TENIS

Carlos Moyà señala el abismo que separa a Nadal del resto: "Hoy en día es muy difícil no faltar el respeto"

El entrenador de Nadal participa en la ceremonia de graduación de la Academia y hace un balance de su relación con el campeón de 22 Grand Slam.

Carlos Moyà y Rafael Nadal, durante la ceremonia de graduación de la Rafa Nadal Academy. /EFE/ Cati Cladera
Carlos Moyà y Rafael Nadal, durante la ceremonia de graduación de la Rafa Nadal Academy. EFE/ Cati Cladera
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Una de las grandes diferencias entre Novak Djokovic y Rafael Nadal se puede ver en la forma en la que los dos tenistas se dirigen a su banquillo cuando las cosas no van bien en la pista. El serbio, de sangre caliente, ha tenido incontables encontronazoscon su equipo a la vista de todo el mundo, mientras que el español nunca se ha dirigido a los suyos con gritos o palabras malsonantes.

Goran Ivanisevic, entrenador de Djokovic entre 2018 y principios de 2024, admitió recientemente que Nole tenía permitido decir y gritar cualquier cosa a su equipo durante los partidos. "Novak es así, era igual con Becker, con Marian, simplemente funciona así. En la comunicación en la pista, y lo hemos hablado cientos de veces, estaba todo permitido. Sus gritos nunca me incomodaron y la mitad ni siquiera los podía oír porque son estadios muy grandes y hay mucho ruido". dijo Ivanisevic en una entrevista publicada en abril por el medio Sport Klub.

"¿Que está gritando? Hay que liberar esa energía de alguna manera y para mí es lo normal. Yo también fui jugador y sé lo que es. Novak es un genio que normalmente encuentra la manera de gritar. Pero luego, cuando no gritaba, la gente se preguntaba qué estaba pasando, como si debiera haber una discusión. Hiciera lo que hiciera en la cancha, nunca fue suficiente para la gente", añadió Ivanisevic.

Todo eso es imposible de ver en la figura de Nadal. El español, campeón de 22 Grand Slam, es la antítesis de Djokovic en ese sentido. Y ha sido justamente la palabra que resume todo eso, respeto, la que ha elegido esta semana Carlos Moyà para centrar su discurso durante la ceremonia de graduación de la Rafa Nadal Academy.

El discurso de Moyà en la Academia de Nadal

"Espero que estos años aquí no solo hayáis estudiado, hayáis jugado al tenis y os hayáis divertido, sino que hayáis observado a vuestro alrededor. Difícilmente vais a tener un mejor modelo, un mejor espejo que Rafa Nadal y sus valores", ha arrancado el entrenador del exnúmero uno delante de los alumnos que se graduaban. "Cuando hablamos de sus valores, hablamos de perseverancia, resiliencia, ética de trabajo, levantarse después de caer y humildad. Podemos hablar de muchos más, pero para mí el que tiene más mérito es el respeto. Con mayúsculas".

El discurso completo de Carlos Moyà en la graduación. Rafa Nadal Academy by Movistar

Moyà conoció a Nadal a finales de los años 90. Él estaba ya entre los mejores tenistas del mundo y tenía 21 años. Nadal, en cambio, era un niño de 11 años que prometía mucho. Después, con el tiempo, forjaron una gran amistad en el circuito y en 2016, tras su retirada, Moyà entró a formar parte del equipo técnico de Nadal.

"Cuando empecé a trabajar con Rafa hace ocho años no diría que tenía preocupación, pero sí curiosidad sobre hacia dónde iba a ir mi relación con él", ha indicado Moyà, que fue campeón de Roland Garros en 1998 y número uno del mundo. "Cuando él tenía 11 años nos conocimos. A los 14 empezamos a entrenar de manera asidua. A los 16 me ganó por primera vez y sabía que no iba a ser la última. Hablando de respeto, creo que esa vez no me respetaste, ganándome siendo un chaval. Pero lo acepté", ha añadido Moyà en tono de broma con una sonrisa.

"Hay derrotas, hay lesiones, malos momentos y tienes el corazón a 180 o 200 pulsaciones en la final de un Grand Slam. En ningún momento me faltó el respeto"

Carlos Moyà

Sentado en primera fila y mirándole fijamente, Nadal también ha mostrado una sonrisa cómplice ante las palabras de su entrenador. Después, Moyà ha continuado con su discurso para centrarse en ese valor que tanto realza de su pupilo, el respeto.

"Hemos vivido juntos innumerables situaciones tanto dentro como fuera de la pista. La relación fue evolucionando, fuimos rivales, fuimos compañeros de dobles, ganamos la Copa Davis en el mismo equipo... Esa Copa Davis significó emocionalmente uno de los mejores momentos de mi vida y el hecho de que él estuviera al lado lo hizo más especial todavía".

"Pero mi rol cambiaba, empezamos a trabajar juntos y ahí hablamos de exigencia, de decirle cosas que a lo mejor no quiere oír, de intentar convencerle de cosas que a lo mejor eran nuevas para él. Viajas, hay desgaste, pasas muchas horas juntos, hay distintas opiniones, hay derrotas, hay lesiones, malos momentos y tienes el corazón a 180 o 200 pulsaciones en la final de un Grand Slam. En ningún momento me faltó el respeto a mí, ni al equipo, ni a su familia, ni a nadie de su entorno. Si veis deporte en televisión, no solo tenis, sino cualquier deporte, os vais a dar cuenta de que eso es muy difícil de ver hoy en día. El respeto que ha tenido hacia la gente de su alrededor es increíble. Para mí, es uno de los mayores valores que él tiene".