TENIS

El estrés invisible de los campeones de Grand Slam: "Cuando tuve 20 minutos libres, me hicieron un control antidoping"

Madison Keys ganó en Australia su primer grande y se quedó muy sorprendida por todos los compromisos que tuvo.

Madison Keys, con la copa de campeona del Open de Australia 2025. /James Ross/AAP/dpa
Madison Keys, con la copa de campeona del Open de Australia 2025. James Ross/AAP/dpa
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Madison Keys no sabía lo que le esperaba la noche del 25 de enero en Melbourne justo después de conectar el winner de derecha que le proclamaba campeona del Open de Australia. La americana se llevó las manos a la cabeza, incrédula, y caminó a la red para abrazar a Aryna Sabalenka, la tenista que parecía indestructible. Keys estaba en una nube, en una dimensión desconocida para ella: era su primer título de Grand Slam y no tenía ni idea de todo lo que eso conllevaba.

Keys ya había levantado nueve títulos anteriormente, pero ninguno era de la categoría del Open de Australia. Eso eran palabras mayores. Ahora, unas semanas después del éxito y a punto de reaparecer en Indian Wells, la número cinco del ranking mundial ha explicado una parte que muchas veces es invisible para el gran público que sigue el tenis: todos los compromisos que tiene que atender un jugador después de ganar en alguno de los cuatro torneos del Grand Slam (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open).

Nada más acabar la final, comienza la ceremonia de premiación en la misma pista. Eso suele durar unos 20 minutos, con los discursos de los finalistas, del director de torneo y de algún representante de los patrocinadores. Y una vez se apagan los focos del estadio central, al campeón le esperan horas y horas de obligaciones. "Inmediatamente después de salir de la pista, fui a hacer seis entrevistas de televisión en directo y seguidas. Ni siquiera me había duchado y no había comido", ha señalado ahora Keys durante una entrevista con el podcast de la extenista australiana Rennae Stubbs. "En un momento, pensé: 'Tengo mucha sed. No he bebido ni un trago de agua y ha pasado como una hora de la final'".

"Después de acabar con las entrevistas, finalmente tuve 20 minutos libres y me hicieron un control antidopaje. Ya después me di una ducha, me comí todo lo que pude y estuve otras dos horas hablando con los medios de comunicación. Regresamos al hotel casi a las tres de la mañana y, por supuesto estaba como ¡No puedo dormir!"

"Le dije a mi agente: 'Ya terminé, no puedo hablar con nadie más, voy a guardar mi teléfono en un cajón"

Madison Keys

Sin embargo, los compromisos de Keys no habían acabado cuando por fin se durmió sobre las cinco de la mañana. La alarma le sonó bastante temprano en la mañana del domingo, a las ocho. Había todavía tarea por hacer. "Estaba como un zombie. Estaba tan feliz, pero también era como si ni siquiera hubiera asimilado nada de lo que me había pasado. Luego volamos a Nueva York y otro día entero de prensa".

"Regresé a Florida el martes por la noche porque antes de que comenzara la temporada ya habíamos acordado un compromiso para ese miércoles. Así que aterricé y tuve que volver y hacer más cosas al día siguiente", ha añadido Keys sobre aquellos días. "Probablemente, fue el jueves por la noche cuando finalmente le dije a mi agente 'Ya terminé, no puedo, voy a guardar mi teléfono en un cajón. No puedo hablar con nadie más, no puedo estar con mi teléfono, lo voy a guardar en un cajón'".