadores como Maria Esther Bueno y Gustavo Kuerten, está viendo revivir su tenis. En la misma semana en que Fonseca apareció en el número 68 del ranking de la ATP, otros dos jugadores -Thiago Seyboth Wild y Thiago Monteiro- figuraban entre los cien mejores, algo que no sucedía desde hacía siete años.

Pero el alemán Alexander Zverev, número dos del mundo, lanzó en esos días en Río una advertencia: dejenlo ser, no lo conviertan en estrella antes de tiempo, quitenle y quítense, todos, esa presión. Lo dijo antes de que Fonseca perdiera 6-1 y 7-6 (7-4) ante el francés Alexandre Müller. Y se lo dijo al propio Fonseca al día siguiente de la derrota. Lo contó el propio brasileño.

"Me vi con Zverev después del partido de ayer [martes]. Salió de fisioterapia, se bajó de la camilla y vino a hablar conmigo. Lo felicité por su victoria. Y me dijo: 'Sé que estás muy disgustado ahora mismo. Pero estas cosas pasan. Evolucionarás, lo conseguirás. Buena suerte en los próximos torneos".

La noche previa, Fonseca había confesado qué cosas los aplastaron en ese partido debut. "Sabía que iba a tener que enfrentarme al nerviosismo y no pude hacerlo. No pude jugar el partido, no pude ser yo mismo en la cancha, mi forma alegre, mi forma feliz de jugar, no pude encontrar esas formas, no pude jugar con el público. Creo que esa fue mi frustración hoy. No pude ser yo mismo en la cancha", admitió con la mirada humedecida.

El momento recuerda, pero al mismo tiempo no, a la fulgurante aparición de Kuerten en 1997, cuando desde la nada ganó siete partidos para conquistar Roland Garros, trofeo que alzaría dos veces más, en 2000 y 2001. Aquella vez, hace ya 28 años, una improvisada batucada desfiló por las instalaciones de Roland Garros, dándole al torneo parisino un ambiente muy diferente al habitual.

Hoy, redes sociales y aceleración de la vida de por medio, ganar un ATP 250 tiene casi la potencia de aquel Grand Slam. Claro, también es culpa de Fonseca: su tenis entusiasma. Mucho. Derecha fuerte, confiable y pesada, revés a dos manos para dictar el juego, valentía para ir a la red y, sobre todo, la actitud de un ganador.

Posiblemente un ídolo mundial

"Es un momento único para el tenis brasileño, un momento muy especial. Estamos viendo de primera mano el nacimiento de un ídolo, posiblemente un ídolo mundial", dijo a Relevo Luiz Carvalho, director del ATP 500 de Rio de Janeiro, un delicioso torneo de aires tropicales y con el Cristo Redentor como escenografía.

Es muy cierto que Fonseca no necesita nada para asegurarse su existencia, porque el dinero sobra en su familia. Podría, entonces, ser un flojo, levitar y vaguear por la vida. Por el contrario, es un deportista de alma, alguien que acepta y busca el sacrificio, alguien con pasión por lo que hace y sueños de campeón. No es lo habitual, ni en el tenis, ni en la vida.

Christiano Fonseca Filho, conocido como "Crico", es el padre de Joao y fundó "Inversor Profesional" (IP), la primera gestora de activos independiente de Brasil, en 1988. Según datos de Anbima, la asociación de gestoras brasileña, IP gestiona actualmente 2.500 millones de reales (unos 440 millones de dólares) en fondos de clientes. Christiano Fonseca paga la formación y el equipo que apoya al tenista. que en 2024 decidió dedicarse profesionalmente al tenis en lugar de estudiar e intentar jugar en una universidad de Estados Unidos, según destacó recientemente el diario deportivo "Lance".

Roberta Fonseca, madre de Joao, le dio a su hijo la genética de atleta, añade el periódico. Roberta jugó en el equipo juvenil de voleibol del Flamengo a principios de los 80 e incluso lo hizo con la ex estrella de la selección brasileña Dulce Thompson y Karin (medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000). Hoy, Roberta sigue jugando a alto nivel al voleibol en un equipo de veteranas.

Esa combinación de sabiduría financiera y de experiencia deportiva quizás explique que Fonseca sea mucho más maduro que Roger Federer a su edad, incluso que Novak Djokovic y Rafael Nadal. Juega un tenis caliente, de derecha devastadora y ambición constante, pero razona con una cabeza fría.

"El otro día le dije a los chicos que me pedían autógrafos. ¡pero si tú entrenas conmigo por las mañanas!", se reía el carioca esta semana, un tanto impactado por la cantidad de mensajes y la gente que le escribió tras alzar el trofeo en Buenos Aires, en una semana en la que derrotó a cuatro argentinos, todo un dato entre dos países que mantienen una gran rivalidad deportiva.

"Es un honor. Jugadores que son ídolos nacionales y mundiales. Neymar, Vinícius Júnior, Ronaldo… Son ídolos para mí, gente que yo consideraba intocable. Me felicitan y saben quién soy. Es sensacional. Creo que algunos niños dicen que soy un ídolo para ellos y yo digo que hace dos años veía a otras personas como ídolos, yo era más un fan. Han cambiado muchas cosas, como he dicho, y estoy muy contento con todo lo que está pasando…".

No solo él está contento

"Nuestros teléfonos no paran de sonar, es gente que quiere venir a ver a jugar a Joao, gente que probablemente antes no estaba interesada en el deporte y ahora sí", certifica Carvalho, que asegura no haber visto nada igual.

"Llevamos once años haciendo este torneo, y nunca he visto tantos niños detrás de los jugadores, ni siquiera cuando jugaba Nadal". Fonseca tendrá que aprender a lidiar con esa presión, no tiene otra salida. Y, para eso, su familia es fundamental.

Team8, la agencia de la que es co-propietario Federer, su ídolo, le ofreció representarlo, pero el brasileño, en declaraciones a CLAY meses atrás, explicó por qué su respuesta fue "no".

"Por ahora no tendré un agente, no firmaré en una agencia aún. Mis agentes son mis papás. Estamos viviendo el presente con calma, pensando muy bien, porque es algo para toda una carrera. Son decisiones importantes y estamos esperando para encontrar el buen camino y acertar".