El aviso de la rodilla, la factura de un maratoniano 2022 para Alcaraz
Después de 67 partidos en 18 torneos diferentes, el murciano admite que tiene problemas en la rodilla antes de debutar en Paris-Bercy.

Por muchos fuegos artificiales, copos de confeti y mordiscos a los trofeos, a veces conviene recordar que 2022 es la primera temporada completa de Carlos Alcaraz en el circuito profesional de tenis. Ese salto ha implicado un derroche físico y mental desconocido hasta ahora para el jugador de El Palmar y ha provocado que se enciendan las primeras luces de alarma con la rodilla.
"He tenido problemas en la rodilla. Todos los jugadores tienen problemas a final de año. No son demasiado serios", aseguraba el propio Alcaraz el lunes por la tarde en Paris-Bercy, su primer gran torneo como número uno del ranking mundial. Tiene razón: los achaques físicos son algo habitual en esta época del calendario. Que se lo digan si no a Rafael Nadal.
El balear se ha perdido incontables torneos en los meses de octubre y noviembre a lo largo de su dilatada trayectoria. Y no es el único, hay muchos ejemplos más. El circuito profesional tiene un calendario extenuante que hace que muchos tenistas lleguen al final del curso con la lengua fuera y las piernas en cuarentena.
"Me encuentro bien, al final de temporada salen a la luz los problemas físicos y es normal, hay que lidiar con ellos y mostrar la mejor versión", reflexionaba Alcaraz. A sus 19 años, el murciano ha tenido un curso lleno de emociones y cargado de partidos en el que apenas se ha tomado semanas de descanso. "Este año he jugado mucho", decía.
Un 2022 montado en el avión
Efectivamente, el español acumula ya 67 partidos en 18 torneos diferentes a lo largo de toda la temporada. En el top ten solo hay dos tenistas con más encuentros (Tsitsipas lleva ya 78 y Auger-Aliassime, 77) en un 2022 sin tregua para Alcaraz.
Siendo el número 32 del ranking mundial, empezó el 2022 en el Abierto de Australia (3ª ronda) y después viajó a Río de Janeiro (título), Marbella (Copa Davis), Indian Wells (semis) y Miami, donde celebró su primer título de Masters 1000. Sin apenas tiempo para saborearlo, se cogió un avión rumbo a Montecarlo (1ª ronda) y continuó la gira de tierra por Barcelona (campeón) y Madrid (campeón) antes de ausentarse de Roma por fatiga. Es uno de los pocos torneos a los que ha renunciado para darle un respiro al cuerpo.
Su año siguió con Roland Garros (cuartos) y Wimbledon (octavos) y en vez de prepararse para la gira americana, decidió probar suerte durante el verano en algunos de los torneos de tierra que se juegan en Europa por esa época. Perdió las finales de Hamburgo y Umag y viajó a Canadá, donde se despidió en primera ronda para la semana siguiente caer en los cuartos de Cincinnati. A principios de septiembre llegó su gran golpe con la conquista del US Open, pero a los pocos días estaba en Valencia defendiendo los colores de España en la Copa Davis.
La temporada continuó en Astaná (1ª ronda) y Basilea (semis), torneos en los que no mostró el nivel de tenis con el que asaltó la cima del tenis. Un frenazo en toda regla. Las molestias en la rodilla explicarían bien lo ocurrido la semana pasada en Basilea, donde sufrió la derrota más dura del año en un partido en el que se le vio cabizbajo y sin ese fuego que le caracteriza.
Ahora afronta el último mes de competición con la rodilla entre algodones. Después de Paris-Bercy, disputará las ATP Finals y cerrará el curso con la Copa Davis. Es bastante probable que acabe el año con cerca de 80 partidos disputados. El 2021 lo concluyó con 70 encuentros en total (51 triunfos y 19 derrotas), pero 21 de ellos no fueron en el circuito ATP. Ahora ya conoce la exigencia de un año full time como profesional.