TENIS

Las WTA Finals no llenan el estadio ni con entradas a seis dólares

El torneo que reúne a las ocho mejores tenistas del mundo está siendo un fiasco pese a que la organización ha rebajado las entradas ante el poco interés del público.

Imagen general del Dickies Arena de Texas en el que se están jugando las WTA Finals. /George WalkerIcon Sportswire via Getty Images
Imagen general del Dickies Arena de Texas en el que se están jugando las WTA Finals. George WalkerIcon Sportswire via Getty Images
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Están las ocho mejores tenistas del mundo, la crème de la crème, hay dos jugadoras estadounidenses y se pone en juego el título más prestigioso después de los cuatro Grand Slam. Pero las gradas están prácticamente vacías, un nuevo bofetón a un circuito femenino cada vez más tocado.

El 31 de octubre arrancaron las WTA Finals en Fort Worth (Texas) con el debut de la número uno americana, Jessica Pegula, y solo había un par de centenares de personas en las gradas del Dickies Arena. Es cierto que era el día de Halloween, una fiesta muy tradicional y familiar en Estados Unidos, pero en los días siguientes apenas mejoró la imagen. Y eso que la organización redujo los precios para intentar atraer al público local: para el martes había tickets por seis dólares.

"Espero que veamos esto lleno pronto", suspiraba la número uno del mundo, Iga Swiatek, tras ganar su encuentro del martes. "Realmente lo espero porque me gusta la energía que te da el público". Sus deseos no se cumplieron ni miércoles ni jueves. Se espera que la imagen mejore el fin de semana y el lunes con las semifinales y la final, pero todavía hay miles de entradas a la venta para el partido por el título.

El Dickies Arena tiene una capacidad para 14.000 personas, pero en esta ocasión no se ha habilitado el último anillo y se ha reducido el aforo a poco más de 9.000 asientos. Para la final del lunes hay más de 3.200 sin vender y eso que hay entradas por solo 30 dólares. "Quizás es un estadio demasiado grande para nosotros", apuntaba esta semana el jefe de la WTA, Steve Simon, en una entrevista con AP.

Para poner en contexto: dentro de diez días arrancan en Turín las ATP Finals, el mismo torneo pero en el circuito masculino, y quedan muy pocas entradas disponibles. Para la final, por ejemplo, se han puesto a la venta 15.000 y el precio de las pocas que no se han vendido arranca en 300 euros.

El Dickies Arena durante las WTA Finals.
El Dickies Arena durante las WTA Finals.

Sin Serena no hay paraíso

La fotografía de Fort Worth es un duro golpe para la WTA, una organización que ha ido perdiendo lustre en la última década. Tras la época dorada en los 80 y 90 con jugadoras como Martina Navratilova, Chris Evert. Stefi Graff o Monica Seles aparecieron nuevos fenómenos como Martina Hingis, las hermanas Williams o Justine Henin en los 2000. La vigencia de Serena Williams permitió mantener viva la llama, pero con su retirada este septiembre el tenis femenino se ha quedado en los huesos. Además del positivo por dopaje de Simona Halep, las Swiatek, Gauff, Jabeur, Badosa y compañía no consiguen impulsar un circuito que tendrá que reinventarse o rezar por la aparición de nuevas estrellas marketinianas.

Uno de los problemas de estas WTA Finals es que la organización no decidió la sede hasta hace dos meses. Este torneo debería disputarse en China, pero la WTA decidió romper relaciones con el gigante asiático por el polémico caso de la tenista Peng Shuai y a mediados de septiembre anunció la nueve sede. Promover un evento de estas características en tan poco tiempo es muy difícil. Tampoco ayudó la elección del escenario: Fort Worth es prácticamente una ciudad dormitorio de Dallas y todos los ojos de los aficionados al deporte en Texas están puestos ahora mismo en los Cowboys de la NFL, en Doncic y los Mavericks y en las Series Mundiales de béisbol.