TENIS

La extraña lesión que retiró a Álex Corretja con 31 años: "No sabía ni qué era, estuve 8 días boca abajo"

El español colgó la raqueta en 2005 por un derrame en la mácula. "Esos ocho días fueron como una película interna de mi vida".

Álex Corretja golpea un revés durante el Masters Series de Montecarlo 2004. /AP Photo/Lionel Cironneau
Álex Corretja golpea un revés durante el Masters Series de Montecarlo 2004. AP Photo/Lionel Cironneau
Nacho Encabo

Nacho Encabo

El mundo va tan rápido, que muchos de los que escuchan ahora a Álex Corretja comentando y analizando el tenis en televisión nunca vieron al jugador catalán compitiendo sobre la pista, ni le vieron alzar la Copa de Maestros en aquel lejano 1998, ni le vieron auparse al puesto número dos del ranking mundial, ni le vieron alcanzar dos finales de Roland Garros.

Corretja, que en abril cumplirá 51 años, jugó su último partido como profesional hace dos décadas, en el torneo de Estoril que se disputó en abril de 2005. Por aquel entonces, llevaba ya un tiempo lejos de los grandes focos -ocupaba el puesto 153 del ranking ATP-, pero seguía entrenándose y empeñado en regresar. Sin embargo, un día, durante un entrenamiento, todo se fue al garete: fue a dar un golpe y su raqueta no llegó ni a rozar la pelota. Algo no iba bien. Empezó a notar que no veía bien, que su ojo izquierdo fallaba. Aunque él no lo sabía, aquello fue el principio del fin.

"Yo creo que el tema de la retirada es muy complejo, porque como que tú te pones un chandalito desde muy pequeño y en tu cabeza tienes un sueño. Quiero ser tenista, quiero ganar todo lo que pueda... Pero tú nunca dices 'Sueño en retirarme'. Es imposible, no sueñas con eso", señala Corretja durante una charla organizada por Relevo en el plató de Eurosport junto a Fernando Ruiz, el jefe de deportes de la casa.

Corretja y Ruiz hablan del modelo de negocio de Eurosport, de la relación tan especial que les une, de las ofertas que ha rechazado el extenista para ser entrenador... y también tratan el difícil momento que supone para un deportista afrontar la retirada. Y ahí Corretja recuerda ese capítulo que no muchos recuerdan: la extraña lesión de ojo que le hizo colgar la raqueta con 31 años.

"Yo ya había bajado en el ranking, estaba por ahí el 100 del mundo o así y un día, entrenando, empiezo a ver mal, muy mal. Y digo '¿Qué me pasa?' Y me voy al oculista, fui a un centro en Barcelona que se llama IMO y que tiene a unos especialistas buenísimos. Me hacen como una fotografía interna y me ven que tengo un derrame en la mácula", cuenta el extenista. "Yo le digo que no sé ni qué es la mácula y me explican que es algo que está detrás de la retina".

Corretja recuerda bien aquel día porque le sorprendió la forma tan coloquial en la que le hablaba el doctor. Luego se dio cuenta de que era Carlos Mateo, cuyo padre, Simón, era entonces el gerente del Real Club de Tenis Barcelona. "Entonces me dice que tenemos que operar. Y yo digo '¿operar el ojo?' Y me dice 'Sí, sí, tenemos que curar este derrame'", continúa el catalán. "Me operaron y luego estuve 8 días boca abajo, con dolor de cervicales y un poco como los que tienen desprendimiento de retina, que se están hasta 3 o 4 semanas boca abajo".

Corretja explica la lesión que le retiró: "No sabía lo que era". Sergio Cerqueira

La recuperación y la retirada de Corretja

Aunque han pasado 20 años, Corretja todavía no sabe muy bien por qué le ocurrió. Lo habitual es que este tipo de diagnósticos sean después de un golpe en el ojo. El extenista lo único que recuerda en ese sentido fue una patada que le dio su hija una noche mientras dormían juntos. Pero no sabe a ciencia cierta qué le provocó el derrame de mácula que acabó con su carrera.

Alex Corretja, en el Masters de Madrid 2004, uno de sus últimos torneos como profesional.  Ignacio Gil
Alex Corretja, en el Masters de Madrid 2004, uno de sus últimos torneos como profesional. Ignacio Gil

 La operación salió bien y Corretja recuperó el 70% de la visión del ojo izquierdo. Pero jugar al tenis era una quimera en esas condiciones. "Estuve como seis o siete meses para recuperarme, pero ya nunca volví a ver al 100% y perdía un montón la distancia con la pelota".

"Entonces, cuando volví una ya tenía 30 o 31 años y la visión, aunque la recuperé en muy buen estado, un trabajo excelente por parte del médico, pero no para volver a jugar... Y fue complejo porque son meses en los que te vas mentalizando de que ya no vas a volver y que no vas a sentir nunca más esa sensación de estar en pista, de ganar un partido importante, de los nervios, la adrenalina, pero a la vez me sirvió para darme cuenta de lo afortunado que había sido durante toda mi vida", añade Corretja. "Esos 8 días boca abajo iba pensando, era como una película de mi vida interna de 'Guau, qué afortunado que esto me ha pasado cuando ya mi carrera estaba de bajada'. Yo ya no iba a ganar un Grand Slam, que en principio era el título que me hubiera gustado materializar".