Medvedev monta un escándalo en Montecarlo tras un error grosero del juez de silla: "¡Abre los ojos, haced algo!

Nueva imagen polémica de Daniil Medvedev en el día en el que ha sentenciado su participación en el Masters 1000 de Montecarlo. Si ayer durante su partido contra Gael Monfils, ya tuvo su primer momento polémico con Mohamed Lahyani al encararse por el ojo de halcón, hoy el damnificado de la ira del jugador ruso ha sido el histórico juez de silla, Carlos Bernardes, uno de los jueces de silla más controvertidos del circuito, famoso por haber sacado de quicio hasta a Rafa Nadal en más de una ocasión.

El enfado de Medvedev ocurrió en el segundo set del partido de octavos de final contra Kharen Khachanov. El ruso número cuatro del mundo, que había perdido la primera manga, vio cómo, con 5-5, saque y 15-30, Carlos Bernardes no cantó mala una bola de Khachanov que se había ido fuera, con el agravante de que además, en tierra batida, las bolas dejan huella. La situación desconcentró y desesperó a Medvedev, que no pudo remontar el juego y, tras hacer una doble falta con 30-40, perdió su saque, las formas y lanzó la raqueta contra la valla. La cosa no quedó ahí, porque en el descanso, con 5-6 en contra, Carlos Bernardes volvió a equivocarse y le mandó a Medvedev un fisio cuando él no lo había pedido. El enfado del ruso se acrecentó más si acabe hasta el punto de que acabó discutiendo con el supervisor del torneo, Cedric Mourier, como se puede ver en el vídeo.

"¿Quién tomará medidas? Ayer la pelota era mala. Se cantó buena. Esta vez también ha sido mala. ¿Quién asumirá la responsabilidad? No es mi responsabilidad arbitrar los partidos. Es este tipo con gafas. No necesita gafas porque no se ve nada. Es un 15-30 con 5-5. ¿Por qué? Es el segundo día consecutivo. Abre los ojos. Abre los malditos ojos. Haced algo. Era fuera", recriminó Medvedev en pleno momento de ira. La situación ya no tenía remedio, porque el lanzamiento de la raqueta provocó un punto de penalización extra para el ruso, que comenzó el juego final del partido perdiendo automáticamente por 15-0.

Precisamente un día antes, el ruso ya había declarado su intención de tratar de controlar este tipo de escenas que en más de una ocasión le han colocado en el centro de la polémica. "Sabiendo quién soy y de dónde vengo en términos de actitud, a veces me volveré loco en la cancha, ya sea por mí mismo, por mi equipo, el público, el árbitro… A veces pasará. Estoy intentando trabajar para que me vuelva loco menos veces y afecte menos a mi juego". La antesala de lo que ha vuelto a ser un numerito del número 4 del mundo.